viernes, 11 de noviembre de 2011

the unbecoming of mara dyer -capitulo 2-3


Después


capitulo 2
Hospital Providence Rhode Island.


Abrí mis ojos. Una persistente máquina pitaba rítmicamente a mi izquierda. Miré a mi derecha. Otra máquina siseaba junta al buró. Mi cabeza dolía y estaba desorientada. Mis ojos lucharon para interpretar las posiciones de las manecillas del reloj al lado de la puerta del baño. Escuché voces fuera de mi habitación. Me senté en la cama del hospital, las finas almohadas se arrugaron debajo de mí, mientras me removía para intentar escuchar. Algo hizo cosquillas a la piel debajo de mi nariz. Un tubo. Traté de mover mis manos para apartarlo pero cuando miré hacia mi cuerpo descubrí más tubos. Agujas encajadas que sobresalían en mi piel. Sentí un tirón mientras movía mis manos y mi estómago cayó hasta mis pies.

—¡Quítenlos! —susurré al aire. Podía ver donde el afilado acero entraba en mis venas. Mi respiración se acortó y un gritó se elevó en mi garganta.

—Quítenlos —dije, más fuerte esta vez.

—¿Qué? —preguntó una voz pequeña, cuyo origen no podía ver.

—¡Quítalos! —grité.

Varios cuerpos llenaron la habitación; Pude ver el rostro de mi padre, frenético y más pálido que de costumbre. —Tranquilízate, Mara.

Y entonces vi a mi pequeño hermano, Joseph, con sus ojos muy abiertos y asustado. Manchas oscuras borraron las caras de todos, y luego todo lo que pude ver era un bosque de agujas y tubos, y sentí esa sensación apretada contra mi piel seca. No podía pensar. No podía hablar. Pero todavía podía moverme. Arañé mi brazo con una mano y arranqué el primer tuvo. El dolor fue violento. Me dio algo en que aferrarme.

—Sólo respira. Estás bien. Estarás bien.

Pero no estaba bien. Ellos no estaban escuchándome, y necesitaba quitarme las agujas. Traté de decírselos, pero la oscuridad crecía, tragándose la habitación.

—¿Mara?

Parpadeé, pero no vi nada. El zumbido y siseo se habían detenido.

—No luches contra esto, cariño.

Mis parpados revolotearon con el sonido de la voz de mi madre. Ella se inclinó sobre mí, ajustándome una de las almohadas, y un mechón de cabello oscuro cayó sobre su piel almendrada. Traté de moverme, pero apenas podía levantar mi cabeza. Vislumbré dos rostros de enfermeras detrás de ella. Una de ellas tenía una mancha roja en su mejilla.

—¿Que está mal conmigo? —susurré con voz ronca. Mis labios se sentían como papel.

Mi madre apartó un mechón sudoroso de cabello de mi rostro. —Te dieron algo para relajarte.

Inhalé. El tubo debajo de mi nariz se había ido. Y los de mis manos, también. Fueron reemplazados por vendas blancas envolviendo mi piel. Manchadas de sangre por la hemorragia.

Algo salió de mi pecho y un profundo suspiro estremeció mis labios. La habitación cambió un poco, ahora las agujas se había ido.

Mire hacia mi padre, sentado cerca de la pared más lejana, mirándome impotente. —¿Qué ocurrió? —pregunté vagamente.

—Tuviste un accidente, cariño —respondió mi madre. Mi padre me miró a los ojos, pero no dijo nada. Mamá estaba encargándose del asunto.

Mis pensamientos eran confusos. Un accidente. ¿Cuándo?

—¿El otro conductor…? —Comencé, pero no pude terminar.

—No fue un accidente de auto, Mara —La voz de mi madre fue calmada. Constante. Era su voz de psicóloga, noté—. ¿Qué es lo último que recuerdas?

Sólo despertar en la habitación del hospital, o ver los tubos unidos a mi piel—más que cualquier cosa—esa pregunta me desalentaba. La miré más de cerca por primera vez. Sus ojos tenían sombras, y sus uñas, normalmente con perfectamente arreglas estaban mordidas.

—¿Qué día es hoy? —pregunté en voz baja.

—¿Qué día crees que es? —Mi madre ama responder preguntas con preguntas.

Froté mis manos sobre mi cara. Mi piel parecía susurrar al entrar en contacto. —¿Miércoles?

Mi madre me miró con precaución. —Domingo.

Domingo. Aparté la mirada de ella, mis ojos vagaron por la habitación del hospital en su lugar. No había notado las flores antes, pero estaban por todas partes. Un jarrón de rosas amarillas estaba justo al lado de mi cama. Las favoritas de Rachel. Una caja con cosas de la casa estaban colocadas en una silla al lado de la cama; Una vieja muñeca de trapo que mi abuela me había dejado cuando era una bebé descansaba con un brazo inerte en el borde.

—¿Qué recuerdas, Mara?

—Tuve un examen de historia el miércoles. Manejé a casa de la escuela y…

Revolví mis pensamientos, mis recuerdos. Yo, entrando en nuestra casa. Agarrando una barra de cereal en la cocina. Caminando hacia mi dormitorio en el primer piso, agarrando mi mochila y tomando Sófocles, la Traquinias. Escribiendo. Luego, dibujé en mi cuaderno de bocetos. Entonces, nada.

Un temor lento y progresivo serpenteó alrededor de mi vientre. —Sólo eso —Le dije, levantando la mirada a su cara.

Un músculo sobre el parpado de mi madre se movió mientras hizo una mueca. —Fuiste al Termelane… —comenzó.

Oh, Dios.

—El edificio colapsó. Alguien reporto eso sobre las tres a. m. Jueves. Cuando la policía llegó, te escucharon.

Mi padre aclaró su garganta. —Estabas gritando.

Mi madre le disparó una mirada antes de girarse hacia mí. —A pesar de la manera en que el edifico se derrumbó, tú fuiste enterrada dentro de una bolsa de aire, en el sótano, pero estaban inconsciente cuando llegaste aquí. Es posible que te desmayaras por deshidratación, pero es posible que algo te cayera encima y te golpeara. Tienes algunas contusiones —dijo ella, empujando a un lado mi cabello.

Miré al lado de ella, y vi su torso que se reflejaba en un espejo sobre el lavabo. Me pregunté cómo tendría “un par de contusiones” cuando una construcción había caído sobre mi cabeza.

Traté de levantarme. Las enfermeras en silencio se tensaron. Actuaban más como guardias.

Mis articulaciones protestaron mientras estiré mi cabeza sobre el cabecero de la cama para ver. Mi madre miro hacia el espejo conmigo. Ella estaba bien; una sombra azulada se desvanecía sobre mi mejilla derecha. Empujé mi cabello oscuro hacia atrás para ver más de mi cuerpo, pero eso era todo. Sobre todo, yo parecía… normal. Normal para mi, y normal, y punto. Mi mirada cambió a mi madre. Éramos tan diferentes. Yo no tenía ninguno de sus exquisitos rasgos de la India; ni su perfecta cara ovalada o su suave cabello negro. En su lugar, mi nariz era la de mi padre, y su mandíbula se reflejaba en la mía. Y excepto por un moretón, no parecía como si un edificio hubiera colapsado sobre mí, en absoluto. Entrecerré mis ojos hacia mi reflejo, entonces me incliné contra mis almohadas y miré hacia el techo.

—Los doctores dijeron que vas a estar bien —mi madre sonrió débilmente—. Puedes venir a casa esta noche si te sientes lo suficientemente bien.

Miré a las enfermeras. —¿Por qué están ellas aquí? —pregunté a mi madre, mirándolas fijamente. Ellas me asustaban.

—Ellas han estado cuidándote desde el miércoles —dijo. Asintió hacia la enfermera con la mejilla enrojecida—. Ella es Carmella —dijo, entonces señaló a la otra enfermera—. Y esta es Linda.

Carmella, la enfermera con la mejilla enrojecida sonrió, pero no era sincera. —Te despertaste algo alterada.

Mi frente se arrugó. Miré a mi madre.

—Entraste en pánico cuando despertaste, y ellas han estado aquí por si despertabas, en caso de que tú… siguieras desorientada.

—Ocurre todo el tiempo —dijo Carmella—. Y si te sientes mejor ahora, podemos irnos.

Asentí, mi garganta estaba seca. —Gracias. Lo siento.

—No hay problema, dulzura —dijo. Sus palabras sonaron falsas. Linda no había dicho ninguna palabra durante todo el tiempo.

—Déjenos saber si necesitas algo —Dieron media vuelta y caminaron de forma sincronizada fuera de la habitación, dejándome a mí y a mi familia a solas.

Me alegré de que se hubieran ido. Y entonces noté que mi reacción con ellas no fue probablemente normal. Tenía que concentrarme en algo más. Mis ojos recorrieron la habitación, y finalmente aterrizaron en el buró, en las rosas. Eran frescas, sin marchitarse. Me pregunté cuando las trajo Rachel.

—¿Vino a visitarme?

El rostro de mi madre se ensombreció. —¿Quién?

—Rachel.

Mi padre hizo un ruido extraño y hasta mi madre, mi práctica y perfecta madre, parecía incómoda.

—No —dijo mi madre—. Esas son de sus padres.

Algo en la manera en que lo dijo me hizo temblar. —Entonces, ella no me ha visitado —dije en voz baja.

—No.

Tenía frío, demasiado frío, pero comencé a sudar. —¿La has llamado?

—No, Mara.

Su respuesta hizo que me dieran ganas de gritar. Alargué mi brazo en su lugar. —Dame tu teléfono. Quiero llamarla.

Mi madre trató de sonreír y fracasó estrepitosamente. —Vamos a hablar de esto más tarde, ¿De acuerdo? Necesitas descansar.

—Quiero llamarla ahora —Mi voz fue casi un gruñido. Estaba cerca de comenzar a gritar.

Mi padre lo sabía. —Ella estaba contigo, Mara. Claire y Jude, también —dijo.

No.

Algo apretó mi pecho y apenas pude conseguir respirar para hablar. —¿Están en el hospital? —pregunté, porque así tenía que ser, a pesar de que sabía la respuesta sólo con mirar la cara de mis padres.

—Ellos no sobrevivieron —dijo mi madre lentamente.

Esto no estaba ocurriendo. Esto no podía estar pasando. Algo viscoso y horrible comenzó a subir por mi garganta.

—¿Cómo? ¿Cómo murieron? —me las arreglé para preguntar.

—El edificio se derrumbó —dijo mi madre calmadamente.

¿Cómo?

—Era un edificio viejo, Mara. Tú sabes eso.

No podía hablar. Por supuesto que sabía eso. Cuando mi padre se mudó a casa en Rhode Islad después de la escuela de leyes, él había representada a la familia de un chico que había quedado atrapado dentro del edificio. Un chico que murió. Daniel me había prohibido ir allí, no era algo que mi perfecto hermano mayor llegaría a hacer. Ni es algo que yo llegara a hacer.

Pero por alguna razón, lo hice. Con Rachel, Claire, y Jude.

Con Rachel. Rachel.

Tuve una repentina imagen de Rachel caminando valientemente al jardín de niños, tomándome de la mano. De Rachel apagando las luces de su dormitorio y diciéndome sus secretos, después de que ella escuchara los míos. No había tiempo para procesar las palabras “Claire y Jude, también”, porque la palabra “Rachel” llenaba mi mente. Sentí las lágrimas calientes bajar por mis mejillas.

—¿Qué pasa si… si ella está atrapada, también? —pregunté.

—Cariño, no. La buscaron. La encontraron… —mi madre se detuvo.

—¿Qué? —demandé, mi voz salió chillona—. ¿Qué encontraron?

Ella me consideró. Me estudió. No dijo nada.

—Dime —dije, mi voz era filosa como una navaja—. Quiero saber.

—Encontraron… sus restos —dijo vagamente—. Se han ido, Mara. Ellos no sobrevivieron.

Restos. Piezas, eso es lo que ella quiso decir. Una oleada de náuseas sacudió mi estómago. Quería vomitar. Miré fijamente las rosas amarillas que la madre de Rachel trajo, cerré con fuerza mis ojos y busqué un recuerdo, cualquier recuerdo, de esa noche. Porque fuimos allí. Que es lo que estábamos haciendo allí. Que los mató.

—Quiero saber todo lo que ocurrió.

—Mara…

Noté su tono conciliador y mis dedos se curvaron en forma de puños alrededor de mis sabanas. Ella estaba tratando de protegerme, pero ella me estaba torturando en cambió.

—Tienes que decirme —supliqué, mi garganta estaba llena con ceniza.

Mi madre me miró con ojos vidriosos y con el corazón roto. —Lo haría si pudiera, Mara. Pero tú eres la única quien lo sabe.

Capítulo 3
capitulo 3


Cementerio Laurelton Memorial, Rhode Island


El sol reflejaba el pulido ataúd de caoba de Rachel, cegándome. Me quede mirándolo, dejando que la luz atravesara mis córneas, con la esperanza de que las lágrimas vinieran. Debería llorar. Pero no podía.

Todo el mundo podía, sin embargo, y lo hacía. Personas con las que ella nunca habló, personas que ni siquiera le agradaban. Todo el mundo de la escuela estaba aquí, reclamando un pedazo de ella. Todos, excepto Claire y Jude. Su funeral sería esa tarde.

Este era un día gris y blanco, un duro día de invierno. Uno de mis últimos.

El viento soplando azotaba mis rizos contra mis mejillas. Un puñado de personas me separaron de mis padres, las siluetas negras contrarrestaban contra los pocos colores, con el cielo indómito. Me estremecí dentro de mi abrigo y lo apreté más fuerte alrededor de mi cuerpo, protegiéndome a mí misma de la mirada fija de mi madre. Ella había estado observando mis reacciones desde que me dieron de alta en el hospital; Ella fue la primera en llegar esa noche cuando mis gritos despertaron a los vecinos, y ella fue la única que me sorprendió llorando en mi armario el día siguiente. Pero fue sólo después de que me encontrara dos días después aturdida y parpadeando y sosteniendo un trozo de espejo roto en mi mano ensangrentada que ella insistió en conseguir ayuda.

Lo que conseguí fue un diagnostico. Estrés post-traumático, dijo el psicólogo. Pesadillas y alucinaciones serían normal en mi vida, aparentemente, y algo en mi comportamiento en el consultorio del psicólogo hizo recomendar un largo periodo en un centro de cuidados.

No podía permitir que eso ocurriera. En cambio, yo recomendé mudarnos.

Recuerdo la manera en que los ojos de mi madre se entrecerraron cuando se lo informe hace un par de días después de esa sesión desastrosa. Con demasiado cuidado. Con demasiada precaución, como si hubiera una bomba debajo de su cama.

—Realmente creo que esto podría ayudar —dije, sin creerlo en absoluto. Pero había tenido la misma pesadilla por dos noches, y el episodio en el espejo no recuerdo aparentemente si fue el primero suceso. El psicólogo estaba exagerando, al igual que mi madre.

—¿Por qué piensas eso? —La voz de mi madre fue casual y natural, pero sus uñas estaban mordidas totalmente.

Traté de recordar la mayoría de la conversación que había tenido con el psicólogo.

—Ella estaba siempre en esta casa… no puedo mirar algo sin pensar en ella. Y si regreso a la escuela, la veo allí, también. Pero quiero regresar a la escuela. Necesito hacerlo. Necesito pensar en otra cosa.

—Hablaré con tu padre sobre esto —dijo ella, sus ojos buscaban en mi rostro. Pude ver en cada arruga en su frente, en cada inclinación en su barbilla, que ella no entendía cómo su hija pudo haber llegado hasta aquí —Cómo pude haberme escapado de la casa y terminar en el última lugar en el que debía estar. Ella me había preguntado demasiadas veces, pero por supuesto que no tenía respuesta.

Escuché la voz de mi hermano de la nada. —Creo que casi ha terminado —dijo Daniel.

Los latidos de mi corazón se volvieron lentos mientras levanté la mirada hacia mi hermano mayor. Y como él predijo, el sacerdote nos pidió a todos inclinar nuestras cabezas y rezar.

Me removí incómoda, el césped débil crujía debajo de mis botas, y miré a mi madre. No éramos religiosos y francamente no estaba segura de que hacer. Si había algún protocolo de cómo debía de comportarme en el funeral de mi mejor amiga, yo no obtuve el memorándum. Pero mi madre inclinó su cabeza, su corto cabello negro cayó contra su perfecta piel mientras me evaluaba, me examinaba, para ver que haría. Aparté la mirada.

Después de una eternidad de segundos, las cabezas se levantaron ansiosas de que esto terminada, y la multitud se disolvió. Daniel estuvo a mi lado mientras mis compañeros de clases tomaban sus turnos para decirme cuando lo lamentaban, prometiendo estar en contacto después de la mudanza. No había asistido a la escuela desde el día del accidente, pero algunos de ellos habían ido a visitarme en el hospital. Probablemente sólo por curiosidad. Nadie me preguntó que ocurrió, y estaba feliz porque no podía decírselos. Yo todavía no lo sabía.

Graznidos penetraron el silencioso ambiente del funeral mientras cientos de aves negras sobrevolaron la zona con su batir de alas. Se pararon sobre un grupo de árboles sin hojas que daba hacia el estacionamiento. Incluso los árboles estaba vestidos de negro.

Me enfrenté a mi hermano. —¿No te estacionaste debajo de esos cuervos?

Asintió, y comenzó a caminar a su auto.

—Genial —dije mientras lo seguía—. Ahora vamos a tener que esquivar la mierda de todo ese rebaño de pájaros.

—Bandada.

Me detuve. —¿Qué?

Daniel se dio la vuelta. —Se llama bandada de cuervos. No un rebaño. Y sí, vamos a tener que esquivar la materia fecal, ¿O quieres irte con mamá y papá?

Sonreí, aliviada sin saber por qué. —Paso.

—Ya pensaba eso.

Daniel me esperaba y estaba agradecida por el escape. Miré hacia atrás para asegurarme de que mi madre no estaba observándome. Pero ella estaba ocupada hablando con la familia de Rachel, a quien nosotros conocíamos desde hace años. Era demasiado fácil olvidar que mis padres dejaban todo detrás, también; mi padre practicaba leyes, mi madre tenía sus pacientes. Y Joseph, a pesar de tener doce, accedió a dejar a sus amigos sin quejarse. Cuando pensaba sobre ello, sabía que había ganado la lotería con mi familia. Hice una nota mental para comportarme de manera obediente con mi madre. Después de todo, no era su culpa por tener que mudarnos.

Era mía.

sábado, 5 de noviembre de 2011

the unbecoming of mara dyer -prologo - capitulo 1


Prólogo

Mi nombre no es Mara Dyer, pero mi abogado me dijo que tenía que elegir algo, un seudónimo, un nombre de pluma, para todos los que aplicaremos en los exámenes de admisión universitarios. Sé que tener un nombre falso es extraño, pero créeme—es la cosa más normal en mi vida justa ahora. A pesar que decirte eso no es probablemente lo más inteligente. Pero sin mi gran boca, nadie podría saber que alguien de diecisiete años como el Death Cab for Cutie era el responsable de los asesinatos. Nadie podría saber que en algún lugar había un estudiante normal con un contador de cuerpos. Y es importante que sepas esto, así no serás el siguiente.

Comenzó con el cumpleaños de Rachel. Esto es lo que recuerdo.

“Mara Dyer”
Nueva York

Capítulo I: Antes


Traducido por Mery Shaw


Laurelton, Rhode Island

Las coloridas letras cursivas en el tablero se retorcieron a la luz de las velas, haciendo que las letras y los números bailaran en mi cabeza. Estaban mezcladas e indistinguibles, como una sopa de letras. Cuando Claire empujó la pieza en forma de corazón hacia mi mano, me sorprendí. No era normalmente nerviosa, y esperaba que Rachel no pudiera notarlo. El tablero de Ouija fue su regalo favorito esa noche, y Claire se lo había dado. Yo le di un brazalete. Ella no lo estaba usando.

Arrodillándome sobre la alfombra, pasé la pieza a Rachel. Claire negó con su cabeza, rechazando con desprecio. Rachel dejó la pieza.

—Es sólo un juego, Mara —sonrió, sus dientes parecían más blancos en la penumbra. Rachel y yo habíamos sido amigas desde el preescolar, y donde ella era oscura y salvaje, yo era pálida y precavida. Pero no tanto cuando estábamos juntas. Ella me hacía sentir audaz. Normalmente.

—No tengo nada que preguntarle a gente muerta —dije. Y a los dieciséis, era demasiado grande para eso, pero no lo dije.

—Pregunta si a Jude podrías volver a gustarle.

La voz de Claire era inocente, pero yo la conocía mejor. Mis mejillas ardieron, pero sofoqué el impulso de golpearla y reírme de eso. —¿Puedo preguntar por un auto? ¿Cómo que me traerá Santa?

—En realidad, ya que es mi cumpleaños, yo voy primero —Rache puso sus dedos en la pieza. Claire y yo la seguimos.

—¡Oh! Rachel, pregúntale cómo vas a morir.

Rachel chilló estando de acuerdo, y le disparé una mala mirada a Claire. Desde que se mudo aquí hace seis meses atrás, ella se había aferrado a mi mejor amiga como una sanguijuela hambrienta. Su misión en la vida era hacerme sentir como un estorbo, y me torturaba por mi enamoramiento con su hermano, Jude. Yo estaba equitativamente molesta con ambos.

—Recuerda que no debes moverla tú —me ordenó Claire.

—Lo entiendo, gracias. ¿Algo más?

Rachel interrumpió antes de que pudiéramos comenzar a pelear. —¿Cómo voy a morir?

Las tres observamos el tablero. Mis pantorrillas estaban adoloridas por estar arrodillada sobre la alfombra de Rachel por tanto tiempo, y la parte trasera de mis rodillas se sentía húmeda. Nada ocurrió.

Entonces, algo sucedió. Nos miramos las unas a las otras mientras la pieza se movía debajo de nuestras manos. Fue un semi circulo en el tablero, pasando de la A hasta la K, y deslizándose a la L.

Se quedó fijamente en la M.

—¿Te mataran? —La voz de Claire estaba empapada con excitación. Ella era tan superficial. ¿Qué veía Rachel en ella?

La pieza se deslizó en la dirección equivocada. Fue la R, pero volvió de regreso al inició.

Aterrizó en la A.

Rachel parecía confundida. —¿Masacrada?

—¿Mutilada? —preguntó Claire—. Quizás comiences un incendio forestar y te comerá el oso Smokey1. —Rachel rió, disolviendo el pánico que se había asentado en mi estómago. Cuando nos sentamos a jugar había tenido que resistir el deseo de rodar mis ojos dramáticamente hacia Claire. Ahora, ya no tanto.

La pieza zigzagueó a través del tablero, cortando su risa.

R.

Permanecimos en silencio. Nuestros ojos no abandonaron el tablero mientras la pieza se movía desde atrás hacia el principio.

La A.

Luego se detuvo.

Esperamos que la pieza señalara las siguientes letras, pero se quedó quieta. Después de tres minutos, Rachel y Claire retiraron sus manos. Sentí que me observaban.

—Esto quiere que tú le preguntes algo —dijo Rachel en voz baja.

—Si por “esto” quieres decir Claire, estoy segura de que es verdad —Me levanté, estremeciéndome y con nauseas. Lo había hecho.

—Yo no empujé eso —dijo Claire, sus ojos muy abiertos mientras miraba hacia Rachel, luego hacia mí.

—¿Promesa del meñique? —pregunté, con sarcasmo.

—¿Y por qué no? —respondió Claire, con malicia. Se levantó y se acercó a mí. Demasiado cerca. Sus ojos verdes eran peligrosos—. Yo no empujé eso —dijo otra vez—. Eso quiere que tú juegues.

Rachel me agarró de la mano y tiré de ella para levantarla del suelo. Ella miró fijamente a Claire.
—Te creo —dijo—. Pero, ¿Vamos a hacer algo más?

—¿Cómo qué? —La voz de Claire era plana, y la miré de regreso, impávida. Aquí vamos.

—Podemos ver el Proyecto de la Bruja de Blair —La película favorita de Claire, naturalmente—. ¿Qué te parece? —La voz de Rachel fue tentativa, pero firme.

Aparté mi mirada de Clare y asentí, tratando de sonreír. Claire hizo lo mismo. Rachel se relajo, pero yo no lo hice. Por ella, sin embargo, traté de tragar mi ira y mi malestar mientras nos dispusimos a ver la película. Rachel apareció con el DVD y apagó las velas.

Seis meses más tarde, ellas estaban muertas.


1. Oso Smokey, oso popular que canta sobre precauciones a tomar para evitar incendios forestales.

viernes, 4 de noviembre de 2011

capitulos supernaturally 23-42

Capítulo 23

Mentiras, Labios y Lunáticos

traducido por konyxita 

“No puedo hacerlo”, le susurre, enferma del estomago.

Lend puso su mano sobre la mía, envolviendo con su otro brazo mi cintura. Apoye mi cabeza en contra el, agradecida por eso. Para nosotros. Las cosas no volverían a la normalidad, pero ellos estaban allí.

“Seguro que puedes” el apretó mi dedo sobre la tecla Enter, y, así como así, postule a la única escuela a la que quería entrar.

“Voy a vomitar”.

“Bien, en ese caso, por favor usa el baño, por que tengo que dormir esta noche”. Se rio, besando ligeramente mi cuello.

Me deje caer en su cama, arrugando la familiar colcha azul. Estar juntos en la casa de su padre se sentía como en los viejos tiempos, cuando primero nos escapamos del Centro y yo vivía aquí.

“Debería haber leído una vez mas mis ensayos. Y ¿Qué pasa con mi SATs? Mi calificación en matemática podría haber sido mejor. Debió haber sido mejor. Y mi estúpida calificación en ingles. “me cubrí mi cara con mis manos. No puedo respirar. ¿Podrías respirar cuando se aplica? ¿Es normal?”.

Lend se sentó al lado mío. Su peso hundió la cama lo suficiente para que yo rodara a su lado. “Es normal. Me sentí de la misma forma. Pero si ayuda, te ves mucho mas linda enloqueciendo de lo que yo nuca me vería.

Eche un vistazo a través de mis manos. “Pero ¿Que si no entro?.

El envolvió sus brazos alrededor de mi.”No te preocupes más por eso. Tu entraras.”

“Bien. Alguien necesita mantener un ojo sobre ti y que pequeño y sucio Dryad de asistente de laboratorio”

Se hecho a reír, apretándome hasta que ya no podía respirar. “¿Por qué alguna vez quería a una ninfa de un árbol vigoroso cuando yo podría tener una hiperventilada Evie?”

Trabaje hasta soltar mis brazos y pinche en sus costados, haciéndole cosquillas has que aflojo la presión. Y luego, incapaz de resistir lo adorable que era su boca cuando se reía, lo bese, dejando que mi estrés se desvaneciera en sus labios. Cielo Santo, el niño aun sabia bien.

Justo cuando me estaba relajando en una buena sesión de besos, fuimos interrumpidos un aumento de las voces en la escalera.

“¿Ustedes esperaban visitas?”Pregunte, sentada.

Lend soltando sus dedos de mi pelo. “No que yo sepa”.

Las voces hicieron más fuertes, obviamente discutiendo. "Espera un segundo - Esa es Raquel". Genial. Por su puesto que ella iba a aparecer justo cuando las cosas se encontraban bien otra vez entre Lend y yo. No necesitaba el drama AICP2 en este momento para recordarles de mis mentiras. Nos apresuramos a bajar a la cocina. David estaba apoyado en contra la encimera, su rostro mostraba una extraña mezcla de enojo y timidez. Raquel enfrentándolo, señalando una figura en su pecho y puntuando cada frase con un golpe de énfasis.

“¡No me hables de confianza, David Pirello! ¡No te atrevas a hablarme de confianza! Si tú sabes algo sobre donde están y tú no­­­—”

David se aclaró la garganta ruidosamente, y Raquel se volvió para vernos allí de pie. Su cara estaba enrojecida por la emoción, algo que rara vez había visto. Se veía bonita, con las mejillas rosadas y ojos brillantes. El ceño fruncido disminuyó el efecto un poco, pero pronto se cambió a una expresión neutra.

"Oh. David no me dijo que ustedes dos estaban aquí". Se alisó su falda como si eso pudiera liberar la emoción que se había contenido de nuevo tan pronto como entramos en la habitación."Evie, quería preguntarle acerca de cómo de va con tu búsqueda de una universidad”.

Sonrió con desconfianza, segura de no era para nada próximo de por que ella había venido.

“Dandy. Termine la solicitud para mi temprana decisión a Georgetown hace aproximadamente cinco minutos”.

“Tu deberías tener solicitudes listas para al menos otros tres, para estar seguros“.

Me resistí a la tentación de deslumbramiento. Mi consejero escolar seguía diciendo la misma cosa, pero en lo que a mí respecta, sólo había Georgetown. "Un buen consejo. Gracias".
"¿Qué estás haciendo aquí?" Lend preguntó.

“Ha habido algunos acontecimientos sobre los que quise la opinión de tu padre. Lamentable no fue útil”. Ella tiro a David una mirada. El miro malhumorado. “Evie, hazme saber como van las solicitudes”. Sonriéndome, ella paso por delante de nosotros y salió por la puerta principal.

"¿Desde cuándo ella utiliza las puertas normales?" Lend preguntó.
"Ella está siendo cortés." Frunció el ceño, sintiéndome preventiva con ella.
"¿Qué es lo ella realmente quiere?"

David negó con la cabeza. "Más elementales y ubicaciones-específicas paranormales escapando de sus redes. De todos modos, no es nuestra preocupación. AICP3 crea problemas, sino que puede manejarlos, también. Más poder para cualquiera que se interponga delante de ellos".

Me cambié torpemente de mi pie. No tenía ni idea de qué lado estaba en este caso en particular. Probablemente de ambos. O de ninguno. Lend estaba tranquilo, y me rompí el cerebro por algo que podría decir para llenar el silencio que continuaba expandiéndose.

Mi celular sonó en mi bolsillo. Gracias a dios. “Es Arianna- solo un segundo”. Abro el teléfono y camino a la otra habitación. “¿Arianna? ¿Qué pasa?”.

“¿Hay alguna razón de que aquí halla un niño saltando en tu cama, o debería matarlo?”

“No te molestes”, gruñí. “Yo misma lo matare “. Si tengo que lidiar con Jack jodiendo en mi vida otra vez….

Lend entro cuando cerré bruscamente mi teléfono.”¿Pasa algo?”.

Puse el teléfono en mi bolsillo, evitando cuidadosamente sus ojos. Esto no fue un trabajo de AICP. Y que íbamos a tener una tarde feliz antes de la aparición de Raquel. No hay razón para tensar las cosas.

Suspire. La verdad. Yo le diría la verdad cada vez que pueda para compensar cuando no pude. “Jack en el apartamento molestando a Arianna”.

Lend frunció el ceño. “¿Que pasa con el?”

“No tengo idea. Tengo que volver a correrlo, de todos modos”.

Yo realmente estaba haraganeando en la cena últimamente. Ya no necesitaba más el dinero, pero todavía necesitaba la ayuda, y me sentí culpable por dejarlo. Además, trabajar era una manera fácil de de tener un ojo en Nona. No había visto mas hadas, pero eso no significa que nada estaba pasando.

“¿Quieres que vaya a ayudar?”

Le sonreí, agradecida de que no se estaba volviendo loco sobre lo de Jack. No hay duda que le estaba tomando esfuerzo. “Tu deberías escoger una película. Así ambos no tenemos que apestar como el alimento grasiento. Necesito una fecha agradable para esperar impaciente”.

“Me refería ayudar con Jack”.

“Oh no. El simplemente es un poco desequilibrado y solitario”.

Puso sus brazos alrededor de mi cintura, frunciendo el ceño. “¿Puede el ser desequilibrado y solitario con la novia de otro?”

“Le sugeriré. ¿Recógeme a las ocho?”.

El se inclino y me beso suavemente. “Si. Llámame si tienes algún problema”.

Yo dudaba que llamara a Lend, pero no dudaba que donde Jack estaba, los problemas seguirían.





[1] SATs: un examen estandarizado de admisión a la universidad en los Estados Unidos

2 AICP: Agencia Internacional de Contención Paranormal

3 AICP: Agencia Internacional de Contención Paranormal

Capítulo 24
Estilos de Vida alternativos

Traducido por TwistedGirl


Jack estaba medio saltando cuando irrumpí en mi habitación. Tomé su tobillo, moviéndolo horizontalmente. Se estrelló con fuerza en mi cama y cayó rodando al piso.
Y se echó a reír.
—¡Vamos a hacerlo de nuevo! Pero, esta vez saltaré más alto.
—¡No! ¡No lo harás! ¿Qué estás hacienda aquí?
Se sentó en el suelo y se encogió de hombros.
—Estaba aburrido.
—¡No me importa! ¡No soy tu niñera!
Sus ojos azules brillaron. Honestamente, ¿Qué ojos no brillan en realidad? Entonces, su rostro se arrugó, su labio inferior sobresaliendo.
Pestañeó sus ridículas pestañas largas cerca de mí.
—Pensé que éramos amigos.
—Oh, ¡Basta!
—Vamos. —Se levantó y tomó mi mano—. Hagamos algo divertido.
—¡No puedo! Tengo que trabajar y luego tengo una cita.
—¿Ese chico de nuevo? Pensé que habían terminado.
—¡No! ¿Por qué terminaríamos?
Jack se encogió de hombros.
—No sé. No parecía muy contento la última vez que lo vi. Como sea, sin embargo. Quería comprobar y asegurarme de que estabas bien. Se parece a ti, aunque todavía creo que él es aburrido. ¿Puedes dejarme ver krakens? [*]
—¡Ni hablar! ¿En serio? ¿Son reales? Siempre he querido… —me detuve, tomando una respiración profunda—.En serio, estoy ocupada. Con mi novio. 
Esta vez me pareció ver un destello de algo genuino en su expresión decepcionada.
Genial. Otra persona a la que le estaba fallando.
Sabía de dónde había llegado, sin embargo. 
Si todo lo que él tenía que elegir fueran el Centro o el Reino de las Hadas, bueno, se merecía un amigo.
—¿Puedo tomar un ticket para la próxima vez? Los fines de semana están ocupados para mí.
Él se encogió de hombros, su sonrisa permanente regresó en todo su esplendor con hoyuelos.
—Probablemente encuentres una manera de casi morir, de cualquier modo.
Arianna se aclaró la garganta con fuerza desde la puerta.
Tenía que darle una explicación, y sin duda tendría que hacerlo ahora. El problema era averiguar qué explicar.
—Oh, um. Arianna, él es Jack. Él, uh, bueno, ¿qué te dijo?
Ella puso los ojos en blanco
—Dijo que estaba ahí para inspeccionar las camas. Me imaginé que era uno de tus viejos amigos.
—No. Él no lo es… Bueno, más o menos. No es un hada, es humano, pero, uh… —No le había dicho a Arianna sobre mi nuevo acuerdo con la AICP. Lend ya estaba lo suficientemente loco al respecto; no quería que también mi compañera de habitación se molestara conmigo.
—Jack —Él le dio su mejor sonrisa y le tendió la mano—. Definitivamente humano, pero… —Tomó su mano y presionó sus labios en ella—. Estoy dispuesto a probar un estilo de vida alternativo si eso significa llegar a conocerte mejor.
—Umm, ¿eew? —Arianna quitó su mano, su cara disgustada pero con una sonrisa saliendo en una esquina de su boca—. La vida eterna es suficiente mala sin tener plagas como tú.
Él suspiró profundamente.
—Las chicas son malas. Al menos las hadas te matarían si no te quieren cerca. —Puso una mano en la pared, apoyándose en él.
—¿A dónde irás? —le pregunté, sintiéndome culpable por no poder acompañarlo.
—A encontrar un hada que me mate, por supuesto. —Nos guiñó un ojo, entonces fingió caer directamente a través de la puerta de hada abierta. Incluso Arianna se echó a reír cuando la puerta se cerró detrás de él.
—¿Dónde encontraste a ese chico? 
—No tengo idea. Soy un imán para los locos, supongo.
—Deben ser capaces de sentir una alma gemela.
—Tú eres quien habla. ¿No tienes más hordas de muertos vivientes para liderar en una gloriosa revolución?
—Zombies, no muertos vivientes. Hay una sutil diferencia. Y no. en estos momentos estoy explorando nuevos talentos. La gloriosa revolución viene mañana.
—Buena suerte con eso, entonces. Bueno ¿quieres pasar el rato? Lend estará aquí el fin de semana completo.
Ella se encogió de hombros. Había estado más y más retraída últimamente. Pero, salvo por el apocalipsis de hadas, definitivamenteno le daría libertad bajo fianza en este momento.
—Claro, sí. ¿Maratón de Easton Heights? —La ventaja era que, desde que Arianna no dormía, podíamos ver Dvd’s la noche completa, lo que significaba que no tenía que apartarme de Lend. Excelente plan en mi libro.
—Lend se quejará.
—Es lindo cuando se queja.
—Hay algo malo contigo —dijo.
Hay un montón de cosas malas conmigo, pero amar a Lend definitivamente no era una de esas.
—Oh, bueno —dijo, señalando algunas gruesas carpetas en el escritorio—. He pedido materiales de otras escuelas DC
—¿Por qué?
—Plan de respaldo. Ya sabes, por si acaso.
Fruncí el ceño. Pensarías que era la única escondiéndose de Raquel. 
—No necesito un plan de respaldo.
Puso los ojos en blanco de nuevo.
—No seas una idiota. A veces las cosas no funcionan. Siempre debes tener más opciones. Tendrás suerte, sí tienes otras opciones.
—No necesito más opciones. Te veré más tarde. —Cerré la puerta tras de mí más fuerte de lo necesario.
Cuando bajé las escaleras, entré a la cocina para encontrar a Nona y Grnlllll de pie uno frente al otro, y apoyándose en algo sobre el brazo de Nona. Entrecerré los ojos, segura de que lo que estaba viendo estaba mal. Parecía como si estuviera hablando con una especie de geco o salamandra naranja, lo que no podía estar bien.
—Hey, ¿Nona?
Se enderezó, tirando su brazo protectoramente atrás de ella con una mirada severa. Fruncí el ceño, preguntándome sí no se suponía que hubiera visto eso, o sí sólo estaba enojada conmigo por no trabajar mucho más.
—¿Me necesitas en las mesas o en los registros hoy?
—Ninguna de las Evie, gracias. Puedes irte.
—Está… bien. —Definitivamente había una extraña vibra ahí. Entre sus conversaciones en voz baja con Grnlllll y encontrarse con Reth, Nona estaba seriamente haciéndome escapar. Y había algo en la manera en que me miraba cuando pensaba que no estaba poniendo atención —Como sí sólo, no sé, estuviera esperando. Por algo.
Y estaba totalmente segura de que no quería saber qué era.


Mientras caminaba por el restaurante para salir, juro que cada par de ojos, ni uno de los cuales era humano, me miraban.
Luchando con un estremecimiento, saqué mi teléfono para llamar a Lend. De ninguna manera iba a caminar al aire libre bajo el cielo de hoy.

Mi cabeza se derivó peligrosamente cerca de mi escritorio. 
La superficie plana y lisa de plástico de imitación me estaba invitando, y la voz de fondo de mi profesor de Ingles parecía que por fin se había encontrado una cura para el insomnio que no había sido descubierta. 
No podía recordar la última vez que había estado tan aburrida. Si tan sólo fuera oficialmente aceptada al Georgetown. Entonces podría relajarme. Ahora mismo, no podía permitirme ser más descuida, sólo en caso de que ellos checaran mis notas.
Ahogué un bostezo. Quería que algo —cualquier cosa— sucediera. Talvez Lend vendría a rescatarme de nuevo, y podríamos ir a otra mágica sita y superar la tensión que todavía parecía permanecer entre nosotros en los momentos de tranquilidad. 
Apoyando mi cabeza sobre mi puño, miré hacia la puerta.
¿Qué pasaba si un zombie entraba, oliendo a muerte y decadencia? Él seguramente se iría por la Chica Peligrosa Viciosa del Futbol, que estaba sentada a un lado de la puerta.
Podía terminar con un zombie.
La regla en el escritorio del profesor parecía tener un borde afilado, y ¿qué tan genial pensarían mis compañeros que era sí lo hacía? Especialmente sí tenía a Tasey.
Suspiré, apoyando mi cabeza hacia atrás y mirando el techo. 
Nunca funcionaría.
Aparte, nunca traigo a Tasey a la escuela. E incluso sí hubiera salvado a todos en la clase, probablemente estaría expulsada debido a la política de cero tolerancia de violencia de la escuela.
Así que tendría que vivir sin el eterno reconocimiento y la admiración de mis compañeros de clase. La verdad era que, la mayor parte de ellos, apenas y se fijaban en mí. Tenían sus círculos establecidos, y aunque yo era lo suficientemente amable, no había socializado con ninguno de ellos fuera de la escuela.
Parte de eso no era mi culpa, porque todo el tiempo la pasaba trabajando en el restaurante y le dedicaba mis fines de semana a Lend.
Pero sí era honesta, la mayor parte de eso era porque, sin importar cuando lo quisiera, yo no encajaba ahí. Sus dramas giraban en torno a quien salía con quien y quien le dijo qué a quien y quien se puso en el lugar de otro, y así sucesiva y sucesivamente. Mis dramas giraban en su mayoría en —¿Por qué o qué es esa horrible criatura que está apunto de arrancar mi garganta?
O al menos lo que era antes. Había estado al borde toda la semana. Raquel no me había necesitado para nada, lo que me dejaba mucho tiempo para estresarme sobre todo. No había ningún lugar donde me sintiera segura o calmada. La cena fue de todos los paranormales, y aunque Nona actuaba de la misma manera que siempre, conseguía erizarme cada vez que ella me miraba. Arianna era como mi fuerza paranormal personal, siempre en casa, siempre infectando el apartamento con sus estados de ánimo.
Salir me hacía sentir nerviosa —la brisa que me seguía a todas partes, constantemente teniendo que mirar al cielo en busca de sílfides o multitudes de hadas.
Era como Jack dijo: Estaba sin hogar.
Pero ahora mismo, sólo estaba aburrida. Así que, tal vez un vampiro forastero llegaría a la escuela y…
Un papel dio un golpetazo en mi escritorio y me tomó algunos segundos darme cuenta de lo que estaba viendo. Mi prueba. ¡Mi última prueba! Mi prueba con un…
No, eso no podia ser correcto.
Miré con incredulidad las letras que adornaban la parte delantera de la página.
¿C+[**]? ¿C+?
¿Sabía cuánto tiempo había pasado estudiando para ese estúpido y tonto test? ¿Sabía que había pasado la mitad de la noche anterior luchando contra las fuerzas del mal? ¿Sabía que tenía que entrar en el [i]maldito Georgetown?[/i]
La C+ estaba ahí, burlándose de mí. Era probablemente algo bueno que no tuviera a Tasey en mi bolso, o habría quemado la atroz letra, borrándola de la página. La clase había terminado antes de que pudiera anotar todas las instrucción que el profesor nos dio, y Carlee estaba al lado de mi escritorio.
—¿Un C+? ¡Qué bien!
—Un ¡qué bien! No me meterá en el Georgetown —gemí, peligrosamente cerca de las lágrimas. 
Por favor, por favor, déjenlos checar mi historia académico antes de que mis nuevas notas fueran publicadas.
—¡Claro que estarás ahí! Eres muy inteligente. No te preocupes. —Ella puso su brazo sobre mis hombros mientras caminábamos juntos a almorzar—. Hablemos de cosas felices. ¿Qué debería usar para Halloween? No puedo decidirme entre una sexy vampiro o una sexy hada. ¡Tengo una bañera llena de brillo para piel para ambas vestimentas, sí quieres ser lo que yo no elegiré!
¿Los vampiros y las hadas brillan ahora?
Honestamente…
Fin del capítulo 

Capitulo 25
Complicaciones cubiertas de caramelo

Traducido por Vettina

Me queje, sosteniendo mi estomago. “Easton Heights nunca cubrió esto. Una
voz bastante dramática llamo: ‘En el próximo nuevo episodio: Halloween se
convierte terriblemente peligroso. Carys
consume cantidades letales de azúcar. ¿Vivirá para ver el baile de bienvenida?
Y, lo más aterrador, ¿La invitara alguien
ahora que aumento 3 libras de peso?”


Arianna frunció el ceño mientras colocaba mi peluca
en su lugar. “Nadie te hizo comer una
bolsa entera de caramelos tootsie. Quédate quieta.”


Sería mucho más fácil arreglarse si
pudiéramos usar un espejo, pero Arianna los odiaba, así que estaba sentada en
una silla en medio del pequeño salón familiar. No me podía quejar mucho, desde
que no había forma alguna en la tierra que hubiera ideado un disfraz así de
bueno por mi cuenta. A veces rendía
frutos tener una ex estudiante de modas no muerta como compañera de cuarto.


“Está bien.” Se hizo hacia atrás,
admirando su trabajo con un firme asentimiento. “Esta lista para irte.”


Me levante saltando y me mire en el
espejo del baño. “¡Oh, Arianna, esto es increíble!”


Mi peluca roja y banda del cabello
morada complementaban my vestido morado, medias rosadas, y bufanda verde de
seda. Siempre ame la pandilla de Scooby-Doo. Eran exactamente como mi opuesto. Ellos cazaban monstruos que terminaban siendo
humanos; vi humanos que en realidad eran monstruos. Creo que ellos tenían un
mejor trato. Y tenían una camioneta
genial, tambien.


“¿Te queda entonces?” Arianna llamo
de la otra habitación.


“¡Eres una absoluta genio! ¡Soy la
mejor Daphne de todos los tiempos!”


“Y tan humilde tambien.”


Camine de vuelta hacia ella. Estaba
ya en la computadora con su juego.


“¿Quieres venir con nosotros?”
pregunte.


“Yo no hago Halloween.”


“¡Oh, vamos, Halloween es tu noche!”


Miro hacia arriba y me dio una
mirada. “Gracias, pero paso.”


Dude, sintiéndome culpable. Apenas había pasado tiempo con ella últimamente.
Incluso me dormí treinta minutos en nuestro maratón de toda la noche la otra
semana. No quería admitirlo, pero esa súper-vampiro en Suecia había traído a la
superficie toda mi repugnancia a los vampiros, y estaba teniendo un momento
difícil viendo directamente a Arianna. Además, las últimas semanas ella parecía
realmente retirada y antisocial.


Bueno, mas retirada y antisocial, por lo menos.


Pero ella se había tomado el tiempo
para hacer este impresionante disfraz para mí. Lo menos que podía hacer era
hacerla salir. “Vamos. ¡Sera divertido! Además, ¡los vampiros son calientes
este año, así que automáticamente eres genial! Tú no quieres realmente pasar
Halloween escondida en este estúpido departamento, ¿verdad?”


Entorno sus ojos. “Eso es exactamente
lo que quiero hacer, muchas gracias siempre. Además, odiaría forzar mi compañía
contigo cuando claramente no la disfrutas. No quiero tu lastima, Evie.”


“¡No es eso en absoluto!”


Ella suspiro y volvió a su juego. “Está
bien, como sea. Lo entiendo. No me gustaría salir conmigo tampoco.”


Estaba a punto de contradecirla
cuando una bocina sonó afuera. Puse mi mano en su hombro, pero ella se encogió
de hombros, ni siquiera me miraba. Cuando Arianna se ponía en uno de sus
humores oscuros, no había forma de sacarla de él. Trate de liberarme de la
culpa mientras corría escaleras abajo y a través del comedor. Lend salió del carro
mientras yo salía, un viaje especial este jueves solo para mí. Fruncí el ceño.
“¡No te disfrazaste!”


El sonrió, abriendo la puerta para mí.
“claro que lo hice. ¡Me vestí como el hombre no invisible!”


Lo golpee en el pecho. “Holgazán.”


“Oye, uso un disfrazas cada hora del día.
Tu solo te disfrazas una vez al año, lo que creo que te hace a ti la holgazana. Sin embargo, luces
realmente caliente en medias rosas, así que lo dejare pasar.”


“Que noble de tu parte.” Me beso,
persistente en mis labios, y estaba llena de una felicidad caliente. Íbamos a
estar bien.


Mire por la ventana mientras nos dirigíamos
a la casa de su papá, emocionada de ver los primeros grupos de pequeños haciendo truco o travesura. Recuerdo
vagamente haciendo truco o travesura cuando era pequeña. Una de mis familias
adoptivas hacia un gran asunto de ello; tallábamos calabazas y todo. La mujer
que dirigía mi último hogar adoptivo no pensaba que fuera seguro, así que teníamos
que quedarnos adentro y ver algunos dibujos animados de Charlie Brown tres
veces. Nunca me han gustado los beagles[i]
hasta este día.


Raquel, por supuesto, pensaba que la
festividad era un montón de tonterías, con gente corriendo pretendiendo ser las
cosas de las que los protegemos. Además, ella siempre se preocupaba sobre
ofender a nuestros “compañeros de trabajo” al hacer luz de su existencia.
Juzgando por el humor de Arianna, tal vez Raquel había tenido razón acerca de
eso.


Me gire hacia Lend. “¿Qué hay en la
agenda para esta noche?”


“Primero, tallado de calabazas. He
dibujado algunos diseños. Vamos a la crema de papá.”


Sonreí, emocionada de ver lo que
había dibujado. La mayoría de sus últimos bocetos eran para su clase de
anatomía humana. Lo prefería más cuando lo hacía por diversión. “Impresionante.
¿Luego qué?”


“hacemos manzanas de caramel y nos
encargamos de la puerta. Las únicas personas que caminan a la casa son los
hombres lobos locales con niños, así que siempre es divertido verlos.”


“Oh. ¡Bien!” lo dije como si lo
sintiera pero está decepcionada. Este era mi primer Halloween adolescente,
normal. Tenía mi corazón puesto en algo un poco más emocionante que dar dulces
a los cachorros de hombre lobo. Carlee estaba teniendo una fiesta esta noche—su fiesta anual de Halloween— e incluso
aunque no saliera con nadie que estaría ahí, estaba algo curiosa. Las únicas
fiestas reales que había visto eran en la televisión. O en el Centro, pero esas
eran pésimas. Era siempre incomodo mezclarse con los paranormales que había
cazado y etiquetado personalmente. Además nadie nunca nadie había puesto algo
al ponche.


Sin embargo estar con Lend mataba lo demás,
y el odiaba las fiestas. El era más un chico de casa, ya que había tenido que
ser aislado cuando era pequeño antes de que pudiera controlar su cambio de
forma. E incluso cuando se había hecho grande había tenido el potencial de ser
bastante popular (léase: hola chico caliente), el sentía como que nadie podía
conocer el verdadero él.


Hasta mí, eso es. Lo que me hizo toda
clase de feliz.


Lend me miro y sonrió. “eres tan mala
fingiendo la emoción. Eso no es todo lo que vamos a hacer.”


Me animo de inmediato. “¿De verdad?”


“Bueno, ya estas vestida para eso, así
que pensé que podíamos ir… a los Bolos Disco.”


“¿Bolos Disco? ¿De verdad? ¿Existe
tal cosa?”


Se rio. “Nunca he ido, pero mencionaste
los bolos hace unas semanas, y pensé que esta noche de todas las noches podría
ir e impresionarte con mi loca falta de habilidades en los bolos. Además, te
ves demasiado guapa como para desperdiciarlo en los que hacen truco o
travesura. Ellos tienen una competencia de disfraces—lo tienes ganado seguro.”


Me reí, maree, y tome su mano para
besar sus nudillos. Sabía que él prefería quedarse en casa, pero planeo esta
noche el rededor de las cosas que me hacían feliz. Y quería mostrarme, lo que
apeló a mi vanidad más de lo que me gustaría admitir. El. Mejor. Novio.
Siempre.


“Fotos, ¿por favor?” y si vamos a los
Bolos Disco, tienes que disfrazarte.”


Fingió
un suspiro, pero el glamur de su cabello creció en un gran afro y grite con
alegría. Luego se cambio en un cabello más corto con una parte lateral
amarilla-rubia. “Me imagino que con un pañuelo y pantalones azules puedo ser un
gran Fred eres Daphne, ¿cierto?”


Esta
noche era perfecta.


“¿No son esos para, como, preescolares?” No
podía dejar de reírme mientras Lend sacaba parachoques[ii]
para nuestro canal. El lugar entero estaba iluminado con luces neón, con una
bola disco gigante lanzando reflejos de lentejuelas por todos lados. La música
sonaba tan fuerte que teníamos que gritar para ser escuchados, pero todos
estaban pasando un buen rato. Incluso vimos a Kari y a Donna un par de líneas
abajo, su risa como ladrido permanecía como su sello como siempre. Saludaron
alegremente hacia mí, ignorando al gran grupo de chicos tratando de coquetear
con ellas.


“Si,
los parachoques son para preescolares o dos adolescentes que no podrían dejar
de arrojar las bolas por el canal aun si su vida dependiera de ello. Que, afortunadamente, no lo hacen. Porque
estaríamos arruinados.”


Tome
mi bola rosada con brillos (la cual estaba considerando seriamente
comprar) e imite la perfecta forma que
un chico con un mohicano estaba usando junto a nosotros. En vez de tirar
derecho por la línea y golpear todos los pinos, mi bola inexplicablemente salió
volando atrás hacia Lend.


“Bien,
ahora nos estamos volviendo peligrosos.” Lend trajo mi bola de regreso, envolviéndose alrededor de mí, la tiramos
juntos. Después de golpear todos los parachoques de ambos lados, tiro tres
pinos.


Salte
arriba y abajo, gritando “Eso es como, prácticamente una chuza, ¿Verdad?”


“¡Suficientemente
bueno para mí!”


Para
su siguiente ronda Lend se puso en cuclillas, lanzando la bola con ambas manos
de entre sus piernas—y en la línea del chico del mohicano. El no
estaba tan divertido como nosotros, pero Lend sonrió y se disculpo, encantando
su salida del lio.


“Es
algo bueno que seamos algo bonito a la vista,” dije mientras Lend se sentaba en
el asiento de plástico naranja junto a mí. “Por que no tenemos mucho mas a
nuestro favor como jugadores de bolos.”


“¿Así
que crees que el rubio se ve bien?”


Pase
mis dedos a través de su ridículo cabello. “Realmente, realmente no. Me gustas
alto, moreno, y guapo. Bueno mi favorito es alto, invisible, y guapo, pero aun
así.”


Un
locutor detuvo la música disco a todo volumen para declarar el inicio del
concurso de disfraces. Lend me jalo y comenzamos a caminar, cuando sentí mi
bolsa vibrar. ¡Mi teléfono! Lo saque y estaba sorprendida de ver el nombre de
Carlee en el identificador de llamadas. Oh, mierda, ¿me olvide de decirle que
no iba a ir a su fiesta?


“¿Carlee?
¿Qué pasa? ¡Lo siento, no haber podido ir!” Grite por encima del ruido, jalando
a Lend hacia las puertas dobles cerca de la entrada donde estaba un poco más
callado. No quería que Carlee pensara que la había plantado. A pesar de que lo
había hecho.


“¡Evie!
¡Evvvvvvie!” ella dijo mi nombre, y detrás de ella podía escuchar la charla de
demasiadas voces adolescentes. “¡Chica, lo hiciste por mi! ¡Te debo una!”


“¿Qué?”


“¡Tu
amigo! Le dijiste sobre la fiesta, tu pequeña mocosa.”


“¿Qué
amigo?”


“¡Jack,
por supuesto!”

CAPITULO 26
Feliz Maldito Halloween

Traducido por rihano


Puse un dedo en mi oído libre para escuchar mejor el teléfono, inclinándome lejos de Lend. — Espera, ¿Qué? ¿Quién está ahí?- Carlee no pudo haber dicho lo que pensé que dijo.

— ¡Jack, el lindo! Gracias por decirle que viniera. ¡Terminé con John! ¡Y tan contenta, así que fui por el disfraz de ángel ramera! ¿Me puedes dar alguna pista? ¿Sus gustos, aversiones, lo que sea?-

— Él está… ¿Jack está ahí? ¿Ahora?- Lend volteó la cabeza bruscamente, de repente centrado en la conversación.

— Sí, él esta… espera…- Una chica gritaba estridentemente en el fondo, y entonces estallaron aplausos y gritos. Carlee juró, riendo. — ¡Él saltó del balcón del segundo piso y cayó en el vestíbulo!-

Puse una mano sobre mis ojos, tratando de encontrar una manera de hacer esto mejor. Jack no podía estar allí. Mis mundos no se supone que se mezclen así. ¿Cómo hizo incluso para averiguar sobre esto? Y, conociendo a Jack, estaba obligado a meterlos en algún tipo de problema. Es lo que hacía. Además de lo cual, el pensamiento de Jack y Carlee entendiéndose me hizo sentir vagamente enferma, y yo sabía que no era a causa de las manzanas de caramelo de las que tenía una sobredosis en la casa de Lend. ¿Qué sucedería cuando desapareciera y le rompiera el corazón? Perdería la única amigo normal que yo tenía. Y si él le habló de su vida real… bueno, probablemente ella pensaría que estaba loca por asociación. Yo no quería pasar el resto de mi último año totalmente sin amigos.

— ¿Puedes ponerlo al teléfono? ¿Carlee? Pon a Jack en el teléfono.-

Ella se estaba riendo, gritando algo que yo no podía entender por encima del ruido de fondo. — ¡Bueno, me tengo que ir, todo el mundo se dirige al cementerio! Gracias otra vez, ¡plato lleno mañana, chica!-

La comunicación se cortó. —Oh, rayos.- Cerré mi teléfono, momentáneamente paralizada. Este desastre se había escrito por todas partes. Jack no era exactamente la imagen de la discreción o la cordura, para el caso, y si él le dijo que mis secretos…

— Jack, eh.- La voz de Lend era plana, cuidadosamente controlada.

Negué con la cabeza, odiando a Jack por hacer añicos nuestra noche perfecta. — Supongo que se presentó en la fiesta de Carlee.-

— Oh.- Lend no dijo nada. Yo no podía luchar contra el creciente pánico sobre lo que Jack haría o diría. Las luces oscilaron mientras el desfile de disfraces comenzó. Nos lo estábamos perdiendo.

— Debería… Todos van al cementerio. Debería asegurarme que Jack no se meta en problemas.-

— Si así lo crees.- Otra vez con la voz plana. Lend tratando de no traicionar ninguna emoción era mucho peor que lo de estar abiertamente molesto por algo. — Tengo que volver a la escuela esta noche, de todos modos. Puedo dejarte, está en el camino. ¿Vas a tener un viaje de regreso?-

—Sí, puedo conseguir uno con Carlee.- Incluso si no podía, el cementerio estaba a sólo unos kilómetros del comedor. Sería más fácil caminar de regreso que pedirle a Lend que esperara o viniera conmigo. Nuestra noche no se suponía que iba a terminar así. Apesta, apesta, apesta de manera fantástica.

— ¿Estás segura?-

— Estoy segura. Gracias.-

El viaje fue doloroso, y cada minuto que pasé en el tenso silencio me hizo mucho más decidida a arrancarle el cuello a Jack. Mi teléfono sonó cuando estábamos cerca de allí y lo abrí.

— ¿Carlee? ¿Qué pasó?-

— Es Arianna.-

— Oh. ¿Qué pasa?-

— No puedo quedarme en este apartamento ni un minuto más. Están haciendo un maratón de películas slasher en el Teatro Crown. ¿Dónde están ustedes?-

Mi corazón se hundió. Perfecto. Ella elegía ahora que quería socializar. — Ah, en realidad, voy a una cosa de la fiesta, y Lend iba a regresar a la escuela. ¿Pero tal vez puedo encontrarte más tarde?- Yo esperaba por su respuesta, pero la línea se cayó. — Genial,- dije, lanzando el teléfono en el bolso.

Lend se detuvo delante de la valla de hierro forjado que delineaba en el perímetro del cementerio. Era un lugar hermoso, y, créeme, he visto más que mi parte justa de cementerios. Hiedra masiva cubriendo árboles sombreando la escena y dándole un sentido de privacidad. Vías estrechas y pavimentadas abiertas a lo largo, llenas periódicamente con bancos de piedra. Durante el día era tranquilo, encantador, tan agradable como sitio para un lugar de descanso eterno, como podías pedir.

¿Por la noche? Sí, un poco escalofriante. No se podía ver más de veinte pies en cualquier dirección gracias a los árboles, y toda la cosa estaba mal iluminada por el ocasional farol patético.

— ¿Tienes la Tasey?- preguntó Lend.

Dejé escapar una risa nerviosa. — No suelo llevarla a nuestras salidas, por extraño que parezca. Además, este es territorio de tu papá. Es probablemente el cementerio más seguro en el mundo.- Los vampiros aquí eran casi agresivos en la regulación de unos a otros. No había manera de que dejaran a alguien hacer desastres alrededor de su área y llamar la atención.

— Tienes tu collar, ¿no?-

Le sonreí y lo saqué de debajo de mi vestido. — Si. Voy a estar bien. Y si tuviera a Tasey, probablemente solo la usaría en Jack.-

Tenía la esperanza de una risa, pero Lend suspiró y asintió. — Te veré mañana por la noche entonces.-

— Sí.- Me incliné y fui recompensada con un beso rápido, nuestros labios apenas rozándose. Estúpido, estúpido Jack. Bajé del coche y Lend esperó hasta que pasé a través de la puerta y por el camino un poco antes de que lo escuchara alejarse.

Un grito y una risa algo distante, nerviosa se coló a través de los árboles, y yo apreté los dientes. Después de varios giros y vueltas, me encontré con el grupo, reunidos alrededor de uno de los bancos. Parecían estar centrados en alguien parado en el banco en el centro. Me acerqué y estreché los ojos. Jack, por supuesto. Él hizo una voltereta hacia atrás parado fuera de la banca para celebrar.

Entonces me notó y sonrió como si el verme fuera una grata sorpresa. — ¡Evie! ¡Lo hiciste!-

— Sí, gracioso, eso. Yo, en realidad, estaba invitada. ¿Cómo has llegado hasta aquí?-

— ¡Evie! ¡Hola!- Carlee echó sus brazos alrededor mío. Ella tenía que estarse congelando en ese pequeño vestido blanco sin mangas, botas a go-go, y alas. — ¿No es increíble?-

— Oh. Sí. Totalmente. Amo los cementerios. Déjame adivinar, ¿idea de Jack?-

— ¡Sí!- Ella se rió. — ¡No sé por qué no pensé en ello antes!-

Los ojos de Jack estaban brillantes, casi febriles en su entusiasmo. — ¿No es divertido? Yo no he estado en una fiesta como esta, bueno, ¡nunca!- Yo todavía lo odiaba por arrastrarme hacia aquí, pero parte de mí estaba celosa. Esto era exactamente lo que siempre había imaginado para una fiesta de noche de Halloween, pero yo tenía que jugar a señorita responsable ahora y sacarlo de aquí antes de que hiciera algún daño. Por otra parte, esto no parecía ni de lejos tan divertido como el boliche había sido. Estaba más que nada frío, y la mitad de los estudiantes parecía que estaban trabajando para estar bien y bebidos.

— ¡Oigan!- Había un tipo desgarbado, de pelo oscuro que reconocí de los pasillos de la escuela parado en el banco llamando la atención de todos. — ¡Esconder y buscar! Siéntase libres de esconderse en pares.- Él hizo un guiño lascivo, luego saltó. Carlee se dirigió a Jack, demasiado excitada, pero el chico le dio una palmada en el hombro. — ¡Es de Carlee!-

Con gritos, todos se dispersaron en la oscuridad. Carlee puso en los labios en una mueca exagerada. — No te escondas demasiado, Jack, ¿está bien?-

Le guiñó un ojo. Ella se rió. Y yo vomité un poco en mi boca. Él se volvió a correr hacia los árboles y me vi obligada a seguirlo. Si esto era lo que las fiestas eran, bueno, aburridas. Aunque probablemente no habría pensado en esto como aburrido si estuviera con Lend.

Cuando lo alcancé, agarré el brazo de Jack. — ¿Qué estás haciendo aquí?-

— ¡Ocultándome! Así es como tú juegas el juego, ¿verdad? Pensé que el título de esconder y buscar se explicaba por sí mismo. Por otra parte, tú eres rubia.-

— Así como tú, idiota. Una vez más, ¿qué estás haciendo aquí?-

Se encogió de hombros. — Pensé que sería divertido. Encontré la invitación en tu cama la otra semana.-

Yo no había visto a Jack desde que conseguí la invitación. Lo que significaba que él estaba en mi apartamento cuando yo no estaba en casa y revisaba mis cosas. — ¿Qué estabas haciendo en mi habitación?-

— Me detuve para asegurarme de que estabas bien. Has parecido un poco deprimida últimamente.-

Fruncí el ceño, desconcertada. Yo había esperado una respuesta fácil, pero parecía sincero. — Oh. Bueno, no te metas con mis cosas. Y no deberías estar aquí.-

— Vamos. ¿Qué hay de malo en lo que estamos haciendo? No todo es vida y muerte. Una pequeña fiesta no le hace mal a nadie.- Dio media vuelta y corrió adentrándose en los árboles, y yo lo seguí con un gemido. Necesitaba sacarlo de aquí, incluso si lo hacía parecer realmente que estaba teniendo un buen momento y no había causado ningún daño que yo pudiera ver. Hasta el momento. Pero, ¿cómo se atreve a acusarme de no ser capaz de divertirme? Había estado teniendo un montón de diversión antes de que él lo arruinara.

Sonó mi teléfono y lo sacó. Lend. — ¿Hola?-

— ¿Lo encontraste?-

— Si. Nos estamos yendo.-

— ¿Él va a regresar contigo?-

— ¡No! Solo lo estoy alejando de los inocentes estudiantes de secundaria.- Alguien gritó cerca y me puse tensa, todos los sentidos en alerta, pero luego el grito se fundió en risas y gritos juguetones.

— Probablemente una buena idea.-

Me mordí el labio, explorando la oscuridad buscando a Jack. Lo había perdido. — Sí.- Luchando por algo más que decir.

— Llámame cuando llegues a casa, ¿está bien? Quiero asegurarme de que regreses a salvo.-

— Claro, por supuesto.-

Él suspiró profundamente. — Debería haberme quedado. Estoy dando la vuelta.-

— No, en serio, está bien. Jack es mi problema, no el tuyo. Te llamaré cuando llegue a casa, y volverás mañana por la noche.-

— Está bien.- El silencio estático entre nosotros se sentía como kilómetros estirándose, profundizándose. — ¿Te hablo después?-

— Sí. Adiós.-

Colgué el teléfono, mirándolo con tristeza por un momento. Entonces miré a mi alrededor, decidida a encontrar a Jack y sacarlo de aquí, así podría llamar a Lend. Yo estaba más adentro en el cementerio de lo que nunca había estado, de hecho, me preguntaba incluso si aún seguía en este o si no había valla que separara los límites externos de los bosques de los alrededores. Los pelos de mi nuca se levantaron. Se sentía como que estaba siendo vigilada.

Algo me agarró del brazo y grité, dejando caer el teléfono.

— Eh, oh, ¿no estás nerviosa esta noche?- Jack me sonrió.

Le di una patada en la espinilla, y luego me incliné y tomé mi teléfono. Lo guardé y me volví hacia Jack. — Vamos.-

Él se animó. — ¿A dónde? Si estás aburrida aquí, estoy seguro de que podría encontrarnos una fiesta más entretenida en Nueva York.- Él tendió su mano, y aunque estaba demasiado oscuro para ver sus hoyuelos, casi pude sentirlos. — Vamos.-

Negué con la cabeza. Yo no podía salir con Jack, incluso si él me llevara a lugares que nunca vería de otra manera. Sería demasiada traición para Lend. — Me voy a casa.-

Una voz de terciopelo sangró fuera de la oscuridad. — ¿Tan pronto, Liebchen?-

FIN DEL CAPITULO

NDELT:
Slasher: El cine slasher o simplemente slasher es un subgénero del cine de terror. Su principal característica es la presencia de un psicópata que asesina brutalmente a adolescentes y jóvenes que se encuentran fuera de la supervisión de algún adulto. La mayoría de las veces las víctimas están envueltas en sexo prematuro o consumo de drogas. El éxito de este tipo de películas entre las audiencias ha generado la producción de numerosas secuelas.
Tasey: pistola eléctrica Taser.
Liebchen: querida.
Capítulo 27
Súper-bleep

Traducción de Inthefreedomwings




Me quedé inmóvil, aterrada, mientras una sombra se separaba de un árbol cercano y se adelantaba.

—¿Estás sorprendida de verme, pequeño monstruo?—Su voz era suave, con el rastro de acento alemán bajo y sutil.

Tragué saliva, asintiendo con la cabeza antes de que pudiera cambiar de opinión. ¿Qué mierda estaba haciendo Súper-vampiro aquí? ¿Y cómo iba a salir de esta?

Sonrió, la perfecta dentadura blanca de su glamour brillando sobre la suya ennegrecida y muerta. —Si te hace sentir mejor, estoy gratamente sorprendido de verte, también.

—¿Cómo has llegado hasta aquí?—, pregunté, dando un pequeño paso hacia atrás mientras trataba de pensar en un camino para parar, llamar pidiendo ayuda a la AICP, hacer algo. Los vampiros no tenían porque ser fuertes. Lo que hacía las cosas más complicadas. Y alarmantes.

—Esa es la cuestión, ahora, ¿no?—me considera con calma, sin avanzar. —Estaba en mi celda en esa odiosa institución cuando alguien me atacó por la espalda, y luego me desperté aquí. Y ahora estás aquí, también. Al parecer, esta es una noche de extrañas coincidencias y monstruos en la oscuridad.

—Espera, ¿alguien saltó desde detrás de ti? ¿En tu celda cerrada con llave? ¿Y no los viste?

Asintió con la cabeza, desconcertado. —¿Dónde estamos?

Fruncí el ceño, haciendo caso omiso de su pregunta. No había manera de que esto fuera una extraña coincidencia. Alguien lo sacó, lo sacó del Centro, y lo trajo aquí, de alguna manera sabían exactamente donde estaría. Sólo había un tipo de gente que podía lograr eso.

Hadas. Por supuesto. Tenía que ser un hada. La pregunta era, ¿cuál? Fue esta una clase de broma por parte de Reth? Me había puesto deliberadamente en peligro antes cuando había traído a Vivian al Centro. Pero no podía ver el punto de esto.

Por otra parte, había toda una corte oscura de hadas que me odiaban, no la menos de las cuales era Fehl, que casi fue asesinada por Vivian la primavera pasada. Y estaba esa hada que se había presentado en el Centro. No había parecido muy amigable. Además de Nona, que estaba definitivamente en contacto con al menos un hada que yo supiera. Y si lo que Reth había dicho era verdad, se suponía que debía hacer algo por su grupo de hadas. Cuando decidí que no, arruiné un poco sus grandes y proféticos planes. Así que, básicamente, estaba en dificultades para encontrar a un hada que no quisiera hacerme daño. La sílfide* (espíritu del aire), la fossegrim* (espíritu de las cascadas), ahora esto, tenía que haber alguien detrás de ello. Alguien tras de mí. Los mismos alguien que siempre habían estado en mi contra.

—Malditas hadas—, dije oscuramente. ¿Por qué no me dejan en paz?

Los ojos del Súper-vampiro se iluminaron. —¿Hadas? ¿Sabes donde puedo encontrar una?

Rodé mis ojos. —Confía en mí, si pudiera, te pondría fuera a toda prisa.

Alguien gritó y rió cerca, y Súper-vampiro y yo pusimos nuestra atención en el sonido.

—¿Amigos tuyos?—, preguntó, y el hielo se extendió por mi estómago.

—Humanos.

—Una pena. Estoy sediento. Sin embargo, tú y yo tenemos un asunto pendiente, Liebchen*(querida, en alemán).

Me pellizqué el puente de la nariz. No quería estar cerca de él, recordar cuanto deseaba tomar su alma esa noche. —Mira. Estoy cansada, y las cosas no han ido como yo quería esta noche. Realmente preferiría no tratar contigo en este momento, así que ¿qué te parece si dejamos que Jack aquí te lleve de regreso al Centro? Te voy a visitar muy pronto, y podemos tener una charla agradable y larga después.

Se echó a reír. —No lo creo.

Algo hizo clic y sonreí. —Bueno, realmente no importa de todos modos, ya que tu control de tobillo le dice a la AICP donde te encuentras, y van a estar aquí en cualquier momento—. Oh, bendita seas, tecnología de la AICP.

Miró a su alrededor, con movimientos lentos y despreocupados. —Y sin embargo aquí estamos, y ellos no aparecen por ningún sitio.

Fruncí el ceño. Tenía razón. Deberían haber estado aquí casi al instante. ¿Por qué no estaban?

—Umm—, dijo Jack, recordándome que aún estaba de pie tras de mí, —¿alguna idea, Evie? Al parecer se me terminó el repelente de murciélagos* (juego de palabras con la palabra “Bat”, que es murciélago pero se refiere al vampiro). Súper-vampiro dirigió una heladora mirada en la dirección de Jack. Maldije interiormente al chico idiota que nos había traído aquí y puesto a sí mismo en peligro, también.

—Supongo que no trajiste tu comunicador.

—En retrospectiva, no es un movimiento muy inteligente por mi parte.

Así que estábamos por nuestra cuenta, entonces. Busqué a Tasey antes de recordar que la había dejado en casa, sana y salva en mi cajón de los calcetines. No es bueno.

Todos nos quedamos allí, la tensión palpable en la oscuridad.

Súper-vampiro hizo una finta hacia delante y grité, dirigiendo una patada hacia él. Se lanzó a un lado, esquivándome, y me agaché y cogí una sólida barra del suelo del bosque. Bendita previsión no intencionada de Jack por traernos de vuelta a aquí. Lo partí por la mitad sobre mi rodilla y se lo ofrecí, lista para su próxima carga. Nunca había estacado un vampiro antes, el pensamiento me hizo sentir mal, pero me gustaría hacer una excepción si significaba no morir. Con la esperanza de que se viera debilitado por no beber sangre paranormal durante su estancia en el Centro.

De repente, alguien vino saltando de la oscuridad a su lado.

—¡Jack! ¡Ahí estás!—chilló Carlee.

¡Ella no!—¡Carlee, corre!

—Ven aquí, querida mía—, dijo Súper-vampiro, con su voz baja e imponente.

Corrí hacia delante, pero era demasiado tarde. Ella lo miró a los ojos y con eso estaba todo hecho.

—Claro—, murmuró, con voz soñolienta, feliz, y francamente tonta.

Ella se inclinó hacia él y él puso su brazo alrededor de ella, mirándome con una sonrisa de deleite. Genial. Mi amiga despistada y dulce estaba bajo la influencia de uno de los vampiros vivos más fuertes, y era mi estúpida culpa por ser una magnética asesina-paranormal.

—Deja que se vaya.

Le acarició el cuello con su mano muerta mientras ella se apoyaba feliz en su hombro. —Tira la estaca.

La agarré tratando de pensar en alguna forma de salir de esta. Podría placarlo. Si fuera lo suficientemente rápido, no tendría tiempo para esquivarlo.

—Voy a romperle el cuello—, dijo alegremente, anticipándose a mis pensamientos.

Tomando una respiración profunda, sacudí la cabeza. No quería mis manos libres. No quiero tener que tomar esta decisión. Ahora no. No él. Mis dedos ya habían comenzado a zumbar, mis venas corriendo, y yo estaba hiperconsciente del aire de la noche, casi empujándome hacia delante. En la oscuridad pude verlo, ese toque de luz alrededor de su corazón. —Confía en mí—, le susurré, —estoy más segura armada.

Sus dedos apretaron el cuello de Carlee, clavándose en su piel. Se quedó sin aliento, pero aún así parecía feliz. —Ahora, por favor.

Tiré la estaca, y perder ese peso en mi mano se sentía como perder mi última defensa. No había nada entre el alma del vampiro y yo ahora. Levanté la vista hacia el cielo nocturno, nublado sin una pizca de estrellas. ¿Por qué no podía hacer que algo fuera fácil alguna vez?

—Haz algo—, empujó Jack desde detrás de mí.

Lancé una mirada hacia él. Todo esto era su culpa. No, la culpa era de las hadas. Aún. Debería haber estado ganado un concurso de disfraces con Lend, no luchando por mi propia alma y la vida de Carlee. Dejé escapar un gruñido frustrado. —¡Estoy tan enferma de los dilemas morales!

Súper-vampiro frunció el ceño. —¿Perdón?

—No me obligues a hacer esto. ¿Te acuerdas en el callejón? Tú lo supiste entonces. Lo vi, tus instintos pateándote dentro, diciéndote que tuvieras miedo de mí—. Me incliné hacia delante, con las manos apretadas en puños y temblando a mis costados. —Deberías escuchar a tus instintos.

Sonrió, lamiendo sus dientes afilados. —Me temo que estoy algo más curioso que asustado. Quiero probar, descubrir qué clase de monstruo eres.

—Buena suerte con eso—. Achiqué mis ojos, extendiendo los dedos. No había opción. No tenía otra opción. Esta no era mi culpa. Estaba sin opciones.

Se rió, y antes de que pudiera reaccionar lanzó a Carlee contra Jack, golpeándolos a los dos al suelo. Mis ojos todavía en ellos, no estaba preparada para el cañón hacia mí. Volamos juntos a través del aire, aterrizando duro en el suelo con él encima de mí. Gruñó, mostrando los dientes, fue a por mi garganta.

Sus colmillos traspasaron mi cuello. Grité y empujé mi mano contra su pecho. Esta vez, cuando el cañón se abrió, estaba lista. La ira corriendo a través de mí, me impulsó a abrir más, empujando tanto como podía y tan rápido como podía. Olvidé defenderme. Iba a terminar esto. Su espalda se arqueó, pero estaba demasiado sorprendido, con demasiado dolor para escapar.

Luego alguien gritó y se estrelló contra Súper-vampiro, dejándolo alejado de mí y rompiendo la conexión. Mi corazón se aceleró y me faltó el aire, mi cuerpo arremolinándose con energía, extraña y deliciosa. Quería el resto de él. Me impulsé para sentarme, con ganas de encontrar al vampiro, agotarlo por completo.

Fue entonces cuando vi a Lend, sobre Súper-vampiro, pegándole otra y otra vez en la cara hasta que estuvo seguro de que el vampiro no iba a ninguna parte. Y entonces lo que había hecho, lo que iba a hacer, se me vino encima. Caí de espaldas y puse las manos en mi cara.

Lo hubiera matado.

Quería.



Fin del capítulo
Capítulo 28 - Culpable es quien culpable se siente. 
Traducido por Bautiston.


Lend no saco su brazo de alrededor de mis hombros, abrazándome mientras me levantaba. Incluso pensé que zumbaba con una energía culpable, nerviosa, me sentía vacía, como si pudiera derrumbarme en cualquier momento. Raquel caminaba de un lado a otro delante de nosotros, sus zapatos rompiendo ramitas. Después de que David la llamó, había querido llevarnos a la Central para hablar, pero Lend se negó.

Jack apareció, sin aliento. "Les dije a todos que los policías se acercaban, el cementerio esta limpio." Afortunadamente Carlee no recordaba nada de estar bajo la compulsión del vampiro, se sentía un poco mareada y sospechaba que alguien le había puesto algo en su bebida. Si solo fuera eso. Jack la había llevado de nuevo al grupo, sin saber.

Miró a Lend y lo fulminó con la mirada. "Estaba a punto de salvarla. No tenías necesidad de venir. "

Lo fulmine con la mirada. No me había salvado. Lend lo había hecho. Pensó que me había salvado de ser drenada, pero en realidad me salvó de drenar al vampiro. Me pregunté qué pensaría si supiera que había atacado al monstruo equivocado.

No, no era un monstruo. El Súper-vampiro se lo merecía. Y Lend me salvó de mí misma. Lo que estaba bien.

"Mira", dije, "no tiene sentido. No hay otra explicación, ¡además de las Hadas! "

"¿Pero por qué un hada tomaría un vampiro de la Central?"

Forcé mis ojos para no ponerlos en blanco. "Umm, ¿para matarme? ¿Porque me odian? Enviaron a Vivian en pos de mí antes. Esto es probablemente sólo la nueva táctica de la Reina Oscura. Ha habido demasiadas coincidencias con las hadas en los últimos raros ataques. "

"Pero sólo las hadas de transporte sabían acerca de que los vampiros están en la Central."

"Sólo se necesita una, ahora, ¿no?" Lend dijo.

Raquel suspiró, estaba demasiado cansada y nerviosa, incluso para intentar e interpretar. "He comprobado nuestros registros, y los dos hadas de transporte que lo manejan, estaban en asignaciones y ocupadas durante toda la noche."

"Entonces, ¿cómo explicas que su tobillera se desactivo?" Le pregunté.

Se frotó los ojos. "No puedo. Podría haber sido un error de entrada de datos. No podría decir si el rastreador alguna vez había sido activado correctamente, que no debería haber sido un problema, ya que nunca iba a ser liberado de la contención. "

"Estoy muy reconfortada".

"Lo tenemos en nuestra sección de alta seguridad, y prometo que no hay manera, incluso de que un hada pueda sacarlo."

Crucé los brazos. Sabía que estaba siendo petulante, pero era tarde, estaba cansada, y mi alto nivel de azúcar había caído en la peor forma posible. Odiaba esta noche. Odiaba lo que había hecho. Odiaba que no lo odiara, y que parte de mí sintiera que era totalmente justificado. Había bastantes preguntas sin respuesta en mi vida, no me gustaba tener que preguntarme si era o no una buena persona.

"Está bien. Me voy a casa. Y si se me hace tarde para la escuela porque me dormí, espero que llames y me justifiques."

Dándome una palmada en la mano, Raquel comprobó mi cuello de nuevo, luego Lend me llevó a casa. Subió conmigo y me abrazó cuando me puse a llorar tan pronto como llegué a mi habitación.

"Lo siento mucho, nunca debí dejarte ir sola. Si no hubiera regresado… No puedo ni siquiera pensar en ello. Evie, lo siento, lo siento mucho. "

Negué con la cabeza, enterrando mi cara en su pecho. No tenía ni idea. "No es tu culpa. Gracias por. . . salvarme. "

Se quedó conmigo hasta las dos o tres. Ya no lloraba más, y después de comprobar de nuevo la herida de mi cuello y hacerme jurar que lo llamara si necesitaba algo, se dirigió de nuevo a la escuela para su laboratorio de temprano por la mañana.

Estaba en la cama, completamente vestida con mi traje estúpido, agotada, pero incapaz de que mi mente dejara de girar en círculos, enojada. Por supuesto que había sido un hada que había dejado un Súper-vampiro libre cerca de mí. Al parecer, ahora que era peligrosa, estaban enviando a otros paranormales para hacer su trabajo sucio. Típico de las hadas, tortuosas y perezosas. Era su culpa si casi había perdido el control y agotado el vampiro hasta el final. Su culpa, no la mía.

No sabía que me había quedado dormida hasta que me di cuenta de que Vivian estaba sentada a mi lado en una colina cubierta de hierba.

"¿Qué pasa esta vez?"

Me sorprendió, la mire y me mordí el labio. No había hablado con ella desde la sílfide. Era la persona que probablemente entendiera más lo que estaba pasando, lo mal que me sentía por lo que había hecho, pero cómo justificarlo, también.

También era la última persona en el planeta con la que podía hablar. Porque si lo hacía, entonces admitiría que era tan débil como ella. No, no era como ella. ¡Me estaba defendiendo!

Pero, de nuevo, en realidad no era su culpa, ¿verdad? "Todo es culpa de las hadas. Todo. No debería estar aquí, de esta manera. "

Entrecerró los ojos, pensativa, y luego miró a la hierba en la que estaba sentada, tirando de algunas por entre sus dedos. "Hice mis elecciones, Evie. Fueron equivocadas."

"¡Pero las hadas te obligaron! ¡Te engañaron! "Es su culpa todo lo que estaba mal, su culpa que Lish haya muerto, por su culpa no puedo ser feliz.

Suspiró. "Escucha. Yo hice lo que hice. Y no puedo hacer que este bien. Las hadas no me hicieron matar a los paranormales. Me gustó lo que estaba haciendo. "Abrí la boca para discutir, pero puso su mano sobre la mía. "No. Sé que estás tratando de perdonarme, pero no lo racionalices. Les debes a tus amigos más que eso. No los maté, porque las hadas me obligaron, los mate porque estaba desesperada y sola y porque quería. Pensé que les estaba haciendo un favor, pero, más que eso, me gustó la forma en que me hacia sentir. Y esa es la peor parte. Siempre fue todo sobre mí. Y si no me hubieras parado, probablemente aún lo estaría haciendo."

Sus palabras quedaron flotando fuertes entre nosotras. Una oscuridad fea, fría y vacía, se filtró a través de mi propia alma triste. Quería que culpara a las hadas. ¿Por qué tenia que sacar todo esto cuando yo quería olvidar? ¿Y por qué el ruido de hizo su confesión me hacia sentir culpable?

"Pero las hadas", le dije, un gemido arrastrándose en mi voz. "Me arruinaron la vida. No van a parar hasta hacerme un desastre. Sin ellos, podríamos tener…, todo sería diferente. Más fácil."

Vivian se echó a reír, con su voz dura. "La mierda de las hadas no me puede tocar ahora. Y no puedo tocarlas, y es una lástima. Mataría a todos y cada uno de ellas si pudiera por lo que nos hicieron. Pero estoy bastante segura de que sin ellas ninguna de nosotras existiría. Probablemente sea mejor que me quede aquí en el país de los sueños, así no tengo mas almas en mis manos. Literalmente."

Sonrió con malicia y me dio un codazo. Solté una carcajada dolorosa, pero en realidad quería una noche normal de sueño, sueño libre de conversaciones que lastimen mi cabeza y me hagan doler.

Cerré los ojos y los abrí en mi cuarto oscuro. Por un momento pensé que seguía durmiendo, que Viv y yo habíamos cambiado de ubicación, hasta que me di cuenta de que la persona sentada en el borde de mi cama mirándome, no era mi loca hermana.


Fin del capitulo.
Capítulo 29

Asuntos de la vida y la no-muerte.



Traducido por Sofia G(SOS)



Me senté en la cama, con mi corazón acelerado, y me trague el grito justo a tiempo cuando reconoci el cabello en punta. Encendí la lampara junto a mi cama. “¿Arianna? Asustaste la mierda fuera de mi. ¿que esta mal?”


Ella no me miraba sino a un lugar junto a mi cabeza, a un punto en blanco en la pared. Sus ojos de glamour parecían tan muertos como sus ojos reales. "Yo no lo entiendo. Nada de eso. "

“¿disculpa?”

Sus ojos se enfocaron en mí, y sacudió su cabeza lentamente. "Lend me contó lo que sucedió. Sobre el vampiro. Evie, no quiero ser uno. Esta no soy yo, esta cosa, esta pesadilla viviente sin fin en la que me he convertido. Yo no debería existir. Desearía no hacerlo. "Hablaba en voz baja, uniforme. Era más aterrador que si estuviera molesta o llorando. "¿Sabías que mi nombre no es Arianna? Era Ann. Yo odiaba ese nombre. Simple y aburrido, como yo, y mi vida y mi familia. Yo también odiaba a mi familia. Ellos eran WASP(*), tan clase media y convencionales como les fuera posible. Mi mamá hacia artesanías y trabajaba en el consejo escolar, y mi padre era contable. Ellos querían que yo fuera rubia y feliz, y que estuviera en equipos. Siempre estaban empujándome a los equipos de natación, animadoras, pista, no importaba. Ellos querían que yo encajara en alguna parte. Eso era lo último que yo quería.


"Mi madre y yo solíamos pelear por cual era el color de mi cabello, mi nuevo piercing, mi música. Cuando me retiré y me fui a la escuela de moda, no dije adiós, o gracias, o Te amo. Me alegré de dejarlos. Me dijeron que estaba siendo estúpida, mudándome a una gran ciudad donde no conocía a nadie y apenas tenía suficiente dinero para vivir. No me importaba. Por fin iba a saber quién yo era, encontrar un lugar donde podría ser diferente.

"Entonces conocí a Félix, y él era oscuro y delicioso y todo lo que mi familia no era. Él me dijo que yo debía estar con él, que nuestro amor duraría para siempre, que él veía quién yo era realmente, quien podría ser. Él me prometió mostrarme el mundo. Nunca me di cuenta de que su mundo era siempre de noche.

"Y entonces me mordió y la primera vez me gusto. Pero entonces lo hizo de nuevo y bebió mi sangre y me desmayé. Cuando me desperté, me dijo lo que era. No le creí, pensé que estaba loco. Lo deje entrar muy rápido, y él sabía dónde iba a la escuela, donde trabajaba, donde vivía. No me sentía segura en ninguna parte. Así que me fui a casa. Llegué por la noche, me detuve delante de la casa. Pude ver a mis padres a través de la ventana de la bahía leyendo en la sala de estar y estaba iluminado, y cálido y seguro. Comencé por el sendero y luego Félix se levantó de donde estaba sentado en mi porche esperándome.

"Mis padres me encontraron allí a la mañana siguiente, muerta."

Luché para contener las lágrimas. Nunca la había oído hablar acerca de cómo esto le pasó a ella. Los vampiros siempre habían tenido el menor sentido para mí, ¿cómo podia un ser humano convertirse en un inmortal paranormal y por qué tenían glamour? Los hombres lobo eran raros, sin duda, pero ellos no tenían la inmortalidad o glamour. Raquel nunca había sido capaz de explicar de dónde provenían los vampiros. Lo único que sabía era que con el fin de convertirse en uno, tienes que ser mordido más de una vez en el espacio de un mes o así y el vampiro tenía que dejarte con vida lo suficiente como para que el cambio tuviera lugar antes de que se detuviera el corazón. No era fácil y la mayor parte de los vampiros no tienen ningún interés en engrosar sus filas. También algo bueno , porque si todo lo que tomaba era una mordida, el mundo habría sido invadido por vampiros hace siglos.

Arianna siempre me había parecido tan duro, tan hastiada, a veces hasta me pregunté si ella había buscado un vampiro y había sido cambiada a propósito. A pesar de su tono carente de emoción, me rompió el corazón saber la verdad, ella era sólo una niña tratando de encontrar un lugar donde encajar. Sonaba familiar.


Ella continuó. "Por supuesto, yo no los recuerdo encontrándome. La siguiente cosa que supe, fue que me desperté en una morgue. Félix estaba allí, esperándome, con esta expresión en su rostro. Estaba tan emocionado. Pensó que había hecho algo maravilloso. "


"Dónde está él ahora?" Susurré.


"Yo fui con él, porque no tenía a dónde ir y ni idea de cómo vivir como un vampiro. Después el tomo a una artistica chica solitaria, la acechamos, y él la llevó hasta un callejón para nosotros ".

Mi estómago se encojio. No pensé que Arianna alguna vez había matado a una persona. ¿David sabia acerca de su pasado?


Ella cerró los ojos. "Y cuando Félix la indujo a doblar la cabeza hacia un lado y ofreciéndonos su cuello, lo maté".


"Espera ¿lo mataste?"


Ella me miró por vez primera desde que comenzó su historia. "Ya era esta cosa, esta burla de la vida. Él se llevó todo lo que yo era, todo lo que podía haber sido. No iba a dejar que le hiciera eso a nadie más. "


Me senté, muda, sin saber qué decir. Ella y David eran pacifistas totales a la hora de tratar con otros paranormales, pero ella había matado a otro vampiro para proteger a una chica inocente. ¿Entonces eso hacia lo que yo hacia bien? Porque el Super-Vampiro habría herido a otras personas. Carlee, los otros niños. Yo sé que él lo habría hecho. Negué con la cabeza, enfocandome. "Arianna, lo siento mucho."


Ella sonrió con tristeza. "No importa. Eventualmente encontré a David, y aquí estoy. Y aquí me quedo, porque la vida eterna no es vida en absoluto, y no tengo idea de qué hacer al respecto. Ann está muerta, y estoy atascada aquí, muerta y viva y ninguna."

Puse mi mano sobre su hombro. "¡Estás viva! Sigues siendo una persona ".


Ella me miró, sus ojos afilados, una vez más. "No me mientas, Evie. Puedes ver exactamente lo que soy. "

Me estremecí, pensando el mal trabajo que yo había hecho durante todos estos meses aparentando que no estaba horrorizada por el aspecto que ella tenía bajo su encanto. "¡Sin embargo esa no eres tú !"


"Yo sé lo que soy. solo no entiendo por qué. "Ella se levanto. "Yo no debería haberte despertado. sin embargo, a veces me gusta verte dormir . Desearía poder dormir. Dormir y no despertar jamás. "


Antes de que pudiera decir algo salió de mi habitación y fuera del apartamento. Me senté, sorprendida, y luego me deje caer de nuevo en mi cama.


¿Por qué había pensado alguna vez que la vida sería más fácil fuera del centro?

Fin del capítulo

Traducido por SweetObsession

Capítulo 32
"Yendo a ningún lado. Yendo a algun lado."


"Evie? Evie! Ouch!" Jack jaló su mano de la mía, agitando y mirándome fijamente. "Necesito esos dedos más tarde"
No me podía mover. Mi futuro yacía en mi cama – ¿Cómo llegó hasta allí? ¿Por qué no estaba en el buzón?
Grnlllll. Ella había estado tratando de llamar mi atención cuando llegué del colegio. Ella debió haber recibido el correo, lo que significaba que ella sabía que la carta estaba aquí. Arianna probablemente lo sabía también, desde que Grnlllll no subía escaleras.
Mis ojos quemaban con lágrimas y vergüenza, mi estómago ya torcido en un nudo enfermo.
Quizás no era un rechazo. Quizás ellos se estaban subiendo al vagón “verde”, y era una aceptación con las direcciones para acceder a la información que necesitaba en línea.
Quizás.
Por favor.
Por favor. Por favor. Por favor. Tomé mi collar del aparador, apretándolo como si fuera un talismán mientras caminaba hacia delante, cada paso haciendo doler mí estómago un poco más. Tomé el sobre, temblorosa. ¿Por qué no podían haber esperado otras dos semanas para enviármelo?
“No puedo hacerlo.” Susurré.
“¿Qué no puedes hacer?” Preguntó Jack, lo suficientemente curioso ahora que había dejado la puerta del reino de las hadas cerrada detrás de él.
“No lo puedo abrir.” Apretando mis ojos cerrados, se lo tendí a él. “Hazlo tú”
Por una vez el no hizo una respuesta estúpida, solo tomó el sobre de mi mano.
Cada sonido de papel rasgándose, desgarró una pieza de mi alma. Quizás no era una negativa. Quizás no era una negativa. Quizás no era…
“Estimada Sta. Green, blah, blah, blah, gustaría darle las gracias en nombre de blah, blah, blah lamentamos que en este momento no podemos aceptar –” Él se detuvo y también lo hizo mi corazón.
No podía abrir mis ojos. No lo haría. No iba a ir a Georgetown. Eso era todo. Todo para lo que había trabajado, todo lo que había perseguido desde que dejé el Centro, ido. Yo trabajaría en la cafetería para el resto de mi vida, furtivamente en trabajos sin sentido para el IPCA y Lend se aburriría de mí y se casaría con la lujuriosa asistente de laboratorio y ellos serían felices y hermosos por siempre y yo no iba a ir nunca a alguna parte.
Mi futuro era un espacio vacío, todavía peor que los senderos de las Hadas porque al menos ellos siempre tienen un destino. Yo no tenía un destino ahora.
“Me estas asustando.” La voz de Jack por fin atravesó, y abrí los ojos, casi sin poder verlo. “Está bien, bueno, sí, respira. Respirar lo ayuda a uno a mantenerse vivo, he descubierto ¿Qué en la tierra es tan malo sobre una estúpida escuela diciendo que no?”
“Mi vida” Jadeé “Se terminó. Se terminó. Todo.”
Él frunció el ceño con recelo “¿Quién querría ir a un lugar llamado Georgetown de todas maneras? Ridículo. Ahora, yo podía entender tu devastación si ese tuviera un nombre distinguido como, decir, Jacktown, pero como lo es, estas reaccionando de forma exagerada. ¿Por qué quieres más a la escuela? Yo fui una vez por unas pocas horas y estuve cerca de perder mi mente.”
“Pero, yo – es todo lo que yo había planeado, y – ”
El agitó su mano en el aire como si diera manotadas a todos mis sueños molestos. “Has nuevos planes. Tú realmente no querías eso de todas formas. Puedes pensar que lo haces, pero ese no es tu mundo.” Él me sonrió, sus ojos azules lo único que venían en claro a través de mis lágrimas. Lloré aún más fuerte.
Suspirando, se arrastró torpemente de un pie al otro. “¿Quieres que busque a Raquel? ¿O a tu nervioso novio?”
“¡No!” No podía enfrentar a Lend, no podía decirle que no era lo suficientemente buena. O a Raquel. Ella estaría decepcionada de mí. Había tratado de ser normal, tratado de hacer un hogar para mí en este mundo, y había fracasado total y completamente. ¿Por qué podía Lend ser tan bueno en ambos mundos pero yo no podía manejar alguno? ¿Por qué yo era tan mala en la vida?
Jack echó atrás sus hombros. “Parecería, como de costumbre, que todo depende de mí. Lo bueno es que siempre estoy listo para un desafío.” Él tomó mi mano en las suyas y abrió una puerta, jalándome a través de ella. Yo estaba llorando muy fuerte para protestar cuando el collar de Lend fue sacudido de mis manos. Miré hacia atrás mientras la puerta se cerraba, el collar resplandeciendo en un montón arrugado en el piso de mi vida.
"Jack, yo-" Mi respiración salía en jadeos, y yo no alcanzaba a sacar más que unas pocas palabras a la vez. "Yo no - quiero -por favor-"
Se detuvo en seco, frunciendo el ceño. Levantando una ceja, como si considerara un problema particularmente desconcertante, puso su mano libre detrás de mí cuello y dudó por un momento.
Luego, me besó.
Sorprendido de mi sorpresa, me di cuenta de sus labios en los míos, pero no procesaría. Ellos estaban completos y lo suficientemente calientes, pero los movimientos extraños de maceración que él estaba haciendo estaban muy lejos de los besos que yo tan a menudo disfrutan con Lend.
Y. . . era Jack. Jack. De las muchas cosas que había considerado hacerle a él, la mayoría involucraba la violencia. Ninguna de ellas involucraba acción de labios con labios.
Tiré la cabeza hacia atrás, pero no fue difícil escapar, ya que él retrocedió en el mismo momento.
Arrugó la nariz. "Bueno, eso fue. . . interesantes. Siempre quise probarlo, pero ahora que lo he hecho, estoy bastante seguro de que no quiero volver a hacerlo nuevamente. "
Furioso, le di un manotazo en el hombro con la mano libre, odiando que todavía teníamos que tener uno unido, así no estaría perdida para siempre.
"Tu"-golpe-"pequeño"-golpe-"monstruo"-golpe. "¿Qué fue eso?" GOLPE.
Esquivó otra descarga. "Y me había dado la impresión de que después era un poco menos", él hizo una mueca cuando conecté duro "doloroso".
"Escucha, asqueroso, si yo quería que me beses, ¡yo lo hubiera pedido! Y no lo hice. ¡Y yo no lo haría! Y si alguna vez lo intentas de nuevo, entonces ayúdame, ¡voy a encontrar a ese fossegrim* y te lanzará a una muerte acuosa!"
Y luego – como si su incomodo, terrible beso no fuera lo suficientemente malo, él empezó a reír.
“¡CALLATE!”
Sacudió la cabeza, sonriendo con aire de suficiencia. "¿Ves? Dos metas cumplidas. Una: probar besar. Miserable fracaso, sin duda tu culpa, pero un esfuerzo noble, no obstante. Debo encontrar a tu amiga Carlee. Ella es probablemente mejor en eso de lo que tú eres. "
¿Por qué no podrían mis penetrantes-ojos-glamorosos tener una función de láser? No lo mataría. Solo quemaría la palabra fenómeno en su frente.
“¿No me vas a preguntar cuál era mi segunda meta?” El batió sus pestañas a mí.
“No, no lo hago.”
Él me golpeó en las costillas con el codo. "¿No estás llorando más, verdad?"
Tendría que soltarle la mano para estrangularlo. Así que esa opción estaba fuera. "¿Estar tan loca que me gustaría matarte es mejor?"
*Las Fossegrim, las hadas de las nieves de Noruega, son las portadoras del frio y de las nieves, y además tienen la custodia de las cascadas y los fiordos.
Su sonrisa se ajustó. "Estar enojado es siempre mejor que estar triste. Otro de mis lemas, de hecho. Ahora, ¿quieres ir a llorar a solas en tu habitación, o quieres tener una aventura? "
Vacilé, cautelosa como siempre de la idea de Jack de una aventura, pero no quería ir a casa, tampoco. Y tenía razón, al menos yo no lloraba más. Yo sabía que tan pronto como entre en mi habitación con esa carta, lo perdería. Siquiera pensar en pensar en ella me estaba haciendo desgarrar, y. . . olvídalo.
Le apreté la mano más de lo necesario. "¿Qué tienes en mente?"
Él entrecerró los ojos y sonrió, su rostro angelical repentinamente malvado. "Vamos a jugar".
Él me arrastró detrás de él mientras corría por los senderos. Siguió cambiando de dirección, alterando su rumbo hacia la derecha o la izquierda, como siguiendo un rastro en constante cambio. Yo nunca había visto a nadie ir a ningún lado, pero en línea recta antes.
"¿Sabes dónde vas?" Pregunté, cada vez más nerviosa. Yo no estaba entusiasmada con la idea de estar perdida en los senderos Faerie con Jack o cualquier otra persona. Y cuanto más tiempo estábamos atascados en la oscuridad, más que tenía que luchar contra el pánico.
"Esto cambia. Nunca en el mismo lugar dos veces. Hace que sea bastante difícil de encontrar, sobre todo cuando uno está fastidiado, pero ahora-"Se detuvo, triunfante. "Aquí. Tiende tu mano. Dime lo que sientes."
Rodando los ojos, puse mi mano junto a la suya, contra el vacío y - había algo allí. O no algo, incluso, pero la idea de algo. Que no era tangible, y no estaba segura de cómo lo estaba sintiendo en absoluto, aparte de la ligera agitación bajo mis dedos, el reconocimiento del lugar en medio de la nada. Me imaginé que era similar a los amputados sintiendo el fantasma de sus miembros, sólo en este caso se trataba de una puerta fantasma. No había nada allí, pero debería haber.
Jack me miraba fijamente. "¿Puedes sentirlo, no?"
Sacudí la cabeza. "Yo creo que sí, no lo sé. Es extraño. "
"No hay razón por la que yo pueda hacerlo y tu no. De hecho, tu puedes abrir mucho más que sólo puertas. Eso sería fácil si tú pusieras tu pequeña mente ocupada a ello en vez de preocuparte por las calificaciones y las escuelas y los besos. Especialmente los besos. Repugnante cosa, esa. "
"Sí, desagradable cuando es contigo. Pero, ¿cómo puedes hacer esto? "
"Creo que la comida de hadas te cambia un poco. Además, si miras el tiempo suficiente, y deseas algo intensamente, te sorprendería lo que puedes hacer. Lo que harás. Los Senderos Faerie significaban libertad para mí. "
Mi corazón se torció con tristeza en mi pecho, recordando la vida de Jack con las hadas. Al igual que Vivian, pero Jack parecía tan seguro de sí mismo, más sano lo que ella había sido. Lo que no decía mucho, pero aun así. Él no estaba completamente desequilibrado. "Lo siento mucho acerca de su infancia, Jack. Debe haber sido duro. "
Él sonrió, dejando al descubierto los dientes. "Ah, pero mira en el excelente joven hombre en que me he convertido. No tengo a nadie, pero a las hadas para dar las gracias por quien soy hoy. "
"¡Te puedes ir, sin embargo! ¿Por qué todavía vas a los Reinos Faerie en absoluto? ¿Por qué no regresar a la Tierra totalmente, dejarlo atrás? "
"¿Volver a qué? Además, tu sabes que una vez que has probado la cocina fey, nunca regresas. No hay vuelta atrás. "
"¿No podrías traer un montón contigo o algo así? ¿Almacenarla? "
Él negó con la cabeza. "Me temo que de una manera u otra Faerie y yo estamos vinculados. No he terminado con ellos todavía. "
Su sonrisa me parecía un glamour más profundo que cualquiera que yo haya visto. Justo cuando pensaba que estaba aprendiendo algo de él, esa sonrisa surgiría, limpiando cualquier emoción real. ¿Cómo podría yo alguna vez leer lo que estaba debajo de ella?
"Siguiendo adelante", dijo. "La puerta. Puedes sentirla. "
"¿Qué estoy sintiendo, exactamente?"
Trazó sus dedos casi con reverencia a lo largo del espacio en el que la puerta nos esperaba, mirando la oscuridad. "¿Sabes cuando estás en el borde entre la vigilia y sueño, y el sueño que estás dejando se siente más real para ti que cualquier cosa que el mundo tiene para ofrecer? Al abrir los ojos, es como si una parte de ti se quedó, y tú sabes que nunca sentirás las cosas tan profundamente, experimentarlas tan verdaderamente como las habías hecho en ese diminuto espacio de la conciencia entre la oscuridad y la luz. Vamos a entrar en eso. "Aguanté la respiración, y él despertó de cualquier estado en que él estaba. Pestañeando, él abrió una puerta. "Bienvenida a los Reinos las Hadas."

[Fin del Capitulo]

Capítulo 33 Casamentero, casamentero

Traducido por Makilith Vivaldi

Antes de que pudiera decirle a Jack que no, pasamos a través de la puerta hacia el reino de las Hadas. Las únicas veces que había estado ahí, había sido con Reth, en habitaciones de piedras de oro, praderas arremolinadas, y muebles de formas demasiado elegantes. Nunca pensé que quisiera regresar, pero tomaría las habitaciones de Reth en un latido de corazón por esto.
El cielo por encima de nosotros era rojo carmesí, una vasta expansión rota por puntillos de destellos negros, como la ausencia de estrellas. A pesar de que podía ver con claridad, el aire era denso y pesado como una noche de verano, llevando consigo un toque de canela carbonizada. Nos quedamos en los bancos color negro a la orilla de un enorme lago de plata, pero que no reflejaba en absoluto, desafiando al cielo. Rocas descomunales rompían la monotonía de la llanura a nuestro alrededor, esparcidos como por violencia, retorcidas y torturadas cosas. La escena entera era fascinante, hermosa pero equivocada.
— Jack — Susurré, tirando de su mano. — No deberíamos estar aquí.
— Tienes razón— Él dijo, y dejé escapar un suspiro de alivio. — He olvidado los suministros. — Extendió su mano y nos deslizamos hacia un lado, el aire cambiando mientras el paisaje de pesadilla era reemplazado por una habitación. Me balanceé vertiginosamente.
— Lo siento por eso. — Jack dejó ir mi mano y se acercó a una mesa en el rincón. — Una vez que has estado en los Reinos es más fácil ir de un lado a otro. Toma algo de tiempo acostumbrarse, sin embargo. Preocúpate por la alfombra si vas a vomitar.
Me agarré al borde de un sofá para mantenerme en equilibrio y miré a mí alrededor. Este tenía que ser la habitación más extraña que jamás haya visto. Las paredes eran de de piedra de color verde pálido y eran iluminadas por un invisible ambiente de luz, los muebles eran similares a los que había visto con Reth, con sinuosas artesanías y ricos terciopelos. Sin embargo, esparcidos por entre todos los adornos de hadas estaba calcetines sucios, pantalones descartados y zapatillas sucias.
Dejen a un niño hacer que los Reinos de las Hadas luzcan como un basurero.
Jack levantó una caja de cartón hecha jirones y la puso sobre la mesa de roble, luego tomó un fruto luminoso de un tazón que lucía como un durazno, si los duraznos fueran azules y hechos de pedazos de cielo. Cerró sus ojos mientras la mordía, con una delirante y voraz expresión en su rostro. Nunca había probado algo tan bueno como ese fruto parecía. Respiré por la boca, tratando de no olerlo. Después de terminarlo, me ofreció uno del tazón.
— ¿Quieres uno?
— Yo paso, gracias.
Él se encogió de hombros.
— No tienes idea de lo que te pierdes. Oh, bueno. Trabajo mejor con el estómago lleno. Ahora que tenemos suministros, podemos volver.
— Whoa, no tan rápido. ¿Qué era ese lugar? No quiero volver ahí de nuevo. — La habitación de Jack al menos permanecía cerrada. En las orillas de aquel extraño lago habíamos estado completamente expuestos. No quería estar en el Mundo de las Hadas en absoluto, pero real, realmente no quería estar ahí.
— Lo siento, no hay tiempo que perder. Tenemos un barco que tomar. — Jack balanceó la caja contra su cadera y tomó mi mano antes de que pudiera apartarla. Con otro cambio que revolvió mi estómago, estuvimos de regreso en la orilla del lago.
Pero esta vez no estábamos solos.
Un enorme barco color negro, brillando como una obsidiana, pasó silenciosamente a nuestro lado. El agua de plata no se alteró ante su camino, ni siquiera una onda se extendió hacia afuera. Retrocedí, pero el barco se acercó sin incidentes, llegando a detenerse contra la siguiente curva de la orilla. Un puente de arco descendió de un lado. Estaba aterrorizada de ver quien iba a bajar.
— ¿Jack? — Le susurro con urgencia.
— Oh, claro. No debimos haber sido vistos. No creo que nos maten, pero uno nuca sabe.
— ¡Te voy a matar!— Le siseé mientas nos agachábamos detrás de una de las horribles piedras. Jack se asomó por el borde de ella. Yo me encogí de miedo. Había pasado demasiado tiempo huyendo de las hadas para venir aquí por mi propia cuenta, prácticamente ofreciéndome a ellos. — ¡Vamos!
— Deberías ver esto.
— ¡No! ¡No, realmente no debería, ni tu tampoco! Salgamos de aquí.
— Observa. — Jack tiró de mí hacia arriba hasta que pude ver también. El desfile era tan silencioso como espeluznante. Hadas, hermosas y terribles al mismo tiempo, descendían del puente, con sus pasos cuidadosamente deliberados. Tenían cada color de cabello imaginable, desde negro a un blanco deslumbrante, pero sus rostros eran agudos, con crueldad grabado en perfección. Sus ropas, eran una singular sombra de color morado oscuro, flotando alrededor de ellos en una brisa imaginaria. Tras bajar el último miembro, todas las hadas se volvieron hacia el barco. Contuve la respiración a la espera.
Las siguientes figuras aparecieron, y mordí mi labio para evitar gritar de terror.
Personas, humanos, se arrastraban a gatas, con sus cabezas rapadas, completamente desnudos excepto por los brillantes patrones de plata pintados en sus cuerpos. Apoyada a través de sus espaldas estaba una finamente trabajada plataforma, completamente entrelazada en plata, y se arrastraron en perfecta uniformidad para no volcarla. Sin ningún tipo de señal, se detuvieron, a la espera. Luche contra la bilis subiendo por mi garganta. Mucho peor que sus cuerpos desnudos, delgados y nervudos, era la expresión en sus rostros.
Estaban felices.
Más que felices, estaban cautivados, con sus expresiones al borde del éxtasis.
— ¿Para qué son? — Susurré, pero Jack me interrumpió con una rápida mirada.
No tuve que esperar mucho. Una mujer, más alta que el resto de las otras hadas por al menos una cabeza, se deslizó hacia delante. Y en ese momento supe que la belleza y el terror eran una misma cosa, inseparables. ¿Cómo podía ser algo que consume nada más que verdadero terror ser así de hermoso? Su cabello se arremolinaba como aceite negro, oscuros mechones de cabello undulaban como cascada por su espalda. Sus ojos eran negro puro contra el color alabastro de su piel, sus labios completamente violetas, crueles, perfectos.
Todo lo que saliera de esos labios sería dolor y placer, inevitable, irresistible.
Aquí, entonces, estaba la eternidad. Me gustaría ir con ella, tengo que ir con ella. En un mundo nunca cambiante, sin morir, ella era absoluta, era la gravedad, era el todo. Quisiera perderme en ella para siempre.
Jack pellizcó mi brazo, retorciendo la piel entre sus dedos. Jadeando, me volví para mirarlo ferozmente. Él rodó los ojos.
— Novata. Trata de no arrojarte ante la Reina Oscura, ¿de acuerdo?
Sacudí mi cabeza, tratando de sacar de mi cabeza los remanentes del deseo y la necesidad. Eso había estado cerca. Demasiado cerca.
Odio a las hadas.
Me di la vuelta, determinada a no perderme a mi misma ante su atracción. Me enfoqué en cualquier cosa menos en ella, observando a sus esclavos a cambio. Al unísono, las personas se tiraron sobre sus estómagos y ella subió a la plataforma. Permaneció de pie sin problemas en el aire sobre sus espaldas, mientras ellos continuaron arrastrándose, miró con frialdad mientras pasaba junto a su séquito.
Las hadas formaron una línea detrás de ella y fue llevada a través de la llanura. Mientras más se alejaba, más fácil era el respirar. Me apoyé contra la roca, agotada por el esfuerzo de resistirme a la atracción de la Reina Oscura. Si ella era oscura, eso la hacía la reina de la Corte Unseelie. Los que hicieron a Vivian. Los que me querían muerta. Gran distracción, Jack.
¿Qué era no lograr entrar en Georgetown comparado con enfrentar a la muerte y querer lanzarme a sus pies? Ahora que lo pienso, Jack ha estado dándome un montón de experiencias potencialmente fatales últimamente. Tendríamos que hablar de eso después.
Él se inclinó, hurgando en su caja.
— ¿Quiénes eran esas pobres personas? — Le susurré, aún enferma de mi estómago al recordar la expresión en sus rostros.
Se encogió de hombros sin levantar la vista. — Ya no son tantas personas. Las mascotas de la corte Unseelie no duran mucho tiempo.
Me estremecí, envolviendo mis brazos a mi alrededor.
— Tienes que llevarme a casa. Creo que esas hadas están buscándome, y realmente preferiría no ser encontrada. ¿Por qué estamos aquí, de todos modos?
Jack se enderezó con una amplia sonrisa que me hizo sentir aún peor de lo que los esclavos habían hecho. En cada mano sostenía una botella de cristal con un líquido color ámbar.
— ¿Quieres emborracharte?
— No seas estúpida. Emborracharse no hace a los Reinos más lindos. Sostén estas. — Me entregó las botellas, y luego tomó dos largas tiras de tela húmeda, y las colocó sobre las botellas abiertas inclinadas hacia debajo de modo que sólo saliera unos cuantos centímetros.
— ¿Qué…—
— ¿Alguna vez te quedas callada? —Cuando terminó con la tela, metió la mano en su bolsillo y sacó una caja de cerillas.
Oh, bleep no. — ¡Jack! ¿Qué estás…?
Encendió ambas mechas y tomó una de las botellas. Sonriéndome como un maniático, se dio la vuelta y arrojó la botella. Giró perezosamente en el aire, con un rastro de luz hasta que desapareció detrás de la cubierta del barco. Tal vez no funcionaría. Tal vez…
Una masiva bola de fuego se elevó, abrasando el aire y floreciendo a lo largo del barco.
— ¿Evie? Es posible que quieras lanzar esa cosa.
Miré hacia abajo con horror a mi propio cóctel molotov ardiendo, y luego la arrojé tan lejos de mi como pude. Se estrelló contra un costado del barco, la mayoría de las flamas cayendo en el agua plateada.
La que procedió a prenderse en llamas.
— ¡Wow. No me esperaba eso! — Jack asintió con la cabeza apreciativamente mientras las llamas se propagaban, devorando su camino hacia el exterior de la parte superior del lago. El bote, ahora envuelto, crujió y gimió su llanto de muerte. — Añadir un toque de licor de hadas a la gasolina le dio un toque especial, eso creo.
Un grito sobrenatural rasgó a través del aire, sacudiéndome hasta los huesos. No quería conocer el propietario de esa voz.
Jack rió, tomando mi mano temblorosa.
— Esta es la parte donde corremos.
Fin del capítulo

Capítulo 34 Viejos Amigos
Traducido por Javy (SOS)


– ¡Jack! – Mi voz salió irreconocible, casi con una octava más alta. Parte de ello fue el terror, pero la mayoría de ella fue una reacción concreta, agria, sólida como un puño, empujando su camino por mi garganta. El aire se llenó al igual que el lago detrás de nosotros se convertía en un infierno. 
Apenas podía ver a Jack, su mano era mi única línea de vida en esta pesadilla. 
–¡Prepárate! – Gritó, y giró vertiginosamente en el paisaje deformado. Todavía estábamos en la llanura, pero lo suficientemente lejos para estar fuera de peligro. Espirales de humo se aferraron a nosotros como seres vivos, e hice mi mejor esfuerzo para dispersarlos.
Vi como las oscuras nubes ondulaban sinuosamente hasta alcanzarnos, perdiendo el conocimiento del rojo cielo nocturno. El lago se quemaba por igual, un solo cuerpo entre las llamas, el barco de la Reina de la Oscuridad ahora era apenas un montón de fuego. Jack puso las manos en sus caderas, observando la escena con un gesto satisfecho. 
–Eso resultó mucho mejor de lo que esperaba.
–Por favor, ¡Vámonos! – Si todavía podíamos ver el caos, significa que estábamos mucho más cerca de este de lo que yo quería estar. Podía imaginar lo que la Reina de la Oscuridad de la medianoche nos haría si nos encontrara. Mi piel tembló, por miedo o por anticipación, no podría decirlo. Esto no era bueno.
–¿Cuál es tu prisa? Tomémonos un momento para disfrutar de la satisfacción de un trabajo bien hecho. 
–¡Yo no quiero hacer eso! 
– ¿No? – Inclinó la cabeza y levantó las cejas – Pensé que odiabas la hadas.
–¡Sí, pero eso no significa que quiero correr alrededor de todos los Reinos Hada ardiendo en fuego!
–¿Cuál es el punto de odiar algo si no se es proactivo? – El puso su brazo alrededor de mis hombros, dirigiéndome para mirar en el infierno con él - No me puedes decir que esto no es satisfactorio, no después de lo que viste. A las Hadas les importan muy pocas cosas, pero son bastante cariñosas con sus baratijas. El barco era uno de los favoritos de ella, por no hablar de todo el lago. Todos los siglos que gasto con la elaboración de este paisaje, y luego ¡puf! Una bomba incendiaria lanzada de manera excelente, y le has hecho sentir una ira y le dolor más profundo de lo que probablemente jamás haya conocido. Y mucho menos de lo que ella merece sentir.
Observando las llamas, fue como si el persistente humo se abriera paso dentro de mi pecho, oscuro y filtrándose, sustituyendo mi miedo con ira. Estaba en lo cierto. Se merecen esto. Merecen algo mucho, mucho peor que esto. 
Entrecerré los ojos hasta que la brillante línea de fuego fue todo lo que pude ver. Ahora que lo pienso, esto era exactamente lo que el paisaje necesitaba. El fuego le pertenecía. 
Me volví hacia Jack. 
–¿Qué más tienes en mente? 
En su cara irrumpió su sonrisa con hoyuelos – Sabía que no serias inútil. Una rápida parada para recoger más suministros y…
–Tú.
Ambos saltamos en estado de shock, dando la vuelta para encontrarnos con el origen de la horrible voz, rasposa. Algo agazapado, salvaje y retorcido. Con medio pelo salvaje y enmarañado cubierto de facciones hundidas. Lo que sin duda había sido una vez ropa fina ahora estaba sucia y rota, más allá del reconocimiento. Pero luego me fije en los ojos – en sus ojos. Ojos color rojo rubí. Ojos color rojo rubí que estaban acompañados de una voz que sonaba como cristal roto.
Fehl.
La última vez que la había visto había sido en la cocina de Lend, cuando Vivian intentó drenarle la vida. Ella había escapado, pero eso al parecer fue mucho peor que el desgaste. Era una gracia etérea, desconectada de las hadas. Era una cosa salvaje, con ojos febriles, con movimientos espasmódicos y dardos. 
–Tú me hiciste esto a mí.
Levanté mis manos, dando un paso hacia atrás. 
–No, no lo hice. Lo siento, pero… –me detuve. Yo no lo sentía. Fehl se había retorcido alrededor de sus reglas de IPCA vinculante para trabajar con Vivian y para ocasionar lo que ella creía iba a ser mi muerte. Lo que casi había resultado ser mi muerte. Además la cual, me salvó la vida aquella noche al detener a Viv porque ella estaba agotada casi en su totalidad. En retrospectiva, tal vez yo no debería haberlo hecho. Me detuve más recta - Me parece que recordaste traer esto contigo.
Ella soltó una risa, algo entre un graznido y tos – Sí, un trabajo bien hecho y bien recompensado. Pero si acabo de hacerlo, traje un premio a mi reina y así ella me amará de nuevo. Ella me arreglará.
Fehl se enderezó e hizo una mueca como si le doliera. 
–¿Heriste a un hada? – Jack se apartó, sin quitarle los ojos de encima – Un pequeño aviso habría sido agradable. No quiero morir ahora que las cosas finalmente han conseguido ponerse divertidas.
–Relájate –le espeté – No nos vamos a morir. Ella no puede hacerme daño. 
Fehl rió otra vez, una indirecta de la situación delicada vino atreves de ella – Pequeña niña, tú no tienes idea de lo que puedo hacer.
–¿Puedes controlarla?-Preguntó Jack, y me di cuenta que, por primera vez desde que lo conocí, parecía asustado. No quería saber a quienes él se había enfrentado a manos de las hadas. Hadas como Fehl. Yo no estaba dispuesta a dejarlo salir dañado de nuevo.
Extendí mis manos, preguntándome qué se sentiría ser hada cuando vi a Fehl cambiar su posición y dar vuelta en sus pies, moviéndose nerviosa, como un gato al acecho. Esto no estaba mal, no podía ser malo tomar algo de su alma, si esto significara el protegerme a mí misma y a personas indefensas, como Jack. No sería muy diferente a lo IPCA hizo, de todos modos. Yo era como un Tasey humano. Fehl gruñó y saltó hacia adelante, cubriendo la distancia entre nosotras más rápidamente de lo que pensé posible. La esquivé, pero tropecé y caí de nuevo en mi prisa por salir de su camino. Ella me sobrepasó, deslizándose por el suelo antes de alcanzarme por lo que trepé hacia atrás con mis manos, tratando de alcanzar el mayor espacio posible entre nosotras.
Ella me enseñó sus dientes con una sonrisa enferma y se alejó lentamente. Jack estaba detrás de Fehl ahora, frunciendo el ceño mientras miraba. Quería gritarle que corriera, pero él probablemente estaba en estado de shock. ¿Por qué no hacer una puerta que lo alejara de aquí? No podía levantarme sin dar Fehl una oportunidad para atacarme. Estoy sumida en mi mente, desesperada por un plan, cuando me doy cuenta. 
–¡Denfehlath! –Grité –¡Alto!
Sus ojos se ensancharon con furia, al igual que todos los músculos del suelo dispuesto a dar un salto. Se puso de pie, inmóvil, congelada antes de saltar. Yo podría haber perdido la capacidad de controlar Reth cuando me engañó haciéndome elegir un nuevo nombre, pero aún así sabía el nombre real de Fehl. Demasiado malo para ella. Me paré, quitando el polvo de mis manos en mis pantalones. 
–No te muevas –Contuve una sonrisa de satisfacción, observando el rostro torturado de Fehl. Ella estaba a pocos centímetros de la venganza que había anhelado durante tanto tiempo, pero no había nada que pudiera hacer. Jack se acercó a mí y miró a la congelada Fehl como si la considerara una escultura en un museo.
–Interesante. IPCA no me da ningún nombre de las hadas. Siempre me había preguntado acerca de los comandos de nombre – Se volvió hacia mí – Bueno, ¿y ahora qué? ¿Vas a dejarla aquí? 


Consideré esto. Mis dedos tocaron mis lados, y estaba híper consiente de la energía extra, con el hormigueo cada vez más presente, y la sensación de frío, fluyendo, a veces corriendo por mis venas. Podía ver el resplandor del pecho Fehl, que es mucho más brillante en hadas que en vampiros. Tal vez, podría darle una lección, sólo un poco. . .
Alguien se aclaró la garganta detrás de nosotros – Evelyn. Pensé que te sentía. ¿A qué debemos el placer de su compañía, mi amor? 
Mi corazón se hundió en mi estómago. Mal momento, tu nombre es Reth. Me di la vuelta para mirarlo de frente, desgarradoramente hermoso, si bien cómico era más bien algo fuera de lugar en este paisaje infernal, con su traje victoriano blanco y su cabello dorado. Miró con desdén a Fehl, chasqueó la lengua suavemente, luego miró al infierno todavía ardiendo – My, te has ocupado de hoy, ¿no es así?
Jack me tocó con el codo –No supongo que sepas su nombre también ¿verdad?
–No tenemos esa suerte –dije, aún resentida. 
Reth frunció el ceño hacia Jack, y aquella expresión no hizo nada para marcar su perfecta cara, sin líneas –¿Qué estás haciendo aquí, muchacho? Creo Dehrn te está buscando. Algo sobre un robo a sus libros de tradición. 
Jack lo miró con furia, y con una petulante sonrisa en sus los labios, pero no respondió.
Un grito, resonando con más energía y poder destructivo que cualquier fuego, nos alcanzó desde la dirección del lago. 
–Es hora de irnos – Jack agarró mi mano y el paisaje se agitó, distanciándose de nosotros, dejando a Reth y Fehl congelados, con los ojos gritando de la furia que su cuerpo no podía expresar. Sentí una punzada de rabia por haber perdido mi oportunidad – Necesitaba dejar de pensar acerca de eso. Ella ya no podía hacernos daño ahora, y ese era el punto. Esa fue la razón por la que yo incluso había considerado tocarla.
Nos detuvimos y senté en el suelo de la habitación de Jack, con un suspiro de alivio de todas las balas que había esquivado. 
–No puedo creer que escapamos de eso.
–Ni yo puedo –respondió Reth, sosteniendo un calcetín sucio con el brazo extendido – Aún así, siempre encantador tener invitados.


Demasiado para escapar de esto.


Fin del Capitulo.

Capítulo 35
Pregunta y Responde



Traducido por Liseth Johanna



¡Ve! —le grité a Jack, aun sosteniendo su mano. No quería enfrentar a Reth, no en su césped y no después de lo que habíamos hecho. Jack apretó su agarre mientras la habitación giraba a nuestro alrededor. Cerré los ojos e intenté no dejar que el mareo me alcanzara.

—De acuerdo. —Jack se soltó y abrí los ojos. Estábamos en un campo rectangular, rodeado de césped anaranjado que nos llegaba hasta la cintura, suave como las plumas y susurrando secretos a la deliciosamente dulce brisa que nos rodeaba. El campo estaba bordeada por arboles blanco, doblados bajo el peso de más de aquella fruta azul de la que estaba absolutamente segura que no me acercaría a menos de diez pies.

—¿Por qué no hemos podido venir antes? —pregunté. Me podría acostumbrar a algunas partes de Los Reinos. Dejando de lado, por supuesto, la maldad y la fruta tentadora.

—Eso es, de cualquier forma, aburrido.

Me giré para encontrar a Reth, de pies, detrás de nosotros. De nuevo, me estiré por la mano de Jack pero Reth agarró mi muñeca. Su mano encajaba perfectamente alrededor de la descolorida cicatriz que él había dejado allí.

—Déjame ahorrarte el problema. No hay ningún lugar al que puedas irte, en Los Reinos de las Hadas, particularmente, en el que no pueda encontrarte.

Lo mire. —¿Qué se supone que significa eso?

—Eso significa que huir como un par de niños traviesos no sirve a ningún propósito. Ahora, ¿qué estás haciendo aquí? Después de todas las veces que te invité, me siento un poco herido de que vinieras con ayuda.

Jack se erizó a mi lado, mirando enfurecido a Reth.

—Haré lo que sea que yo quiera —espeté.

—Querida, tienes un sorprendentemente poco desarrollado sentido auto-preservación. Yo recomendaría evadir la ira de la Reina Oscura, ya que ya tiene una baja opinión sobre el valor de tu vida. Ahora. —Sacó un reloj de bolsillo que no tenía ningunas tiras y frunció el ceño—. Ha sido agradable, pero debo rime ya. Intenta no destruir el prado, si no es mucho problema.

Liberó mi muñeca y mi sangre hirvió. Había tenido suficiente de él apareciéndose, regalando unos cuantos comentarios enigmáticos y luego, desapareciendo una vez más. Me estiré y agarré su brazo. Él me miró, con la sorpresa revoloteando en sus cejas.

—¡No! ¿Po qué has estado enviando criaturas a atacarme? ¿Y a qué te refieres con que puedes encontrarme en cualquier parte? Y, si querías tanto que viniera aquí, ¿por qué te vas ahora que finalmente vine?

Reth sonrió, sus ojos como un rayo de sol líquido. —No sé qué te refieres, dado que mi meta siempre ha sido protegerte. Nunca enviaría algo a atacarte. Sin embargo, creo que hemos establecido que no eres nada sino terca y categóricamente incapaz de elegir las cosas que son buenas para ti. —Me tocó la frente, luego el corazón y me estremecí, alejándome de su dedo—. Si tan sólo tu cabeza fuese un poco más vacía, como tu alma. Te daré la bienvenida cuando lo 
decidas, pero me está expresamente prohibido forzarte. La Corte Oscura no le dio más opción a Vivian en este asunte, y mira lo bien que resultó. Hablando de eso, ¿vas a dejar congelado a esa desgraciada hada para siempre?

—Fehl merece… ¡No cambies el tema! Jamás respondiste el por qué sabes dónde estoy todo el tiempo.

Se estiró con su mano libre y, sin mucho esfuerzo, apartó mis dedos de su muñeca. Estúpida fuerza de hada.

—Si no te molesta, mi amor, tus dedos están incómodamente fríos. Y para responder a tu preguntar, ¿cómo podía no saber en dónde estás? Me duele que no puedas sentir nuestra conexión.

Lo miré. —Tonterías.

Reth rio, el césped anaranjado a nuestro alrededor, balanceándose en el tiempo, danzando hacia la plateada belleza del sonido. —Supongo que saber tu verdadero nombre ayuda.

Me había provocado con eso antes, la noche en que lo había liberado al demandarle que tomara un Nuevo nombre. No me lo creí.

—Sí, bueno, odio arruinártelo, pero 
todos saben que mi nombre es Evelyn, así que no eres, exactamente, especial. Y no me salgas con esta basura de “verdadero nombre”. Si tuviera uno y tú lo supieras, ¿por qué te tomó tanto tiempo encontrarme? —Él no pudo negar eso. Las Hadas tenían mucha reserve en cuanto a los nombres, y de donde fuera que venía yo, las hadas no había sabido sobre mí hasta un par de años atrás, a lo mucho.

Cuando Reth me encontró en el Centro, ni siquiera me prestó atención al principio. Luego, un día, todo cambió, como si, de repente, me hubiera notado. Para cuando yo había estado ilusionad (léase: locamente flechada), pero dado que aprendí que las hadas, de alguna forma, eran responsables de mi existencia, me volvió un poco loca el tratar de descubrir cómo: a)no habían sabido quién era yo y b)cómo había descubierto él quién era yo.

Reth asintió. —Ah, una excelente historia. ¿Tal vez tu amigo debería quedarse a escucharla?

Me giré para ver que Jack había estado orillándose lentamente hacia los árboles. Sacudí la cabeza, mirándolo. —Imposible, Jack. Me trajiste aquí, te quedarás conmigo hasta que llegue a casa.

Suspiró, tumbándose para sentarse en el piso de modo que el césped le hiciera cosquillas en la cara. Me volví hacia Reth. —Adelante. —Si él iba a darme respuestas, en serio, valía la pena arriesgar un poco más de tiempo en los Reinos de las Hadas. Los vellos en mi cuello se erizaron; tal vez esto era el por qué él había estado tan ansioso por irse. Él sabía que si yo pensaba que tenía el control, estaría más a gusto con el hecho de quedarme.

Oh, lo odio. Pero tenía que saberlo.

—No hay duda de que recuerdas cuando nos conocimos. —Sonrió y odié que él supiera que recordaba cada minuto que habíamos pasado juntos. Honestamente, con las de ex. Como si no fueran lo suficientemente malos en general, el mío tenía que ser un inmortal y un cuasi-deidad. Lo bueno era que a estaba harta de los inmortales.

Ah, bleep. Pero Lend no contaba como inmortal.

—Cuando descubrí tus habilidades únicas en la AICP, le conté a mi reina acerca de ti y ella se preguntó si aquí, finalmente, estaba La Vacía que fue creada y luego —hizo una pausa, y una corta sombra nubló su radiante rostro—, perdida.

—¡Ustedes no me crearon! —grité, sorprendida con mi propia vehemencia—. Estas mintiendo. ¡Probablemente ustedes me robaron y me cambiaron, como se robaron a Jack y a quién sabe cuántos más! Pero yo me escapé.

—Si tú lo dices.

—¡Cállate! ¡Dime la verdad o juro que quemaré este lugar por complete!

Reth tuvo las agallas para lucir divertido. —Parecería que tu neuvo amigo es una pobre influencia. Aun así, puedo ver que esto te está molestando. Aunque no me está permitió darle esta información a nadie fuera fey, tú estás, al menos por el momento, 
en Faerie, lo que podía concluirse como estar con los fey ahora, ¿no es así?

—Me hiciste perder en “aunque”.

Asintió, aparentemente satisfecho. —Sí, eso funciona perfectamente. Ahora que has venido a Los Reinos de La Hadas por tu propia voluntad, que fue la estipulación de mi reina, aquello abre una gran variedad de posibilidades. —Sostuvo una mano frente a mí. No la tomé, no podía, y su sonrisa tenía una comisura extrañamente suave—. Ahora, Evelyn. No tienes que estar asustada.

Apreté la mandibular, mirándolo furiosamente. Yo no tenía miedo de él. Y no estaba asustada de conseguir, por fin, algunas respuestas. Oh, a quién estaba engañando. Estaba aterrorizada. Había tantas cosas que podía averiguar que no quería saber. Nada bueno saldría de lo que él estaba por contarme. Pero eso no cambiaba nada. Tenía que saberlo.

Le di mi mano.

La metió en la curva de su codo con una condescendiente palmadita. —De verdad creo que me perdí esto. —Se volvió y caminando a través de la que ahora estaba frente a nosotros. Un gritó lleno de pánico sonó y casi fue derribada mientras Jack me agarraba, casi lográndolo antes de la puerta se cerrara.

Reth suspiró impacientemente. —¿Debe acompañarnos?

No podía creer que había olvido ordenar eso. Cinco minutos con Reth y ya estaba siendo una estúpida. —Sí, debe hacerlo.

Jack tomó mi mano libre y los tres caminamos a través de la oscuridad. Quería preguntar a dónde estábamos yendo, pero no quería darle a Reth la satisfacción de escuchar lo aterrada que estaba. Él lo sabría en el momento en que abriera la boca.

Abrió la puerta y caminamos hacia un cegador rayo de sol. Estaba desorientada, como cuando vas a ver una película en la tarde y cuando sales, ya está oscuro. ¿Cómo s que era día, de Nuevo? Era tarde cuando dejamos mi apartamento. ¿Estábamos en el otro lado del mundo, o algo así?

—Los Reinos de las Hadas se meten con el tiempo —murmuró Jack, como leyendo mi mente.

—Y bien, ¿Dónde estamos? —Habíamos salido por una pared de ceniza, enfrentándonos a un enorme parqueadero. Miré de arriba abajo, preguntándome qué místico lugar tenía semejante demanda de aparcamientos. ¿Y baños para mujeres?

Reth, sin responder, caminó por la acera. Jack y yo tuvimos prisa en alcanzarlo. Cuando cruzamos la esquina, me detuve por la sorpresa. De todos los lugares en los que podría aprender acerca de quién era yo, de quién era verdaderamente, éste no había cruzado por mi mente como posible.

Estábamos en una carrera de la NASCAR.

—¿Qué, en la tierra, estamos haciendo aquí? —Debí haber sabido que era mejor no confiar en Reth. Él nunca había sido del tipo bromista pero, por supuesto, había elegido este momento para conseguir algo de sentido del humor. No había dudad que él pensaba que todo esto era graciosísimo. Se volvió hacia mí, sin ningún rastro de risa en sus ojos reales, brillando bajo su glamour de hada.

—Creo que ya es hora de que conozca a tu padre.
Fin del capítulo

Capítulo 36: Las Reuniones Familiares Siempre Apestan

Traducido por Emii_Gregori



¿Mi padre? —Fijé mi mirada en Reth, tratando de procesar lo que había dicho—. Conoceré a… ¿tengo un padre? ¿Y está aquí?

Los muchos coches multicolores de logos enlucidos rugían al pasar la pista, separados de nosotros por una masiva cerca metálica y un área de mantenimiento. Era demasiado para procesar. Pese a las reclamaciones de Reth y Vivian sobre que yo había sido “hecha”, tenía un padre. Un padre que iba a las carreras NASCAR en lugar de, digamos, cuidar de mí.

Reth inspeccionó la escena a nuestro alrededor, en su rostro estaba marcada una imagen de arrogancia. —Por desgracia, sí. Por aquí, por favor. —Se abrió camino a través la multitud divagando hasta y desde sus asientos. Casi hice que me derramaran cerveza en tres ocasiones, pero todos le abrían paso a él, la mayoría (hombres y mujeres) hacían una pausa para mirar ciegamente a su atractiva gloria.

—Entonces —dijo Jack mientras comenzábamos un conjunto infinito de pasos concretos a través de los asientos—, ¡esto es emocionante!

—¿No podemos hablar? —Estaba finalmente obteniendo algunas respuestas, y yo estaba cagada de miedo.

Reth se giró hacia una parte de los asientos que lucía mucho mejor que los bancos de aluminio por todas partes. Fue el primero en abrir la puerta e hizo un gesto para que entrara. Temblando, entré. La cabina afelpadamente amueblada tenía cuatro butacas y una mesa llena de latas vacías de Coca-Cola.

En la silla del medio, mirando desde lo alto la carrera, estaba sentado un hombre con el cabello hasta los hombros de un marrón tan rico que lucía como madera pulida. Estaba de espaldas a nosotros y se inclinó hacia adelante, enfocado en la carrera.

—¿Serías un buen chico y me traerías algo de beber? —le preguntó Reth a Jack, cerrándole la puerta antes de que pudiera entrar. El hombre de la silla todavía no se había dado la vuelta, y Reth entrecerró los ojos con desagrado. —Lin. —El hombre nos saludó con una perfecta y delgada mano.

Una mano de hada.

Mi estómago se hundió. No, no, eso no. Cualquier cosa menos eso. No podía ser —él no podía ser— yo no podía ser. Reth puso su brazo alrededor de mis hombros, ayudándome a bajar dos escalones hacia la ventana. Cuando la cara de Lin apareció a la vista, no había forma de negarlo. Su atractivo era poco definido, como si apenas existiera, y su rostro tenía todos los rasgos de un hada. Ojos almendrados demasiado grandes, nariz fina, labios carnosos, piel eternamente joven. Pero sus ojos, de un verde esmeralda poco natural, estaban rodeados de rojo como si no hubiera dormido en días. Nunca había visto un hada aparte del perjudicado Fehn luciendo todo menos prístino.

—Lin —dijo Reth de nuevo, con su dorada voz fuerte.

—Oh, aléjate. Él número treinta y tres está arrebozando.

Miré a Reth, sin querer mirar más a la extraña hada. Él puso mis dientes en el borde, algo en él me hace instantáneamente cautelosa y cansada. Había algo allí, algo que cosquilleaba en la parte trasera de mi mente. Por favor, no dejes que lo noten. Reth parecía disgustado mientras Lin reventaba otra lata de Coca-Cola y la resoplaba.

—Melinthros —dijo Reth, con su voz sonando poderosamente a través del palco.

El hada chasqueó sus ojos súbitamente, mirándonos finalmente. —Cuidado, niño bonito. Tengo un horrible dolor de cabeza y si vas a esparcir mi nombre, las cosas están propensas a ponerse feas rápidamente por aquí.

¿Desde cuándo las hadas se llaman entre sí “niño bonito”?

Lin se giró de vuelta a la carrera. —¡No! —gritó, lanzando su lata vacía contra el cristal. Entonces, una sonrisa malvada se corta a través de sus rasgos suaves, murmura algo entre dientes y sacude la mano hacia el montón de carros corriendo a toda velocidad. El coche que iba a la delantera se volcó sobre un costado, deslizándose mientras partes de él salen volando y las chispas arrastran la tierra. Los coches detrás de él se estrellan entre sí, sin poder evitar la ruina. Un brillante coche amarillo se estrella contra otro y se voltea sobre la parte superior del mismo, aplastando el techo antes de dar vueltas contra una pared.

Toda la cosa duró menos de diez segundos, y luego la pista era un lío de humo y piezas de colores que solían ser de carros. Un locutor cuchicheando en el fondo dejó una larga cadena de groserías, declarando el peor choque en el curso de la historia.

Lin se echó hacia atrás, con una sonrisa de satisfacción en su rostro. —Amo este deporte. —Agarró otra Coca-Cola del suelo y la bebió, limpiándose la boca antes de mirar a Reth—. ¿Qué estás haciendo aquí otra vez?

—He traído a tu hija. —La voz de Reth estaba carente de emoción mientras esto destruía mi vida. No podía respirar, no podía procesarlo, no podría decir si el cuarto estaba dando vueltas o era yo. El agarre de Reth sobre mi hombro se intensificó, dirigiéndome a una de las sillas. Me senté pesadamente, mirando al suelo.

Yo no era mitad hada.

¡No podía serlo! No tenía ningún sentido.

Oh, mierda, ¿cuándo ha tenido algo en mi vida sentido?

—Esa no es ella. —Lin frunció el ceño, sosteniendo su mano cerca del suelo—. Ella es así de alta, no habla mucho, llora mucho. Se emociona cuando estar aquí. —Miró por encima de una de las sillas, como si una yo de tres años de edad estaría allí, jugando.

Los ojos dorados de Reth se oscurecieron. —Sí, esa era una descripción exacta, hace catorce años cuando la perdiste.

—No la perdí. —Lin se enderezó indignado—. Ella está… —Hizo una pausa, rascándose la cabeza. Entonces me miró, entrecerrando los ojos—. Bueno, imagínate. Tienes razón. Pálida, un poco trágica, ¿no? Sin embargo, aquí está ella y ella está aquí. Ve y llévala a la reina o lo que sea que era. Se me olvida. Ooh, ¡están limpiando la pista!

Me miró fijamente, paralizado, mientras lo que quedaba de los coches estaba siendo apalancado fuera de la pista y los paramédicos llevaban varias personas en camillas.

Alcé la vista hacia Reth, con mis labios temblorosos. No sabía qué era peor —que mi padre fuera un hada, o que pasó los últimos catorce años inconsciente de que me estaba perdiendo. La boca de Reth se frunció, sus labios carnosos se cortaron en una línea única de desaprobación.

Tomó una lata, sosteniéndola con la punta de los dedos como si estuviera contaminada. IPCA había descubierto, en gran pérdida, que la única cosa de nuestro mundo que afectaba a las hadas era la carbonatación; la cual era como una bebida alcohólica. Lo que hizo a mi padre un hada alcohólica. Por supuesto. Brillante. Reth puso cautelosamente la lata en el suelo. —Por esta razón evito asuntos judiciales. La mezcla de nuestros destinos con los seres humanos nunca termina bien. Es una vergüenza. Esto es lo que sale de forzar a un hada que vive fuera de nuestros Reinos.Todos nos hemos convertido en corrompidos por las tonterías y decadencias de este mundo.

—Reth —susurré de modo que mi voz no se rajara. Las lágrimas ya estaban fuera, pero no quería derramarlas. No aquí. No frente a esa cosa que era mi padre—. Por favor. No entiendo nada de esto.

Cepillando su asiento, se sentó en la silla de al lado. —Esperaba que él pudiera explicarlo, pero una vez más me toca a mí. —Reth fija sus ojos sin fondo en los míos y toma mi mano en la suya. No había ninguna de las anteriores llamas forzadas, sólo una presión tranquilizadora, como si él estuviera tratando de anclarme—. Supongo que la idea para ti comenzó hace unos veinte años.

Trazó un dedo suavemente por mi mejilla. —Esta fue una muy mala idea desde el principio.



Fin del Capítulo
Capítulo 37:
«
Lo Que Él Dijo»



Traducido por: Xhessii



Mi reina decía que era nuestra responsabilidad aceptar que habíamos creado nuestra propia prisión en el Reino de las Hadas. La Reina Oscura, por otra parte, tenía otras ideas. Después de muchos errores, cada uno más desastroso que el anterior, cada una de las hadas sentía hacerse una Vacía, alguien que podía hacer y controlar portales, era imposible. Queríamos ser relegadas al Reino de las Hadas y limpiarnos este montón de tierra triste para siempre. Algunos le pidieron ayuda a mi reina, pero se negó, su irracional afecto a los humanos la influenciaba. Siempre sentí que ella podría hacerlo un poco mejor que los vampiros.

—¿Vampiros?

Él movió una mano con desdén. —Los Vampiros son uno de los errores más antiguos de la Reina Oscura. Ella pensó que si primero mataba a los humanos y luego los re-creaba con magia, se convertirían en Vacíos y tomarían sus almas. En cambio, tomaron vida, pero no un alma. La verdad, es muy desagradable.

—Esperen… ¿Ustedes 
hacen vampiros? —¿Era su culpa que Ariana estuviera maldecida de ésa forma?

—Por favor, mi amor, no me interrumpas. Nuestra magia se hizo cada vez más diluida mientras que el mundo nos contaminaba, lo que era el porqué la Reina Oscura no nos vigilaba mientras continuábamos. Cuando mi reina oyó de Vivian, una verdadera Vacía, supo que ella también tenía que hacer una, o la Reina Oscura debería arriesgarse a abrir un portal y encerrar al resto de nosotros para siempre. Y así, sin que los demás lo supieran, ella seleccionó a un hada de la corte —Él miraba burlonamente a Lin, que estaba absorta con la carrera—, y lo asignó para que creara una Vacía.

—¿Crear? —susurré. No quería saber.

—No es fácil para las hadas gastar grandes cantidades de tiempo con el Reino de los Mortales. Con el tiempo, nos agotamos y desconecta los hilos a la eternidad. Nos convertimos en sombras delgadas de lo que se suponía que éramos. —Ahora el tenue glamour de Lin tenía sentido, incluso sus rasgos de hada se miraban alisados—. Pero para hacer lo que era necesario, fue forzado a quedarse aquí. Claro, que encontrar una mujer mortal dispuesta no era un desafío.

—¿Mi mamá? —Tenía una mama. Una mamá humana.

—Nadie había pensado en intentarlo de esa manera, las relaciones humanas son tan tontas, desordenadas. Aún así, Melinthros había sido lo suficientemente insensible y fue capaz de hacerte.

—¿Así que yo… soy media hada? —Mi estómago se revolvió. Iba a enfermarme. Incluso por la manera en que Reth lo dijo: 
hacerme.

—Por supuesto que no. No funciona de ésa manera. No puedes pertenecer a la eternidad con ese punto de partida definitiva.

—Entonces, ¿a qué te refieres?

—Por tener una madre mortal y un padre hada, no eres media hada. Tú simplemente no eres muy mortal. Menos que mortal, por decirlo así. Nada relativo a las hadas se transfiere.

El sentimiento de frío y de vacío había estado corriendo por mucho tiempo, amenazaba con tirarme. No era especial. No era paranormal. Ni siquiera era normal. Era nada.

—Por supuesto, es necesario. Las almas humanas, tan frágiles como lo son, son increíblemente complejas, incluso cambiantes. Imposibles de agregar o quitar. Un humano verdadero nunca sería capaz de funcionar como conductor o extractor de energía para sí mismo. Eres única en todos los reinos por la manera en que puedes transformar la energía. El porqué tu puedes crear portales nunca lo he tenido claro, aunque mi reina parece creer que está envuelto el sentido bizarro de un humano de hogar combinado con la energía extra de las almas para dejar este mundo.

Él se detuvo, como si esperara que dijera algo.

¿Qué podría decir? ¿Qué es lo que le podría decir a alguien, alguna vez?

—Por supuesto, estaba el asunto de Lin perdiéndote, y tienes nuestras más sinceras disculpas por ello. Como una cuestión de hecho, nadie sabía de tu existencia, a excepción de la reina, y ella no sabía que Lin te había perdido, ya que nunca visita el Reino de los Mortales. Imagina su sorpresa cuando describí tus magníficas y únicas habilidades y ella se dio cuenta de que eras una Vacía y que Lin no te estaba preparando para nosotros. Desafortunadamente no fui el único que te reconoció, lo que envió a la Corte Unseelie para complicar las cosas al enviar a Vivian detrás de ti.

—Mi reina me dio el nombre de Melinthros y me asignó determinar exactamente qué había pasado y convertirte en lo que necesitábamos que fueras. Yo siempre había evitado meterme en la política judicial. Puedo decir que de alguna manera era prudencia. Es exhausto. Fue mi idea darte un alma extra, pero se convirtió en un desastre —Pasó sus dedos por mi cicatriz.

Sacudí mi cabeza, era demasiada la información que pasaba por mis pensamientos. —En verdad no pertenezco a ningún lado, ¿verdad?

—Tonterías. —Él agarró mi muñeca—. Dije que en el inicio eras un error, pero eres un error entrañable, y con la cantidad justa de ajustes encajarás perfectamente en mi Reino. Y si sirves a los propósitos de la reina, mejor aún. Evelyn, no fuiste hecha para esta Tierra. No mereces morir de manera frágil y corruptible. Deberías ser eterna. —Él se inclinó con una sonrisa a partes iguales tierna y posesiva en su perfecto rostro—. Eterna conmigo.

Tenía que tener un lugar, un hogar. Tenía que tener algo. —¿Qué hay de mi mamá?

La sonrisa de Reth se borró y se giró hacia la otra hada. —¿Encontraste a la madre de la chica?

Lin murmuró algo inteligible.

—¿Qué dijo?

—Él no sabe dónde está.

—No —murmuré.

—Lo siento. Amar a las hadas no es saludable para los mortales. Se convierte en una adicción, y si el objeto de su obsesión es removido, ellos se desgastan. No es bien visto en la corte, a menos que traigas a los mortales al Reino donde ellos pueden saciarse viviendo de las hadas.

Me paré, el dolor amenazaba con abrumarme. No podía luchar con esto. Era demasiado grande. Al igual que la extracción de la Reina Oscura, este pensamiento podría tragarme, consumirme. Necesitaba reemplazarlo. Las palabras de Jack sonaron en mi mente: era siempre mejor estar molesto que triste.

—Tú —dije, parándome en frente de la otra hada que me había creado. No me miró—. Melinthros, me mirarás.

Sus cabeza subió, sus ojos borrosos me miraban.

—Dime que le pasó a mi madre.

Él habló como si las palabras fueran obligadas a salir, lo que así era, gracias a mi orden. —Ella se hizo cargo del bebé hasta que ya no fue necesario.

—¿Dónde está ahora?

—No lo sé.

—¡Dime dónde está! —grité.

—No puedo.

Mis manos quedaron rígidas a mis lados. Tenía que decirme. Hice que me dijera.

—Evelyn. —La voz de Reth era suave mientras tocaba mi brazo—. Traté de buscarla hace un año. Lo siento.

Los ojos dorados de Reth me trajeron a la realidad. Una realidad en la que estaba más sola que nunca. Tan malo como lo fue descubrir que era lo mismo que Vivian cuando trato de hacer su matanza, eso no era nada comparado con cómo me sentía. Al menos yo misma me había obligado a admitir que no era completamente normal. Asumí que eso significaba más que una humana. No
menos.

—Ven conmigo. No hay nada aquí para ti, mi amada 
Neamh.

La última palabra me alcanzó, corrió por mi cuerpo como electricidad. Conocía esa palabra. 
Era la palabra. Él en realidad había sabido mi nombre todo el tiempo. Pero también no era yo una hada, y mi nombre no tenía derechos sobre mi voluntad. Nadie tenía derechos sobre mí.

—No soy tuya —siseé.

Un portal se abrió. Jack se paró ahí, respirando pesadamente, sosteniendo un cáliz dorado en una mano. —Tu bebida.

—Jack . —Caminé hacia él, tambaleando, necesitando estar en otra parte. Necesitando estar con alguien más—. Por favor, llévame a casa.

—Aquí no estás segura de la Reina Oscura, y nunca lo sabrás. Déjame que te lleve a casa —dijo Reth, su voz salía como cortando el frío en mí. Él no se refería a mi apartamento.

Me giré hacia él. Me conocía. Sabía lo que era, quién era. Esto era su culpa… suya y de todas las demás hadas. Ellos destruían todo lo que tocaban. Aunque, dos podían jugar ese juego.

—Melinthros —dije, la imagen de la ruina del carro surgió en mi memoria—,
regresarás al Reino de las Hadas y nunca volverás aquí —Sus ojos inyectados de sangre se saltaron y se aferraron a una lata de Coca-Cola. Sacudiéndose, caminó mecánicamente a la pared y creó una puerta, desapareciendo de éste mundo para siempre. ¡Al fin me lo quité de encima! Esperaba que al menos su retirada durara toda la eternidad. Es lo menos, menos que se merecía. Tal vez algún día cuando encontrara un castigo lo suficientemente malo, lo encuentre de nuevo.

Tomé la mano de Jack y antes de salir por el portal me detuve. —Si te vuelvo a ver, Reth —dije—, te 
mataré.



Fin del Capítulo…


Capítulo 38
La verdad te hará libre —O te romperá el corazón

Traducido por TwistedGirl



Jalé a Jack detrás de mí, bajando las escaleras y casi sin poder ver a través de mis lagrimas.
Tenía que salir de ahí, ahora.

—¿Qué pasa? —preguntó, frunciendo el ceño mientras trataba de abrir una puerta en la pared—. ¿Te hizo daño?
Negué con la cabeza, incapaz de hablar y poco dispuesta a hacerlo.
La gente nos pasaba en su camino hacia el cuarto de baño, pero no me preocupé por esconder la puerta para proteger a sus preciosas pequeñas visiones del mundo.
¿Por qué debían llevar una vida feliz, inocente e ignorante?
El mundo era un monstruoso lugar.
Un monstruoso lugar en el que yo no tenía lugar.

Finalmente la luz trazó una puerta en la pared.
—¿A casa? —preguntó él.
Apreté su mano, cerrando mis ojos frente a la claustrofóbica oscuridad de los Senderos y no los abrí hasta que caminamos a través de mi pequeña habitación.

—¡Evie! —Lend saltó de mi cama, su cara arrugada por la preocupación—. ¿Dónde has estado? Arianna dijo acerca de la carta dijo que no llegaste a casa anoche, y cuando llegué encontré esto... —Sostuvo mi collar de hierro que había dejado tirado en medio del suelo—. Y pensé… Estaba tan asustado que pensé que Reth había...
Se detuvo, mirándome a mí y a Jack, que seguía sosteniendo mi mano
—¿Estabas con él? —La cara de Lend cambió y maldijo en voz baja—. Pensé que estabas herida o secuestrada. He estado llamando a todos los que mi padre conoce, enfermo de preocupación. Y tú has estado con él todo el tiempo. ¿Por qué? ¿Qué tan importante era lo que estabas haciendo que ni siquiera me llamaste? ¿Y por qué no fuiste conmigo primero cuando te enteraste de lo de Georgetown?
Negué con la cabeza, las lágrimas cayendo por mi rostro.
—No podía. Yo…
—¿Podías decirle a él, pero no a mí? Lo prometiste, juraste que no esconderías cosas. Mentiste. —Se veía tan herido. No podía pensar que mi corazón pudiera romperse más; pero al ver sus ojos, me mataban.

—¡No podía mirarte! Lend, era nuestra vida… ¡Era todo! Y fallé. No lo conseguí. No soy lo suficientemente buena.
Él me tomó de los hombres, alejándome de Jack.
—Evie, hay otras opciones. Esto apesta, pero no es el fin del mundo. Esto no cambiará nada sobre nosotros. ¡No sé por qué crees que lo haría! Todavía tenemos el mismo futuro.
—¡No! ¡No es así! Nunca hemos tenido el mismo futuro. He tratado con todas mis fuerzas de arreglarlo, pero nunca lo haremos. Ni siquiera… Ni siquiera soy humana. Y tu tampoco, así que debemos dejar de fingir que algo como esto podría funcionar.
Su rostro cayó.

—Siempre hemos sabido que no somos normales. ¿Por qué de repente importa? Así que, somos paranormales, genial.
—¡No lo entiendes!
—¿Y él lo hace? —Lend señaló con indignación a Jack.
—¡No! ¡No soy paranormal! ¡No soy 
nada!. Sólo otro experimento de hadas que salió terriblemente mal. Y no tenemos un futuro juntos porque él mío se irá a un callejón sin salida y el tuyo durará por siempre.
Se quedó paralizado. Su expresión sorprendida.

—¿De qué estás hablando?
Cerré mis ojos. No podía soportar mirar su rostro, no ahora, ni nunca más. No podría tenerlo, y eso destruyó lo que quedaba de mi corazón.
Era estúpido pensar que podíamos estar juntos. Tan estúpido.
—Tú eres inmortal —susurré—. Tu alma es brillante y luminosa, perfecta y eterna. No vas a morir. 
Nunca.

Lend dejó caer sus manos de mis hombros. No podía abrir los ojos, no podía ver la expresión en su hermoso rostro.
—¿Desde cuándo lo sabes?
—Desde el baile de graduación. Cuando estaba llena de las almas, podía ver directamente a través de la tuya y... No importa. Lamento no habértelo dicho. No quería perderte. —Me reí amargamente, abriendo mis ojos para mirar el suelo—. Pero eso es inevitable, ¿cierto?
—Evie, yo… ¿Qué se supone que debo decir a esto?
—Lo entenderás. Tienes una eternidad para hacerlo.
Su voz estaba enojada, desesperada.
—Pero todavía podemos…

—¡No! —Finalmente miré a sus ojos de agua, esos ojos que una vez esperaron mi futuro.
Su angustia reflejaba la mía.
Pero, a diferencia de mí, él lo superaría.
—No podemos. ¡No seré como tu padre, aferrándose siempre al amor perfecto que nunca podría funcionar! No seré esa persona. Te amo demasiado para tratar de que te quedes conmigo cuando sé que querrás seguir adelante. 
Tendrás que seguir adelante y convertirte en lo que se supone tienes que ser. No voy a quedarme aquí a esperar que suceda.

Me volví hacia Jack. Abrió una puerta en la pared y me tendió su mano. La tomé, incapaz de resistir echar un último vistazo a Lend.

Él dio un paso hacia atrás, sin encontrarse con mis ojos mientras negaba con la cabeza en silencio.
—Es lo mejor —susurré.
Esperando desesperadamente que él no estuviera de acuerdo conmigo, que me detuviera, que hiciera algo…
Pero sólo se quedó ahí.
Así que caminé hacia la oscuridad con Jack.

Capítulo 39
Bella Durmiente

Traducción SOS por Makilith Vivaldi


— ¿Hacia dónde?— Jack preguntó.

Me di cuenta de que ya no estaba llorando. No tenía sentido. Yo era una rota einútil cáscara de chica. Mi completa existencia era un error. No tenía un hogar, ni familia, ni futuro. Todo lo que sentía era un entumecimiento. Después de todo, ¿por qué llorar la perdida de algo que nunca debí haber tenido desde el principio?

Sacudí mi cabeza, mi voz hueca. —No importa.

— ¿Quieres, uh, hablar sobre eso?

—No lo entenderías — Nadie jamás lo entendería, porque nadie era lo mismo que yo.
No, eso no era cierto, Vivian. Ella y yo éramos iguales. Fui golpeada con una repentina y dolorosa necesidad de verla. Verdaderamente verla. Me pregunté si ella sabía sobre nosotras, sobre quiénes eran nuestros padres. Pero me lo habría dicho si lo supiera. Ahora más que nunca podía entenderla, perdonarla por lo que había hecho. Al menos, había sido capaz de crecer con la ilusión de la normalidad. Ella nunca había tenido una vida libre de hadas.

— ¿Puedes encontrar a alguien? No sé dónde está, pero la AIPC la tiene la tiene en alguna parte.

Jack me sonrió en la oscuridad. —Si la AIPC la tiene, puedo encontrarla.

Se desvió hacia un lado y abrió una puerta hacia un pasillo blanco que conocía demasiado bien. Nos apresuramos hacia la oficina de Raquel. —Espera aquí. —Jack giró en una esquina, fuera de mi vista.

Lo escuché tocar la puerta. — ¿Jack? ¿Qué sucede? —Raquel preguntó.

— ¡Evie ha desaparecido!

— ¿Qué? ¿Qué quieres decir con desaparecido?

—Fui a visitarla, pero el vampiro y el chico idiota que a ella le gusta estaban en pánico. No saben dónde está.

—Reth. —La voz de Raquel cortó a través del aire, tan amenazadoramente que incluso yo estaba un poco asustada. —No te preocupes, Jack. Me encargaré de esto. Nunca debí haberla dejado salir al mundo sin protección, pero la traeré de regreso.

El sonido de sus zapatos de tacón pisoteando por el pasillo fue seguido por Jack asomándose por la esquina, sonriendo. —Todo despejado, entonces.

—Pudiste haber escogido algo más lindo que decirle. No quiero que se preocupe.

—Oh, relájate. ¿Quieres fisgonear en su oficina conmigo, o quieres esconderte en el pasillo como una niña buena?

Lo fulminé con la mirada, empujándolo al pasar. Abrió la puerta y entró como si le perteneciera el lugar, sentándose en su escritorio y apoyando sus pies en el mientras abría uno de los cajones.

— ¿A quién estamos buscando?

— ¿A Vivian? Estaría en… no lo sé. En algún lugar seguro, ¿Dónde las hadas no puedan llegar a ella? Y con cosas medicas. Y ella es Nivel Siete paranormal, si eso ayuda. —No había duda que los buscadores de AIPC estarían encantados con la información que podría darles ahora sobre mí. Nunca antes habían sido capaces de averiguarlo. Afortunados ellos; la ignorancia era felicidad. O al menos, menos dolorosa.

Él tarareaba animadamente mientras hojeaba entre las carpetas. Estaba inquieta, segura de que en cualquier momento Raquel regresaría y sería atrapada. No podía enfrentarla en este momento. Trataría de racionalizarlo, consolarme. No había manera de mejorar esto. Nunca la habría.

—Aquí vamos. El ala de hierro.

— ¿El ala de hierro?

—Hay toda una sección de Contención donde las paredes están recubiertas con hierro. Hace imposible abrir una puerta de hadas ahí.

Interesante. Eso podría haber sido bueno saberlo mientras estuve ahí. Aún otro ejemplo de información que la AIPC no me había confiado. Nunca había sido uno de ellos, nunca fui un miembro de verdad. De nada.

Tomamos una ruta indirecta hacia la Contención, y luego fuimos a través de una puerta provisional que nunca me había molestado en abrir. Conducía hacia un largo y estrecho pasillo. Di gracias a cualquiera que fuera la suerte que me quedaba (hasta este punto no parecía mucha) que no corrimos hacia nadie. Jack se detuvo en frente de una puerta lista, una pequeña y temporal placa al lado decía “Siete, Médico”. ¿No podían haber usado su nombre, al menos?

Empujé la puerta abierta y ahí, en una cama en medio de la perfecta habitación blanca, yacía la persona que era lo más cerca de lo que nunca tendría a una familia. Me acerqué lentamente, tomando una miríada hacia las intravenosas, las máquinas y monitores a los que estaba conectada. Y en lugar del consuelo que había estado buscando, estaba abrumada con culpa.

— ¿Qué le sucedió?— Jack preguntó, inclinándose contra la pared cerca de la puerta.

—Yo lo hice. —Susurré. ¿Por qué no había tratado más duro de llegar a ella? Pude haberla detenido, pude haberla convencido de que dejara de asesinar paranormales. En lugar de eso, le arranqué las almas, dejándola con apenas las suficientes para seguir adelante.

Pero si no hubiera tomado las almas, Lish aún seguiría atrapada, nunca sería libre. Odiaba esto. ¿Por qué no podía alguna vez amar a alguien y no tener que preocuparme sobre las otras maneras en que las me hacían sentir?

Tomé la helada mano de Vivian en las mías, cuidadosamente de no perturbar la intravenosa. —Hey, Viv. — Metí un mechón de rubio cabello detrás de su oreja, pero sus ojos permanecieron cerrados, la única evidencia de vida era el rítmico pitido de uno de los monitores. Su respiración apenas y alteraba las sábanas.

—Entonces — Me ahogaba por contener las lágrimas, tratando de mantener mi voz uniforme. —Resulta que tuviste razón todo el tiempo. Realmente no pertenecemos a ningún lugar, ¿cierto? Traté. Traté tanto, pero… — Los sollozos vinieron entonces, e incliné mi cabeza sobre su hombro. —Lo siento —Lloré, mis palabras ahogadas por su cuerpo inmóvil. —Lo siento tanto.

Después de unos cuantos minutos sentí una mano en mi espalda. Me puse de pie, limpiando mi rostro. Genial, ahora había ido y mojado su camisa, después de todo lo demás.

—No es tu culpa —Dijo Jack, con su voz aún más suave de la que jamás había escuchado.

—Dile eso a ella.

—Evie. No hiciste nada de esto. Fueron las hadas. Es su culpa. Toda es de ellas.
Cerré mis ojos. Él sólo estaba tratando de hacerme sentir mejor. Yo le he hecho esto a ella.

Pero entonces de nuevo, él tenía un punto. Si las hadas no la hubieran criado en la manera en que lo hicieron, tratado de enfrentarla contra mí, no hubiéramos tenido esa confrontación. Ellos fueron los que la rompieron, la retorcieron hasta que no pensaba en nada más que robar la energía vital de todos los paranormales que pudiera encontrar.

Bleep, ellos eran los que nos hicieron en primer lugar.

Era su culpa de que yo fuera esta cosa, esta fría y vacía cáscara que no pertenecía a ningún lugar. Era su culpa que Vivian yaciera allí, que nunca despertara de nuevo. Incluso era su culpa que Ariana fuera sentenciada a una vida eterna que nunca quiso. Por todas las personas que habían sido asesinadas o convertidas en vampiros a través de los siglos. Todos los chicos como Jack que habían desaparecido, obligados a vivir entre las hadas como mascotas, o peor aún. Por mi madre, desaparecida o muerta, pero ausente, nunca mía.

Todo era su culpa.

—Las odio— Susurré.

—Por supuesto que las odias— Jack puso se brazo alrededor de mi hombro. —Vamos, deberíamos irnos antes de que Raquel averigüe que estás conmigo.

Asentí y apreté la mano de Vivian una última vez.

Caminamos de regreso a través del pasillo, pasando las celdas abiertas que había ignorado antes, la mayoría de ellas estaban vacías. Salté, sorprendida, ante una voz.

—Liebchen —De pie detrás de una puerta de seguridad electrificada estaba Super-Vampiro. Sonrió, una de las comisuras de su boca se levantó, con los ojos lánguidamente medio cerrados. No se ponía de pie tan derecho como antes, e incluso su glamour tenía ahora una enfermiza palidez. —Luces desdichada. Ven a mí, déjame llevarte de este mundo, mi pequeño monstruo.

Lo miré en blanco. Así que aquí era donde Raquel lo había puesto para asegurarse que no saliera de nuevo. Jack rodó los ojos yrodeó al vampiro, tomando mi mano en la suya y tirando de mí por el pasillo. Observé al vampiro tanto como pude, enfriada por la expresión en sus ojos, el recuerdo de cómo se había sentido drenar algo de él.
Sus palabras sonaron en mis oídos. Pequeño monstruo. Era cierto.

Jack encontró el vestíbulo más cerca que no estaba forrada con hierro e hizo una puerta. No miré hacia atrás mientras caminábamos a través de ella. Nunca volvería al Centro de nuevo. Reprimí un escalofrío ante la oscuridad de los Senderos y cerré los ojos.

— Realmente odias aquí, ¿verdad? —Él preguntó.

—Esto es cómo imagino el infierno. Sin fuego o azufre, sólo una negra, vacía y solitaria eternidad.

Él río. — El infierno ¿eh? Bueno, afortunadamente seremos capaces de refutar pronto esa teoría. Además, si esto fuera el infierno, ¿estaría yo aquí contigo?

—No lo sé, si el infierno fuera llamado una eternidad de molestia, en lugar de tormento, tal vez.

—Me gustas más cada día. Pero ninguno de nosotros califica para el infierno. Somos víctimas. — Sonrió, la última palabra mezclada con veneno. —Y si fuéramos retorcidos de vez en cuandp, bueno, ciertamente estaríamos justificados.

Me pregunté si estaba tratando de consolarme sobre Vivian, pero miraba hacia la distancia como si pensara anticipar la maldad futura. ¿Qué era lo que quería que prendiera en llamas esta vez? No pensaba que estuviera para más destrucción.
Abrió una puerta hacia la sala de los Reinos de las Hadas. Colapsé en un sofá de terciopelo color verde oscuro. — ¿Puedo por favor, ir a dormir y nunca despertar?

—Creo que tu hermana tiene eso cubierto. — Lo fulminé con la mirada, y él levanto sus manos. — Lo siento. Tema delicado. ¿Qué tal si voy a conseguirte algo para comer?

No tenía hambre, pero necesitaba un momento para estar a solas y desconectarme.
Jack era tan cinético, siempre tomando, siempre en movimiento. Me agotaba incluso cuando no me sentía de esta manera. Aún así, él se sentía como mi único amigo que quedaba en el mundo, y estaba agradecida con él. Nos entendíamos el uno al otro. —Comida de verdad, por favor. Este es el último lugar en el que quiero estar atada por el resto de mi patética vida.

—Tus deseos son ordenes— Desapareció a través de la pared y me eché hacia atrás, cerrando mis ojos, dispuesta a no pensar en nada, nunca jamás. Si pudiera tan sólo dormir, dormir y no tener que pensar sobre el futuro sin Lend, sobre el vacío dentro de mí, eso sería suficiente.

Estaba casi dormida cuando un par de manos con afiladas uñas me tomaron por los hombros y me lanzaron a través de la sala.

Mi brazo golpeó la esquina de una mesa con un chasquido enfermizo, y me quedé en el suelo, aturdida. Podía sentir la sangre filtrándose de las cortadas de uñas en mis hombros. ¿Qué estaba pasando?

—Levántate — La horrible voz de Fehl me dijo con tono áspero. —Quiero ver que tan mal puedo lastimarte sin matarte. —Miré hacia sus ojos febriles mientras me sonreía. — ¿Sin cuantas de tus extremidades puedes seguir viviendo?

Envolvió su mano en mi cabello, levantándome del suelo. Grité, con mi brazo ardiendo con agonía por el movimiento. Me aferré a el , y el rostro de Fehl se iluminó con cruel deleite. Lo agarró justo donde estaba roto, y grité, con luces nadando en mi visión. No podía soportar tanto dolor; me iba a desmayar. Quería desmayarme.

— ¡Evie! — Jack gritó. — ¡No la dejes hacer esto! ¡Defiéndete!

El rostro de Fehl estaba justo frente a mí, su respiración era caliente y salvaje. Ira quemaba más allá del dolor, ira hacia esta hada y todo lo que me había hecho, y a Vivian. Lo que su especie le había hecho al mundo. Empujé mi mano buena contra su pecho. Era tiempo de ponerle fin a lo que Viv había comenzado.

Abrí las compuertas, y los ojos de Fehl se abrieron con shock y miedo. Un estremecimiento me recorrió, viendo su rostro. Merecía verse así.

Su alma conectó con la mía en una corriente de energía y familiaridad, mis chispas y corrientes fluyendo hasta su encuentro, para darle la bienvenida, queriendo atraerla. Su alma era algo oscuro, algo salvaje e impetuoso, como viento aullando eternamente a través de un cañón oscuro. Podía saborear su oscuridad, lo que se sentiría hacerla mía.

Y en ese momento supe que no quería ni una sola parte de Fehl dentro de mí.
La empujé lejos y se estremeció, agachándose y envolviendo sus brazos a su alrededor.

— ¿Qué estás haciendo? — Jack se quejó.

Temblé, agotada por el esfuerzo que había tomado cerrar la conexión antes de tomar algo del alma de Fehl. Agotada más allá de creencia, mi brazo dolía tanto y apenas podía ver bien, sacudí mi cabeza. — No quiero tener nada que ver con ella. Denfehlath. —Dije, y su cabeza se alzó para prestar atención. —Vete y nunca te acerques a mí o a Jack de nuevo.

Se puso de pie, con movimientos rígidos y forzados como si fuera una marioneta viviente, y desapareció a través de una puerta en la pared.

Me hundí en el suelo, estremeciéndome.

— ¿Por qué no la mataste? — Jack me miraba, incrédulo y enojado. — ¿Después de todo lo que ha hecho?

—No lo entiendes. Iba a tomar su alma. Pero no quiero nada de ella en mí, Jack. El alma de un hada sería peor que nada en absoluto.

Lucía como si estuviera a punto de estallar, y entonces dejó escapar un profundo suspiro. —Bien, entonces. —Sentándose en el suelo junto a mí, tomo mi buena mano en la suya. —No importa, de todos modos. No después de lo que vamos a hacer.

— ¿Qué vamos a hacer?

Una beatífica sonrisa se extendió a través de su rostro, transformando su traviesa expresión en una angelical. —Vamos a salvar el mundo, Evie. Vamos a asegurarnos de que las hadas no lastimen a nadie más, nunca más.
Fin del capítulo.

Capítulo 40: Terror con hoyuelos


Traducido por Ellie



Sacudí la cabeza, confusa. —¿Qué quieres decir? ¿Cómo detendremos a las hadas? Yo no las drenaré. A ninguna de ellas. Además de que, incluso si quisiera hacerlo, yo jamás podría conseguirlos a todos.

—Es más simple que eso. Simple y obvio. Ellos no pertenecen aquí; así que los enviaremos a otra parte.

—¿Y no volverían inmediatamente? Pueden hacer puertas...

—Nosotros no utilizaremos una puerta. Tú harás un portal. Ellos sólo pueden conseguir acceso a los Reinos de las Hadas y la Tierra a través de sus puertas. Si tú abrieras un portal hacia otra parte, ellos no podrían volver.

¿Cómo sabía él acerca de los portales? No podía recordar si se lo había dicho o no. Quizá Raquel lo había hecho. Sea como sea, él obviamente no entendía cómo funcionaban.

Bueno, por supuesto que él no lo entendía. 
Yo no tenía la menor idea cómo funcionaban, y había hecho uno una vez.

—No creo que pueda hacer realmente eso. Además, ¿no es eso lo que ellos quieren? Reth siempre me hablaba acerca de que yo podrían enviarlos de regreso al lugar de donde vinieron. Supongo que se refería a que hiciera un portal. No quiero particularmente trabajar con ninguna hada en este momento, o jamás. Y no estoy de humor para hacerlos felices dándoles un nuevo y brillante portal hacia dondequiera que quieren ir.

—Hay otros lugares a donde podemos enviarlos. —La sonrisa de Jack se mantenía firmemente en el lugar, pero su tono era frío, amenazador.

Sacudí la cabeza. Él no me estaba entendiendo. —¿Pero cómo haremos para conseguir que atraviesen el portal? ¿Y hacia dónde lo abriría? ¿Y cómo rayos lo abriría en primer lugar? Yo he hecho sólo uno, y eso simplemente sucedió. —La noche en que había soltado todas las almas que Vivian había tomado, la puerta en las estrellas se abrió hacia mí. Las almas de todos los paranormales que Viv robó me cambiaron, ayudándome a ver cosas que no podía ver antes y que no volví a ver desde entonces. Dudaba que pudiera encontrar ese portal —o cualquier otro, si es que había otros— otra vez.

—Relájate, Ev. Ya tengo todo solucionado. Hay sólo una puerta hacia los Reinos de las Hadas desde los Senderos. ¿Recuerdas?

Asentí, recordando cómo lo había sentido cuando Jack me lo mostró.

—Muy bien. Esa puerta se abre hacia cualquier área, pero sigue siendo la misma puerta. Entonces, si tú abrieras un portal en ese mismo lugar...

—Las hadas lo atravesarían sin siquiera saberlo. —Lo miré fijamente, entendiendo finalmente. Sería como una puerta-trampa. Un 
portal-trampa.

—¡Exactamente! No habría necesidad de enfrentamientos. Ellos lo atravesarían antes de saber qué están haciendo.

—Supongo que eso podría funcionar. —Fruncí el entrecejo—. Pero incluso si pudiera resolver cómo hacerlo otra vez, no tengo la energía suficiente para abrir una puerta. Tuve todas esas almas que había tomado de Vivian antes.

Él arqueó las cejas. —¿Y me dices que no tienes ningún exceso de energía circulando en tu interior?

El vampiro, el 
sylph y fossegrim: fragmentos de sus almas corrían a través de mí. Encogiéndome de hombros nerviosamente, sacudí la cabeza. —Quizá un poco, pero no a propósito. Bueno, quiero decir, tuve que hacerlo. Y no es suficiente.

—¿Cómo lo sabes si no lo has intentado?

—Supongo que podría probar...

—¡Esa es mi chica! Y si no es suficiente, podemos conseguir algunas más. Es una pena que hayas enviado a Fehl lejos. Podríamos haberla utilizado.

—No es así. —Entrecerré los ojos, sintiéndome incómoda acerca de cuán casualmente él hablaba acerca de robar almas.

—¡Vamos! —Tomó mi mano buena y me llevó a través de la puerta y hacia los Senderos, prácticamente saltando de emoción. Yo tropecé a su lado, demasiado cansada, demasiado agobiada para protestar—. Aquí estamos. —Sonrió hacia la oscuridad delante de nosotros; y reconocí entonces la sensación que me provocaba el portal.

—¿Entonces voy a enviarlos a su hogar? —Me sentía dividida en dos. Por una parte, eso era lo que ellos querían. Pero, por otro lado, me desharía de ellos. Eso no podría ser tan malo—. ¿Cómo sabré qué portal utilizar? No creo que pueda encontrar uno.

Jack se giró hacia mí, sus ojos febriles. Algo en su cara me recordó a Fehl, y mi estómago se sacudió nerviosamente. —Tú no los enviarás a casa. He leído todo lo que hay acerca de puertas y portales, y hay un destino mucho mejor para ellos.

—¿Cuál?

—El infierno, por supuesto. —Dejé salir un aliento sonoramente, y él apretó mi mano—. Piénsalo, Evie. ¿Por qué deberían conseguir lo que desean, después de todo lo que han hecho? Ellos crearon a los vampiros. Destruyeron a Vivian. Arruinaron tu vida y robaron la mía. “Demasiado malo para ir al cielo y demasiado bueno para ir al infierno” ya no se aplica... si hay una criatura viva que realmente merece el tormento eterno, son ellos. Se lo han ganado. Ellos te hicieron, te forzaron a esta vida, sólo para que pudieras abrir un portal para ellos. ¡Entonces hazlo, abre un portal!

—No lo sé... —Una cosa era deshacerse de ellos, ¿pero condenarlos a todos a este infierno que Jack creía que yo podría encontrar?

—¡Por supuesto que lo sabes! ¡Tienes que saberlo! ¿Tienes la menor idea cómo fue crecer con ellos? ¿Estar desesperado por amor, por atención, por 
algo? ¿Ser adorado y desechado por un mero capricho? Las cosas que me hicieron... Las cosas que yo estuve dispuesto a hacer por ellos. Y aún así no fui nada para ellos... ni siquiera una mascota. ¡Tú no puedes decirme que ellos no merecen esto! Viste a la Reina Oscura, ¡viste lo que hace! ¿Piensas que esos humanos merecen el infierno en el que viven? ¿Y aún así no me ayudarás a arreglar esto?

Las miradas en los rostros de esas personas destellaron delante de mis ojos, persiguiéndome, carcomiéndome. Ellos habían sido privados de todo —incluyendo su libre albedrío— por las hadas. ¿Y no era eso lo que las hadas siempre hacían? ¿Destruir nuestras opciones, forzándonos a jugar sus pequeños juegos enfermos?

—¿Y qué hay de Reth? —La voz de Jack era más suave ahora, insistente—. Después de que todo lo que te hizo, de la manera en que trató de hacerte suya, ¿realmente puedes ver tu cicatriz y no desear que se fuera para siempre?

Asentí lentamente, mirando abajo hacia mi muñeca. Las hadas eran malas. El dolor nauseabundo en mi brazo roto era una prueba adicional de ello. Estaba harta de pensar en ellos como amorales. Las hadas quizá no tengan las mismas ideas acerca de la vida que los humanos, pero estaban en el mundo humano. No éramos nosotros quienes rompíamos sus leyes, sus vidas, sus derechos. Y si ellos se iban, yo finalmente estaría a salvo. No tendría que preocuparme más por lo que planeaban, lo que intentaban hacer conmigo, cómo me atacarían. Jack tenía razón.

Aunque, ahora que lo pensaba, no recordaba haberle dicho a Jack acerca de la cicatriz. O cualquier detalle acerca de Reth. O que las hadas habían hecho a los vampiros. Y estaba segura de que yo nunca había mencionado los portales.

—¿Cómo sabes todo esto? —pregunté.

—Ya te dije que pasé mucho tiempo estudiando. Los registros de la AICP, la tradición de las hadas.

—Espera, ¿tú me estudiaste a mí?

—Es como con los Senderos. Aprendí cómo utilizarlos porque significaban mi libertad. Y aprendí acerca de ti porque significabas la misma cosa. Libertad de las hadas, para siempre. —Su mano en la mía se mantenía apretada, desesperada. ¿Cuánto tiempo había estado dirigiéndome él aquí? Quizás tenía razón, no lo sabía, ya no sabía nada, pero no podría hacerlo en este momento. —Yo necesito... necesito pensar. —Sentía demasiado dolor para resolverlo.

—No. Tenemos que hacer esto ahora. No permitas que las hadas lastimen a nadie más. Busca el portal. Siéntelo. El portal vendrá a ti, yo sé que lo hará.

Un sentido creciente de las posibilidades a mi alrededor me había estado machacando desde que Jack sugirió el abrir un portal. Sabía que con un pequeño esfuerzo, encontraría el portal.
Portales.

Cientos y miles de ellos, infinitas posibilidades, y estaban todas a mi alrededor. Se sentía como la atracción que sentí hacia la Reina Oscura: inevitable, completo, agobiante. Yo podría abrir cualquiera de esos portales y perderme para siempre.

O perder a una raza entera para siempre.

Mientras que esa noche con Vivian sólo el portal correcto me había llamado, ahora parecía que todos los portales equivocados clamaban por mí, tirando de mis sentidos, rogando ser abiertos. Quizá los portales que encontraba eran un reflejo de la confusión en mí. Quizá el flujo de los Senderos, su misma naturaleza, abría portales hacia... la oscuridad.

—Piensa en Arianna —susurró Jack—. Piensa en Vivian. Piensa en tu madre. Lo que esa hada le hizo a ella: utilizarla, abandonarla, y entonces olvidarla. Ella está perdida para siempre por culpa de ellos, y tú ni siquiera la conociste.

Cerré mis ojos. ¿Cómo sabía siquiera eso Jack? ¿Importaba? Las hadas se merecían esto; debían ser detenidas. Y estaría ayudando, protegiendo a tantas personas inocentes. Aunque el caos que tira en las puntas de mis dedos me asustó. ¿Qué pasaría si no tenía la energía suficiente para cerrar lo que abriría? Quizás no sepa nada acerca de portales, pero sabía que interfería con fuerzas mucho más grandes y más poderosas que yo. No querría dejar algo como eso abierto.

—No sé si pueda hacerlo.

Jack suspiró, molestó. —Bien, ¿necesitas más poder? ¿Que tal ese vampiro loco? Él debería alcanzar, ¿correcto?

—¿Entonces qué, lo utilizaremos como una batería de algún tipo?

—¿Acaso no se lo merece?

Me froté la frente, tratando de pensar. Seguro, el vampiro había matado a pobres e indefensos niños 
troll y había tratado de matarme, pero... al demonio, ¿pero, qué? ¿Por qué debería no hacerlo? No era como si no hubiera tomado parte de su alma ya. Y, además, toda mi vida fui utilizada: por la AICP, por las hadas. Sin dudas la vida del vampiro sería puesta en mejor uso al permitirle al mundo deshacerse de la amenaza de las hadas. Él ciertamente no se había ganado su alma inmortal. No había hecho nada consigo mismo, no había hecho ningún bien. Al igual que las hadas, él era un monstruo. ¿Cuáles habían sido sus palabras? “Los mataré a todos”. Él estaba empecinado en destruir a otros inmortales paranormales sólo por ser lo que eran.

—Oh —murmuré. Verdaderamente un monstruo, por odiar a otras criaturas basándose en su mera existencia. El clamor de los portales invisibles se arremolinaba alrededor de mí, zumbando detrás de mis ojos y haciendo que mis dedos hormiguearan, pero en vez de atraerme, me hacía sentir enferma. ¿Cómo podía estar siquiera considerando esto? ¿Quién era yo para decidir qué destino deberían tener las hadas? Yo no podría condenar a toda una raza de criaturas al infierno por ser lo que eran.

Yo tenía una elección, y no me convertiría en un monstruo con la excusa de proteger al inocente. Había perdido tanto de mí misma estas últimas semanas, perdiéndome lentamente pero con paso seguro. Había perdido mi pasado, mi futuro, mi hogar, pero este último poquito —este sentido del bien y el mal— 
esoera humano. Humano, y nadie podría arrebatármelo.

Pensé en Lend y en lo que hablamos tantas veces, discutiendo acerca de los métodos de su padre contra los de la AICP. No había absolutos. No se podían clasificar las cosas en pequeñas categorías de “bueno” o “malo”. El súper-vampiro era malo. Arianna era buena. Pero ambos eran vampiros. A pesar de lo que algunas hadas hacían (y yo no podría discutir que la Reina Oscura no merecía ir al infierno), eso no significaba que todos ellos eran irredimibles.

Miré a Jack, su cara de querubín torcida con ansia y rabia. Él estaba dejando que su odio a las hadas lo destruyera, de la misma manera en que Vivian había permitido que su amargura para con el mundo la destruyera. Yo no les daría a las hadas esa victoria. Fuera lo que fuera que sucediera en mi vida, era aún 
mi vida, y nadie —ni Reth, ni Jack— iba a forzarme a convertirme en alguien que yo no reconocería.

—No puedo hacerlo —dije suavemente, queriendo contradecir a Jack lo más suavemente posible—. Está mal. Las hadas son atroces, pero yo no soy su juez. Quizá si supiera cómo enviarlos a su hogar, lo haría, pero no los desterraré al infierno por ser lo que son.

—¿Qué estás diciendo? —La voz de Jack fue baja, temblorosa. No había huella de su sonrisa encantadora ahora.

—Que no puedo hacer esto. Esos lugares... yo puedo sentirlos, pero no puedo hacerlo, no puedo enviar a nadie allí.

Salté, asustada cuando Jack dejó salir una fuerte risa. —¿No puedes hacerlo? ¿No
puedes hacerlo? He estado viviendo en el infierno desde hace trece años, ¿y tú te niegas a enviar a esos demonios a donde pertenecen? —Él apretó mi mano tan fuerte que dolió—. Me temo que eso no es aceptable. No después de todo el trabajo que me tomó el traerte hasta aquí.

Jamás pensé que sentiría miedo de Jack, del tonto y despreocupado Jack, pero mirando fijamente sus ojos, supe que los paranormales no eran los únicos monstruos en el mundo. —¿Podemos ir a algún lugar a hablar acerca de esto?

—No, no podemos ir a algún lugar a hablar acerca de esto. —Imitó mi voz, mofándose de mí—. ¿Sabes cuánto tiempo me tomó el descifrar todo esto? ¿El robar los libros de las hadas, meterme en la AICP, convencer a Raquel de que te pidiera que regreses? ¿Sabes cuántas misiones tuve que arruinar, cuántos problemas tuve que crear hasta que ella estuvo lo suficientemente desesperada para llamarle? ¿Y tienes alguna idea, la más mínima idea, de cuán difícil es localizar a un 
sylph?

—Tú... ¿ese eras tú? —Las cosas empezaron a caer en su lugar... en su terrorífico lugar. Esa noche en el Centro, el hada no había estado buscándome a mí. Había estado buscando a Jack por haber robado sus libros. Reth realmente no había estado detrás de ninguno de los ataques.

—Encontrar al 
fossegrim fue un poco más fácil, pero casi me ahogué tratando de explicarle lo que quería que hiciera. ¡Y aún así apenas si tomaste nada de él! Entonces nos topamos con el vampiro. Tenías más que suficiente tiempo para vaciarlo en Suecia, pero no, tú lo dejaste escapar, así que tuve que arrastrar su inconsciente trasero a través de los Senderos en Halloween. Y ni siquiera hagas que empiece a hablar de Fehl. Esperé toda mi maldita vida para obtener el nombre de un hada, entonces utilizo mi única orden denominada para hacer que te lastime sin llegar a matarte, ¿y qué haces tú? ¡La destierras! ¡Por todos los diablos, Evie, no sirves para nada!

Lo miré fijamente, aturdida por todo lo que acababa de decirme. —Todo este tiempo estuviste tratando de manipularme, tratando de convertirme en... ¿cómo pudiste?

—¡Y mira para lo que me sirvió! —Su rostro quemaba con odio—. Abre el portal. Ahora.

—¡No lo haré!

Él aligeró su agarre en mi mano, y sentí de pronto una oleada fresca de pánico. —Jack, yo...

—¿Cuál me dijiste que sería tu infierno personal? ¿Estar perdida en los Senderos para siempre?

Las lágrimas se derramaban de mis ojos. —Por favor.

—Abre el portal.

—Por favor, llévame a casa. Por favor.

Su sonrisa con hoyuelos, malvada en su inocencia, regresó a su rostro. —Tú no tienes una casa. Pero lo justo es justo. Tú no enviarás a las hadas al infierno, así que yo te dejaré en el tuyo.

—¡No! —grité, tratando de tomar su mano con las mías, jadeando por el dolor en mi brazo roto. Él se escabulló fuera de mi alcance fácilmente y me dedicó una sonrisa final antes de dar un paso hacia atrás en la oscuridad, lejos de mí.

Y entonces estuve completamente sola.



Fin del capítulo

Capítulo 41: Hola, Infierno

Traducido por LizC

Estaba sola.

Estaba sola en el Sendero de las Hadas.

Una vez que la conexión se ha roto, nunca puedes encontrar a la otra persona. Nunca. Jamás. Y nadie sería capaz de encontrarme en la infinita oscuridad vacía. Todo el tiempo me despertaba, en pánico y sudando de esta pesadilla, y ahora...

Oh, por favor, por favor, que esto sea una pesadilla.

Miré frenéticamente alrededor. Tal vez podría encontrar a Jack otra vez. Tal vez lo que había oído acerca de los senderos era una mentira, otra cosa más que Raquel me dijo para que así no perdiera el tiempo en transportarme. —¿Jack? —dije, mi voz resonando en el silencio casi más escalofriante que el silencio mismo. Porque una vez que mi voz se detuvo sin eco, se apagó como una luz, el silencio se sintió aún más pesado, un peso palpable sobre mis hombros.

Tenía opciones. Tenía que haber opciones. ¡La puerta! Estábamos justo en la puerta de los Reinos de las Hadas. Puse mi mano en alto, temblando y desesperada, tanteando por ella. Lo único que sentí fueron los zarcillos de los portales al caos; al infierno, esos arremolinados y malvados lugares, que Jack había querido que yo enviara a las hadas.

¿Qué sucede si intentaba abrir una puerta y abría un portal en su lugar?

Oh, bleep, estaba en el infierno y mi única opción para salir de él era infiernos, también.

Lo que estaría bien. Alguien me ayudaría. Alguien tenía que ayudarme.

—¡Reth! —De pronto estaba desesperada por ver su dorado rostro—. ¡Lorethan! —Grité, sabiendo que no iba a funcionar, pero con esperanza que quizás, de algún modo, todavía tenga en cuenta su antiguo nombre.

Él vendría por mí. Él mismo me dijo: siempre sabía dónde estaba. Lo sabría, y vendría. Sólo tengo que esperar.

¿No había sido suficiente?

Sin duda, esto ya era tiempo suficiente para que me encuentre.

Conté hasta mil, sincronizando mi respiración a los números.

Dos mil.

Tres mil.

Iba a morir.

Cuatro mil.

Iba a morir, aquí en la oscuridad silenciosa, por mi cuenta.

Cinco mil.

Y nadie lo sabría, y a nadie le importaría.

Seis mil… ¿donde carajo estás, Reth? ¿Dónde estás?

Él no iba a venir. Mi respiración se hizo más rápida, mi corazón latiendo demasiado rápido en mi pecho, tratando de librar su camino fuera de mi cuerpo. Di un paso, luego otro, luego otro y otro y otro, corriendo, pero no había viento en mi cabello, ninguna sensación de movimiento que no sean mis pies que seguían y seguían y seguían a ninguna parte.

No había a dónde ir. Yo era la única cosa que existía allí. Miré hacia abajo y fui golpeada por una ola de vértigo. ¿Cómo sé que estaba de pie sobre algo? ¿Qué pasa si estaba cayendo, había estado cayendo durante todo este tiempo, caería aquí en la oscuridad por toda la eternidad?

Me hundí, enrollándome en posición fetal. Todo se sentía amortiguado, adormecido. Incluso mi brazo roto apenas me duele. No podía sentir nada a mi alrededor mientras me preguntaba qué me iba a matar primero. ¿La sed? ¿El hambre? ¿Finalmente encontrar el fondo de este abismo? ¿O qué si ya nunca moría; qué si sólo estaba allí en la oscuridad para siempre?

Tenía el pecho apretado, muy apretado, los latidos de mi corazón eran un verdadero dolor. Tal vez me iba a morir de un ataque al corazón.

Iba a morir.

Iba a morir, y nunca vería de nuevo a Lend. Él nunca sabría lo que me pasó. Nunca iba a llegar a decirle que lo siento, o lo mucho que lo amaba y que siempre lo amaría, incluso si tengo que dejarlo. Y Raquel, Arianna, David, incluso Vivian y Carlee; los dejaría a todos sin una explicación. Estaba tan desesperada por saber quién era, encontrar mi lugar en el mundo, que había mentido y dejado atrás a las personas que me amaban y que estaban dispuestas a darme un lugar sin importar quién o qué era.

Ahora la pobre Vivian estaría para siempre sola en sus sueños. Tal vez antes de morir dormiría, y la visitaría una última vez. Me gustaría eso.

Me podía imaginar a Lend con David y Arianna, preocupados. El rostro de Lend… me odiaba por lo que esto le haría, lo que ya le había hecho. ¿Cómo pude haber sido tan egoísta, mentirle durante tanto tiempo? Se merecía la oportunidad de tomar su propia decisión, pero se la había quitado al ocultar la verdad, como tantas personas la habían escondido de mí. Y, por supuesto, no me había elegido, no me elegiría a mí, pero fue su elección. Al menos por un tiempo habíamos sido más felices de lo que he sido el resto de mi vida.

Tomé una respiración profunda, temblando, tratando de calmar mi ritmo cardíaco. Si me iba a morir, quería que fuera pacífico, por lo menos. Me quedaría aquí y moriría mientras pensaba en Lend, Raquel, Arianna, y David. Cayendo en el olvido lleno de mi amor por ellos no era una mala manera de irse.

Sonreí, recordando el momento en que Arianna discutió con Reth y lo arrojó a un árbol por sus esfuerzos. Lástima que nunca supimos si Cheyenne y Landon terminaron juntos. Esperaba por el bien de Arianna que lo hicieran. Había tenido bastante decepción en su vida y muerte como fuera.

David y su ridícula fe en todo el mundo a su alrededor, su amor eterno por un paranormal que nunca, jamás, lo amaría de la misma manera. No era tonto o ingenuo. Amar a alguien completamente como eso era mucho más valiente de lo que nunca le había dado el crédito que se merece.

Raquel. Su suave acento español y su arsenal infinito de suspiros. Me preguntaba cuál iba a utilizar cuando no regresara. No me pregunto si estaría triste. Sabía eso ahora, sabía que era tanto una hija para ella como ella era una madre para mí. Y si las dos estábamos jodidas, bueno, más veía la vida normal, más me daba cuenta que era típico.

Y Lend. Mi Lend. Todo lo que tenía que hacer era pensar en su rostro. Eso sería suficiente para sostenerme en el vacío, siempre me había hecho sentir que no estaba vacía. Nunca estaba vacía con Lend.

Mi corazón se calmó, el dolor reemplazado por algo nuevo: una extraña especie de suave tirón, como si fuera la aguja de una brújula. Cuanto más pensaba en la gente que amaba; sobre todo en Lend, más fuerte se ponía. Lo quería. Quería estar con él más que nada en el mundo entero.

Me quedé de pie, demasiado asustada para pensar en lo que estaba haciendo, demasiado asustada para esperanzarme. Seguí la sensación, pensando en Lend. Qué si siento como si sostengo su mano. Verlo dibujar. Esos momentos preciosos cuando no hizo nada más que estar a mi alrededor. La forma en que se reía. La mirada que tiene en sus ojos cuando estaba a punto de decir algo que sabía que era inteligente. La forma en que me miraba mientras yo hablaba, como si fuera todo lo que siempre había querido en todo el mundo.

Cerré los ojos, caminando hacia adelante con mi mano buena en alto, sonriendo mientras seguía este sentimiento. Me aferré a mi imagen de Lend, rodeado de Arianna, Raquel y David. Esa imagen se sentía como un lugar, se sentía como lo que siempre había imaginado que se sentiría estar en casa. El aire muerto delante de mí se agitó, se solidificó, por lo que tropecé y caí fuera de la oscuridad, directamente en Lend.

Mi Lend.

Y entonces él me sostenía, y yo estaba llorando. Raquel, David y Arianna estaban allí, también. Lend acariciaba mi cabello, repitiendo la misma cosa una y otra vez.

—Está bien, estás en casa. Estás en casa.

Y por primera vez en mi vida, sabía que era verdad.
Fin del capítulo

Capítulo 42 Encuéntrame en el medio
Traducido por flochi



Sinceramente, pequeña mocosa —dijo Arianna, poniendo cuidadosamente los retoques finales a mi férula—, si hubiera sabido que ibas a requerir tanta atención, no habría accedido a ser tu compañera de habitación.

Sonreí, mis dientes apretados contra el dolor. —Te quiero, también, Ar.

—Y eres una idiota, por cierto. Si me hubieras dejado hablar, te habría explicado que me tomé la libertad de poner aplicaciones en lugar tuyo para la Universidad Americana y la Universidad George Washington, las cuales quedan a una rápida distancia de viaje en tren de Georgetown.

—¿Tú…qué?

—Y si esos no funcionan, estoy más que dispuesta a usar mis trucos de vampira en el directivo de admisiones. Solo porque no puedo tener una vida no quiere decir que voy a dejarte ser tan estúpida con la tuya. Puedes agradecerme más tarde.

La miré fijamente, sorprendida. No sabía que decir. Había estado tan centrada en Georgetown, que no había estado dispuesta a pensar en otras opciones. Me conmovió que Arianna haya estado cuidándome de esa manera.

Por supuesto, estar cerca de Lend ya no podría importar.

—¿Estás segura de que no quieres ir al hospital ahora mismo? —Los ojos de Raquel todavía estaban apretados por la preocupación. Había venido inmediatamente a la casa de David cuando Jack le dijo que yo estaba desaparecida. Estaban sentados ahora, hombro a hombro.

—Puede esperar hasta mañana.

Raquel soltó un suspiro de 
por qué debes ser tan testaruda, luego sacudió la cabeza. —No puedo creerlo de Jack. Estaremos pendientes de él; si lo atrapamos, las celdas de hierro lo contendrán. El pequeño demonio no puede hacer puertas allí. Hablando de eso, todavía no estoy completamente segura de cómo conseguiste salir de los Senderos tú sola.

—No lo sé. Reth y Jack dijeron que uno debe sentir el lugar al que quieres ir, tener una conexión con él. Para Reth eran los nombres; para Jack era haberlos visto antes. Para mi fue… —Me ruboricé, mirando hacia Lend, sentado junto a mí, pero-sin-tocarme—. Bueno, fuiste tú. Todos ustedes. Una vez que me concentré en los recuerdos de ustedes, fue como si sintiera mi camino hacia aquí.

Arianna parecía confundida. Es cierto que tenían mucho que asimilar, entre todo el asunto de Jack-es-un-psicópata-que-quiso-destruir-toda-una-especie, también el asunto de que resulta-que-soy-menos-humana-de-lo-que-pensábamos. Lend permaneció en silencio todo el tiempo, lo que me puso cada vez más nerviosa. ¿Iba a ser difícil para él estar cerca de mí ahora? Todavía lo amaba, siempre lo haría, y estaría de acuerdo en todo lo que él quisiera hacer con nuestra relación, pero la cuestión de no-tocar-no-hablar iba a tener que terminar.
Está bien, quizás no estaba muy dispuesta a dejarlo ir.

Está bien, probablemente nunca estaría dispuesta a dejarlo ir.

Arianna frunció el ceño. —Pero cuando estuviste atrapada en los Senderos, ¿por qué no llamaste a algún hada, a tu padre? ¿Reth no te dijo su nombre?

Mi mandíbula cayó. —Bleep. Vaya. Ni siquiera se me cruzó por la mente. —No podía creer lo estúpida que fui, dispuesta a pudrirme y morir en los senderos cuando sabía el nombre de un hada que no fuera la homicida de Fehl. Pero eso también tenía otro significado. Cuando fue preciso, ni siquiera pensé en mi “padre” o de dónde venía yo. Pensé en las personas que tenía, las personas que significaban algo para mí.

¿Y qué con el asunto del parentesco hada? Que se vayan a la mierda. Saber de dónde venía no cambiaba quién era yo. Mi estúpido padre podía pudrirse en el Reino de las Hadas por el resto de la eternidad. No significaba nada para mí.

Y en su mayor parte yo 
no era nada.

Demasiado malo era no haberlo descubierto antes de destruir mi relación con el amor de mi vida. Lo había echado todo a perder, tan ocupada tratando de crear el ideal que tenía de una vida y tan paranoica acerca de perder a Lend y ser lastimada que me saboteé. Le eché un vistazo a Lend, deseando que hiciera algo, que dijera algo.

Como en respuesta, se puso de pie y me tendió su mano. —¿Podemos dar un paseo?
—¡Seguro! —Le permito ayudarme a levantar, insegura sobre si puedo o no seguir sosteniendo su mano. Pero él no la suelta mientras nos dirigimos afuera y bajamos el camino hacia el estanque. Allí se detuvo abruptamente a mitad de camino.

—No puedo… —Su rostro retorcido de alguna manera entre la ira y la tristeza—. No puedo creer que no me dijeras. ¿Por qué?

No puedo soportar mirar su rostro, así que me quedo estudiando la manta de hojas muertas sobre el suelo. —Eres la persona más importante que tengo en la vida, lo mejor que me ha pasado. Y odio un poco eso, cuanto te amo. Porque he perdido mucho en mi vida, y amarte significaba que eso pasaría de nuevo. El solo pensamiento de verte marchar, de convertirte en alguien como tu madre que ya no pudiera amarme-es más fácil de superar cuanto antes. No me matará ahora, no lo creo, pero más tarde podría hacerlo. Y lo lamento, debería haberte dicho, pero pensé que si no lo sabías podríamos hacer que funcionara de alguna manera. Siempre me has hecho sentir calidez, olvidar el vacío. Fue egoísta, y no fue justo de mi parte. Todos merecen saber lo que son.

—Evie…tú…¡GAH! —gritó Lend, y lo miré, sorprendida. Tenía las dos manos cerradas en puños y estaba con la vista en el cielo. Después de unos cuantos segundos volvió a mirarme, toda la ira se había ido de su rostro—. No soy inmortal.

—Pero vi…

—Sé lo que viste, y estoy seguro de que tienes razón, pero ser inmortal no significa que me haga 
un inmortal. No me trates como si fuera mi mamá. Ella siempre ha sido de esa manera…ella no puede ser de otra manera. No crece, no cambia. ¿Estás diciendo que soy lo mismo?

—¡Por supuesto que no!

—¡Entonces no actúes como si no tuviera otra opción! Nunca he querido esa vida, ese mundo. Y sé que algún día tendré que tomar una decisión, pero bleep, Evie, ¡tengo dieciocho! Por un largo tiempo no tengo que enfrentarme con la eternidad.

—Pero lo harás, finalmente.

Puso sus ojos en blanco. —Actúas como si fuera a hacer mis maletas y saltar al río más cercano la semana entrante. Lo que sería una pésima idea ya que tengo que entregar un ensayo muy importante. Ese no es mi mundo. Este lo es. Y voy a vivir mi vida de la manera que quiera. La cual es conseguir una licenciatura, hacer criptozología a pasos agigantados, tener hijos, y ser ridículamente convencional aparte de ayudar a cuidar a las criaturas paranormales y ser capaz de cambiar de forma. Y voy a hacer todo eso, cada minuto, junto a la chica que amo, la que va a prometer 
siempre ser sincera conmigo sobre todo desde ahora en adelante para que realmente pueda estar ahí para ella.

Parpadeé para contener las lágrimas. Eso fue exactamente lo que quería escuchar, lo que no me hubiese atrevido esperar escuchar. Pero él no lo sabía. ¿Cómo podía estar seguro? —¿Y si cambias de idea? Ni siquiera sé cuánto tiempo voy a vivir.

Dio un paso hacia delante para cerrar la distancia entre nosotros en tanto apoyaba su frente contra la mía.

—La única vida que quiero es una junto a ti. No veo esta brecha que dices ver entre nosotros, pero ¿no puedes encontrarme en alguna parte en el medio?

—¿En el medio?

—No lo sé, la mitad de mañana y por siempre, la mitad entre la vida y la muerte, el medio entre lo normal y lo paranormal. Donde siempre hemos estado.

Mordí mi labio, asintiendo contra su frente. —Hay un lugar para nosotros allí, ¿verdad?

—Siempre. —Puso sus labios sobre los míos, sellando nuestro pequeño lugar en el mundo. Juntos.



Fin de capítulo
Fin del libro

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