sábado, 5 de noviembre de 2011

the unbecoming of mara dyer -prologo - capitulo 1


Prólogo

Mi nombre no es Mara Dyer, pero mi abogado me dijo que tenía que elegir algo, un seudónimo, un nombre de pluma, para todos los que aplicaremos en los exámenes de admisión universitarios. Sé que tener un nombre falso es extraño, pero créeme—es la cosa más normal en mi vida justa ahora. A pesar que decirte eso no es probablemente lo más inteligente. Pero sin mi gran boca, nadie podría saber que alguien de diecisiete años como el Death Cab for Cutie era el responsable de los asesinatos. Nadie podría saber que en algún lugar había un estudiante normal con un contador de cuerpos. Y es importante que sepas esto, así no serás el siguiente.

Comenzó con el cumpleaños de Rachel. Esto es lo que recuerdo.

“Mara Dyer”
Nueva York

Capítulo I: Antes


Traducido por Mery Shaw


Laurelton, Rhode Island

Las coloridas letras cursivas en el tablero se retorcieron a la luz de las velas, haciendo que las letras y los números bailaran en mi cabeza. Estaban mezcladas e indistinguibles, como una sopa de letras. Cuando Claire empujó la pieza en forma de corazón hacia mi mano, me sorprendí. No era normalmente nerviosa, y esperaba que Rachel no pudiera notarlo. El tablero de Ouija fue su regalo favorito esa noche, y Claire se lo había dado. Yo le di un brazalete. Ella no lo estaba usando.

Arrodillándome sobre la alfombra, pasé la pieza a Rachel. Claire negó con su cabeza, rechazando con desprecio. Rachel dejó la pieza.

—Es sólo un juego, Mara —sonrió, sus dientes parecían más blancos en la penumbra. Rachel y yo habíamos sido amigas desde el preescolar, y donde ella era oscura y salvaje, yo era pálida y precavida. Pero no tanto cuando estábamos juntas. Ella me hacía sentir audaz. Normalmente.

—No tengo nada que preguntarle a gente muerta —dije. Y a los dieciséis, era demasiado grande para eso, pero no lo dije.

—Pregunta si a Jude podrías volver a gustarle.

La voz de Claire era inocente, pero yo la conocía mejor. Mis mejillas ardieron, pero sofoqué el impulso de golpearla y reírme de eso. —¿Puedo preguntar por un auto? ¿Cómo que me traerá Santa?

—En realidad, ya que es mi cumpleaños, yo voy primero —Rache puso sus dedos en la pieza. Claire y yo la seguimos.

—¡Oh! Rachel, pregúntale cómo vas a morir.

Rachel chilló estando de acuerdo, y le disparé una mala mirada a Claire. Desde que se mudo aquí hace seis meses atrás, ella se había aferrado a mi mejor amiga como una sanguijuela hambrienta. Su misión en la vida era hacerme sentir como un estorbo, y me torturaba por mi enamoramiento con su hermano, Jude. Yo estaba equitativamente molesta con ambos.

—Recuerda que no debes moverla tú —me ordenó Claire.

—Lo entiendo, gracias. ¿Algo más?

Rachel interrumpió antes de que pudiéramos comenzar a pelear. —¿Cómo voy a morir?

Las tres observamos el tablero. Mis pantorrillas estaban adoloridas por estar arrodillada sobre la alfombra de Rachel por tanto tiempo, y la parte trasera de mis rodillas se sentía húmeda. Nada ocurrió.

Entonces, algo sucedió. Nos miramos las unas a las otras mientras la pieza se movía debajo de nuestras manos. Fue un semi circulo en el tablero, pasando de la A hasta la K, y deslizándose a la L.

Se quedó fijamente en la M.

—¿Te mataran? —La voz de Claire estaba empapada con excitación. Ella era tan superficial. ¿Qué veía Rachel en ella?

La pieza se deslizó en la dirección equivocada. Fue la R, pero volvió de regreso al inició.

Aterrizó en la A.

Rachel parecía confundida. —¿Masacrada?

—¿Mutilada? —preguntó Claire—. Quizás comiences un incendio forestar y te comerá el oso Smokey1. —Rachel rió, disolviendo el pánico que se había asentado en mi estómago. Cuando nos sentamos a jugar había tenido que resistir el deseo de rodar mis ojos dramáticamente hacia Claire. Ahora, ya no tanto.

La pieza zigzagueó a través del tablero, cortando su risa.

R.

Permanecimos en silencio. Nuestros ojos no abandonaron el tablero mientras la pieza se movía desde atrás hacia el principio.

La A.

Luego se detuvo.

Esperamos que la pieza señalara las siguientes letras, pero se quedó quieta. Después de tres minutos, Rachel y Claire retiraron sus manos. Sentí que me observaban.

—Esto quiere que tú le preguntes algo —dijo Rachel en voz baja.

—Si por “esto” quieres decir Claire, estoy segura de que es verdad —Me levanté, estremeciéndome y con nauseas. Lo había hecho.

—Yo no empujé eso —dijo Claire, sus ojos muy abiertos mientras miraba hacia Rachel, luego hacia mí.

—¿Promesa del meñique? —pregunté, con sarcasmo.

—¿Y por qué no? —respondió Claire, con malicia. Se levantó y se acercó a mí. Demasiado cerca. Sus ojos verdes eran peligrosos—. Yo no empujé eso —dijo otra vez—. Eso quiere que tú juegues.

Rachel me agarró de la mano y tiré de ella para levantarla del suelo. Ella miró fijamente a Claire.
—Te creo —dijo—. Pero, ¿Vamos a hacer algo más?

—¿Cómo qué? —La voz de Claire era plana, y la miré de regreso, impávida. Aquí vamos.

—Podemos ver el Proyecto de la Bruja de Blair —La película favorita de Claire, naturalmente—. ¿Qué te parece? —La voz de Rachel fue tentativa, pero firme.

Aparté mi mirada de Clare y asentí, tratando de sonreír. Claire hizo lo mismo. Rachel se relajo, pero yo no lo hice. Por ella, sin embargo, traté de tragar mi ira y mi malestar mientras nos dispusimos a ver la película. Rachel apareció con el DVD y apagó las velas.

Seis meses más tarde, ellas estaban muertas.


1. Oso Smokey, oso popular que canta sobre precauciones a tomar para evitar incendios forestales.

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