lunes, 19 de septiembre de 2011

capitulo 1- supernaturally


Capítulo 1 Hacia el cielo…

Traducido por Dham-Love, flochi y Makilith Vivaldi


Oh, bleep. Iba a morir.

Iba a tener una muerte horrible, espantosa y dolorosa.

Mi mano tembló a mi lado, buscando el Taser rosado que supe que no estaba allí. ¿Por qué habría querido esto? ¿En que estaba pensando? Trabajar en la Agencia Internacional de Contención Paranormal podría ser igual a ser contratado para la servidumbre, y si, tenía algunos altercados con vampiros, brujas y hadas aterrorizantes, pero no era nada comparado al peligro al que me enfrentaba ahora.

El gimnasio de las chicas.

Estábamos jugando futbol—sin rodilleras. La chica a la que suponía que debía cubrir (una criatura tan descomunal que podía jurar que era un troll) se lanzó hacia mi, con vapor prácticamente flotando de sus fosas nasales. Me preparé para el impacto.

Y luego me maraville del claro cielo azul de otoño. No había una nube a la vista. ¿Pero porque estaba mirando al cielo? Tal vez estaba conectado con mi repentina inhabilidad de respirar. Vamos, pulmones. Vamos. Tenían que empezar a trabajar en algún punto, ¿No es así? Puntos claros bailaron delante de mis ojos y sólo pude ver mi obituario: Tragedia golpea durante el Futbol. Que mortificante.

Por lo menos un poco de aire bendito se filtró. Un rostro familiar, enmarcado por largo y oscuro cabello, se reclinó sobre mí. Mi amiga normal, Carlee.

—¿Estás bien? —preguntó ella.

—¡Green! —Un tenor gritó. Estaba bastante segura que la Srta. Lynn tenía una voz más profunda que mi novio. —¡Levántate de tu trasero y regresa al juego!

Ah, Green. Parecía como un lindo apellido cuando Lend lo invento para falsificar mis documentos legales. Sin embargo, entre más lo gritaba la Srta. Lynn, menos me gustaba. —¡GREEN!

Carlee estiró una mano y me ayudo a levantar.

—Está bien. Yo también apesto en futbol —Ella sonrió y corrió. Ella en realidad no apestaba para nada en futbol.

No era justo. Aquí estaba, de pie como una idiota en un campo lleno de lodo, mientras Lend estaba en la universidad. Que pérdida de tiempo. ¿Y de todas formas, quien sabía cuando tiempo más me quedaba? ¿Y si estaba gastando los preciosos remanentes de mi alma en el futbol?

Tal vez podría conseguir una nota del doctor. Podía verla ahora: “A quien le interese: Evie tiene una rara condición en la que no tiene lo suficiente de su propia alma para vivir una vida normal. Por lo tanto, debería estar inmediata y permanentemente excusada de todas las actividades físicas que incluyan sudar y ser tumbada en el mugre”

Ridículo. Pero luego de nuevo, podría haber valido el intento. El papá de Lend tenía algunas conexiones en el hospital…

Me agaché cuando la pelota pasó silbando por mi oído. Una de mis compañeras de equipo, una perversa pelirroja, maldijo mientras corría.

—¡Cabezazo!, ¡Green! ¡Cabezazo!

Carlee se detuvo.

—Sólo finge retorcijones—Ella guiñó el ojo lleno de rimel.

Puse las manos en la parte inferior de mi estómago y me giré hacia la Srta. Lynn, quien estaba parada en la línea blanca pintada en la crujiente hierba, vigilando el juego como un general en la guerra.

Ella puso sus ojos en blanco.

—¿Qué pasa ahora?

Esperando que mi pálido rostro fuera útil por lo menos una vez, gemí

—Fuertes retorcijones.

Ella no se lo creyó y las dos lo sabíamos, pero en lugar de hablar sobre mi mierda, puso sus ojos en blanco y sacudió su pulgar hacia la parte lateral.

—Aunque la próxima vez juegas de portero.

Muchas gracias, Carlee. Brillante idea. Puse cierta distancia entre nosotras y me desplomé sobre el suelo, recogiendo un poco de la creciente y escasa hierba.

Esto no era como la secundaría se suponía que debía ser.

No me malinterpreten, estoy súper agradecida de estar aquí. Siempre había querido ser normal, ir a una escuela normal, hacer cosas normales. Pero todo es tan, tan…

Normal.

Desde que la escuela había empezado hacía un mes, no había ocurrido una sola pelea de chicas. Ni fiestas salvajes donde los policías fueran llamados, tampoco. Y en cuanto a los bailes de mascaras, encuentros a la luz de la luna y besos apasionados en los pasillos, bueno, todo lo que podía decir es que Easton Heights, mi ex programa favorito, había afectado seriamente mi estimación.

Aunque, todavía pensaba que los casilleros eran increíbles.

Mantuve una mano en mi estómago para guardar las apariencias. Recostada en el suelo era una posición mucho mejor cuando era asumida voluntariamente. Miré un pequeño fragmento de una nube sobre el cielo.

Fruncí el ceño. Era una nube extraña. Totalmente sola en el cielo blanco, y había algo más sobre ello…algo diferente. ¿Era eso un destello de luz?

—Dije, ¿Vas a ir a tu próxima clase?

Sorprendida, me senté y le sonreí a la Srta. Lynn.

—Sí, absolutamente, gracias —Me apresuré al interior. Las cosas realmente estaban aburridas si estaba buscando emoción en las nubes.

Pasé mi siguiente clase calculando el número exacto de minutos que quedaban hasta el fin de semana, cuando podría ver a Lend. La respuesta estaba demasiado lejos, pero averiguarlo, era más interesante que, dicen, prestar atención a la lectura de mi profesor de Ingles sobre los roles en Dracula – y ni siquiera había empezado ese libro. Bram Stoker no era un investigador preciso.

Mi cabeza estaba a la deriva hacia un inevitable curso de colisión con el escritorio cuando la puerta se abrió y un encargado de la oficina entró con una nota.

—¿Evelyn Green? —Levanté una mano y ella asintió—. Tiempo de la salida.

Me despabilé. Nunca había sido sacada de la escuela antes. Tal vez Arianna quería salir. Ella era rara y lo suficientemente variable para hacer algo como esto.

Luego de nuevo, no lo era tanto.

Ella no saldría durante un día así de brillante, con toda la cosa de ser un vampiro. Mi estómago se desplomó. ¿Y si algo estaba mal? ¿Y si Lend había tenido un accidente en el campus, había quedado inconsciente, y se había vuelto invisible? ¿Y si el gobierno se lo había llevado y estaba siendo sepultado en alguna instalación de la IPCA?

Tratando con mi mayor esfuerzo de no correr, seguí a la ayudante, una mujer baja con un cabello rubio no natural.

—¿Sabe quién está aquí para llevarme?

—Tu tía, creo.

Bueno, eso aclaraba un poco las cosas. O por lo menos lo haría, si yo tuviera una tía. Pasé por la lista de mujeres, todas paranormales, que podrían pasar por un familiar. No era una larga lista, y no podía pensar porque una sola de ellas estaría aquí. Irrumpí en la oficina. Una mujer con zapatos prácticos (léase: feos) y el cabello negro halado en un severo moño estaba parada con su espalda hacía mí. No podía ser.

Raquel se dio la vuelta y sonrió.

Mi corazón saltó en mi garganta. Por un lado, estaba Raquel, y ella era la cosa más cercana que alguna vez haya tenido a una mamá. Por otro lado, era Raquel, y ella era una de las cabezas a cargo de AICP, la organización que pensaba que yo estaba muerta. La organización que realmente, realmente no quería que me encontrara. Y la organización de la que pensaba que Raquel me estaba protegiendo.

—Allí estás —Ella se puso el bolso en el hombro e hizo un gesto hacia las dos puertas que llevaban afuera. —Vamos.

La seguí, completamente confundida. Afuera en la brillante luz del día en mi normal preparatoria, se sentía mal estar con la mujer que representaba todo lo que había dejado atrás. Todavía quería reclinarme y abrazarla – lo que era raro, debido a que nunca habíamos tenido una relación de abrazos. Por supuesto, también quería salir de eso en la dirección opuesta. Ella era una AICP.

—¿Qué estás haciendo aquí? —Pregunté.

—A juzgar por tu sorpresa, voy a asumir que Davis no te ha estado pasando mis mensajes

—¿El papá de Lend? ¿Qué mensajes?

Ella suspiró. Mis habilidades de interpretación estaban fuera de práctica amontonado, pero eso sonó como un suspiro de me siento cansado y esto va a llevar demasiado tiempo para explicarlo.

Una sombra pasó por el sol y alcé la vista hacía el fragmento de nube. Había definitivamente algo debajo de eso, pero no un destello de luz. Alguno que brillaba. Algo paranormal. Algo con un glamour a través del solo yo podía ver.

—¿Qué es…? —Fui interrumpida por mi propio grito cuando la nube cayó en picada, desde el cielo, envolviéndose a si misma a mí alrededor, y volando de nuevo hacia el cielo.

Fin de capítulo

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