miércoles, 25 de mayo de 2011

capitulo 29

—“¡Ey! “Gritó Damon desde fuera del palanquín. “¿Alguien más está viendo esto?”

Elena lo estaba viendo. Tanto Stefan como Bonnie tenían los ojos cerrados; Bonnie estaba envuelta en mantas y acostada al lado de Elena. Habían bajado todas las cortinas del palanquín a excepción de una.

Pero Elena había mirado por esa ventana, y había visto como la niebla como si fuese una enredadera empezó a acercarse, primero solo vaporosas jirones de neblina pero después más largas, y consistentes velos, y finalmente una manta, que los envolvía a todos. Le pareció como si les estuviesen deliberadamente aislando de la peligrosa Dimensión Oscura, que estaban cruzando la frontera hacía un lugar del que no deberían tener conocimiento, y mucho menos entrar en el.

—“¿ Como sabemos si seguimos por la dirección correcta? “le gritó Elena a Damon después de que Stefan y Bonnie se despertaran. Estaba contenta de poder hablar con él otra vez.

—“Los trurgs lo saben “respondió Damon. “si les marcas un camino a seguir seguirán por el hasta que alguien les pare, o...”

—“¿O qué? “gritó Elena.

—“Hasta que lleguemos a un lugar como este.”

Esto era obviamente un cebo, y ni Stefan ni Elena pudieron evitar morderlo... especialmente cuando el trurg que estaban conduciendo paró.

—“Quédate aquí —le dijo Elena a Bonnie. Abrió una de las cortinas y se dio cuenta de lo mucho que tenía que mirar hacia abajo para ver el suelo. Dios, estos trurgs si que eran grandes. Pero justo después, Stefan estaba en el suelo con sus manos hacía arriba.”

—“¡Salta!”

—“¿No puedes subir y bajarme flotando?”

—“Lo siento. Pero hay algo en este lugar que me impide usar mis Poderes. “

Elena no se dio tiempo a sí misma para pensar. Se lanzó al aire y Stefan la cogió cuidadosamente. Espontáneamente, se agarró a él, y sintió la familiar comodidad de su abrazo.

Después él dijo: “Ven, mira esto.”

Habían llegado a un lugar donde el reino llegaba a su fin y la neblina se dividía, como cortinas sujetadas a ambos lados. Directamente en frente de ellos había un lago helado. Un lago helado y plateado, casi de una redondez perfecta.

—“¿El Lago Espejo? “dijo Damon, ladeando su cabeza.

—“Siempre pensé que era un cuento de hadas “dijo Stefan.

—“Bienvenidos al libro de cuentos de Bonnie.”

El Lago Espejo formaba una cantidad inmensa de agua en frente de ellos, helada justo en la capa de hielo que estaba debajo de sus pies, o eso parecía. Si que parecía un espejo... como un pequeño espejo justo después de haberle echado el aliento cuidadosamente.

—“¿Pero, y los trurgs? “dijo Elena... o más bien susurró. No podía evitar susurrar. El silencioso del lago le hacía sentir presión, como también la falta de cualquier sonido de la naturaleza: No había pájaros cantando, no había ningún crujido en los arbustos... ¡no había arbustos! ¡Ni árboles! En vez de eso, solo estaba la neblina que rodeaba el agua helada.

—“Los trurgs “repitió Elena en un tono un poco más alto. “No podrán andar por ahí! “

—“Depende de cuan de grueso sea el hielo del lago “dijo Damon, echándole su típica sonrisa resplandeciente de 250 kilovatios. “ si es suficientemente grueso, será como andar en tierra para ellos. “

—“¿Y si no lo es?”

—“Hmmm... ¿Los trurgs flotan?”
Elena le echó una mirada de exasperación y miró a Stefan. “¿Tu qué crees?”

—“No lo sé “dijo dudoso. “son unos animales muy grandes. Preguntemos a Bonnie sobre los chicos en el cuento. “

Bonnie, todavía envuelta en las mantas de piel que al llevarlas a rastras estaban empezando a acumular pedacitos de hielo, miró al lago preocupada. “La historia no contaba detalles “dijo. “ sólo decía que fueron para abajo, muy, muy, abajo, y que tenían que pasar unas pruebas de coraje y... y... de ingenio... antes de llegar allí. “

—“Afortunadamente “dijo Damon, sonriendo. “ tengo más que suficiente de los dos para compensar la falta total de los dos que tiene mi hermano...”

—“¡Basta, Damon! “soltó Elena de repente. En el momento que vio la sonrisa, se había girado hacía Stefan, empujándole un poco hacía abajo para que estuviese a su misma altura, y empezó a besarle. Sabía que cuando Damon se girase hacía ellos... les vería a los dos fundidos en un abrazo, Stefan sin saber nada de lo que pasaba. Por lo menos podían todavía tocarse con sus mentes. Y era intrigante, pensó Elena, la cálida boca de Stefan cuando todo lo demás en el mundo era frío. Miró rápidamente a Bonnie, para cerciorarse de que no la había molestado, pero Bonnie parecía bastante contenta.

Cuanto más alejo a Damon de mi, más feliz es, pensó Elena. Ay Dios... esto es un problema.

Stefan habló de forma calmada. “Bonnie, la cuestión es que es tu decisión. No intentes usar la valentía o el ingenio o cualquier otra cosa que no sea lo que sientes dentro de ti. ¿A dónde vamos? “

Bonnie miró a los trurgs, y después miró al lago.

—“Por ahí. “dijo, sin dudarlo, y apuntó al otro lado del lago.

—“Será mejor que llevemos con nosotros los utensilios para cocinar y algo de combustible y mochilas con raciones de reserva “dijo Stefan. “de esa forma, si pasará lo peor, todavía tendríamos provisiones básicas.”

—“Además “dijo Elena.”, aligerará la carga de este trurg.. aunque sea un poco.”

Era como un crimen ponerle una mochila a Bonnie, pero ella insistió. Finalmente, Elena preparó una llena sólo de cálidas, y curiosamente ligeras ropas de piel. El resto llevaba pieles, comida y excrementos... el estiércol animal seco que desde ahora en adelante sería su único combustible.

Fue difícil desde el principio. Elena sólo había tenido un par de experiencias en el hielo que tenía que ser precavida -pero una de ellas había resultado casi desastrosa para Matt. Parecía dispuesta a saltar y girar en todas las grietas- al oír cualquier sonido que podía significar que el hielo se estaba rompiendo. Pero no había grietas; ni agua saliendo y chapoteando en sus botas.

Los trurgs eran en realidad los que parecían estar hechos para andar en agua congelada. Sus pies eran como los de un neumático, por lo que podían expandirlos aún más, hasta casi la mitad de su tamaño original, pudiendo así repartir su peso para no poner demasiada presión en tan sólo un cacho de hielo.

Cruzar el hielo fue lento, pero Elena no parecía particularmente aburrida por ello. Era simplemente el hielo más liso y fácil de deslizarse que había visto jamás. Sus botas querían patinar.

—“¡Hola a todos! “Bonnie estaba patinando, exactamente igual que como si estuviese en una pista de patinaje, hacía atrás, hacía delante y hacía los lados. “¡Esto es divertido! “

—“No estamos aquí para divertirnos. “gritó Elena. Deseaba probarlo ella también, pero tenía miedo de provocar algún roce, incluso una marca, en el hielo. Y además de eso, Bonnie estaba utilizando dos veces más de la energía que necesitaba.

Estaba a punto de ir a donde Bonnie y decirle todo eso, cuando Damon, con una voz de exasperación, dijo todo lo que ella había pensado, y unas cuantas cosas más.

—“Esto no es un viaje de placer en un crucero “dijo tajantemente. “es por el destino de tu pueblo. “

—“Como si a ti te importara “murmuró Elena, dándole la espalda y tocando las infelices manos de Bonnie para consolarla y para que volviera a alargar sus brazos. “ Bonnie, ¿sientes algo mágico en el lago?”

—“No “Pero entonces la imaginación de Bonnie parecía volar a alta velocidad. “Pero puede que sea donde las partes místicas de las dos dimensiones se juntan para intercambiar hechizos. O puede que sea donde usaban el hielo como un espejo mágico de verdad para así poder ver lugares y cosas que están muy lejos. “

—“Puede que las dos cosas. “dijo Elena, lo que secretamente le parecía divertido, pero Bonnie asintió con aire de gravedad.

Y entonces fue cuando llegó. El sonido que Elena había estado esperando.

No fue un estruendo a lo lejos que se podría ignorar o debatir. Habían estado andando con los brazos estirados para evitar que el hielo sufriera mucho peso, mientras los trurgs andaban tras ellos, a los dos lados, como un rebaño de ovejas sin ningún líder.

Este sonido era una grita terriblemente cercana que parecía un disparo de una pistola. Inmediatamente, sonó otra vez, como un látigo, y después empezó a despedazarse.

Era a la izquierda de Elena, en el lado de Bonnie.

—“Patina, Bonnie “gritó. “ Patina tan rápido como puedas. Grita si ves tierra.”

Bonnie no hizo ni una sola pregunta. Salió a la velocidad de un patinador Olímpico en frente de Elena, y Elena se giró velozmente.

Era Biratz, el trurg sobre el que Bonnie había preguntado a Pelat. Tenía una de sus monstruosas piernas dentro del hielo, y al luchar para sacarla, se rompió mas hielo.

¡Stefan! ¿Puedes oírme?

A penas. Voy hacía ti.

Si... pero acércate solo lo suficiente para poder Influenciar al trurgs.

¿Influenciar el...?

Haz que se tranquilice, sácalo, o lo que sea. ¡Esta rompiendo el hielo y solo está haciendo cada vez más difícil el sacarla de ahí!

Esta vez hubo una pausa antes de que Stefan contestara. Aún así sabía, por unos apenas inaudibles ecos, que estaba hablando telepáticamente con alguien más. Está bien, cariño, lo haré. Me ocuparé del trurgs también. Sigue a Bonnie.

Estaba mintiendo. O quizá no mintiendo, pero no le estaba contando todo. La persona a la que le había mandado los pensamientos era Damon. Le estaban siguiendo la corriente. No pretendían ayudar.

Justo en ese momento oyó un chillido estridente, no muy lejos. Era Bonnie en problemas... ¡no! ¡Bonnie había llegado a tierra!

Elena no perdió ni un segundo más. Dejo caer su mochila al hielo y patinó hacía el trurg.

Ahí estaba, tan grande, tan patética, tan indefensa. Lo único que le había mantenido a salvo de los demás monstruos Espantoso Infernales en la Dimensión Oscura, su gran tamaño, ahora se había vuelto contra ella. Elena sintió como su pecho se contraía como si estuviera usando un corsé.

Pero a medida que la miraba, el animal se tranquilizaba un poco. Dejo de intentar sacar su pata trasera izquierda del hielo, lo que significaba que el hielo a su alrededor había dejado de romperse.

Ahora Biratz estaba como agachada, intentando que su otra pierna no cayese. El problema era que lo estaba intentando demasiado, y que no había otra cosa a parte del frágil hielo para apoyarse.

—“¡Elena! “ahora se le podía oír a Stefan. “¡No te acerques más!”

Pero a pesar de que lo dijo, Elena vio una Señal. Sólo unos metros más allá, tirado en el suelo estaba el aparato de hacer cosquillas que Pelat había usado para hacer andar a los trurgs.

Lo cogió cuando pasó patinando por al lado y después vio otra Señal. Detrás del trurg había heno rojizo y la cubierta original para taparlo, una lona enorme. Juntos formaban un camino ancho que no estaba ni mojado ni resbaladizo.

—“¡Elena! “

—“¡Esto va a ser pan comido, Stefan!”

Elena sacó un par de calcetines secos de su bolsillo y cubrió sus botas con ellos. Se ató el aparato de hacer cosquillas a su cinturón. Y después empezó a correr.

Sus botas eran de piel con una especie de fieltro en la suela y con los calcetines para ayudarles, sin resbalarse en la lona pudo impulsarse hacia delante. Se apoyó en ello, deseando un poco que Meredith estuviese allí, para que ella lo hiciese en vez de Elena, pero todo el tiempo acercándose. Y entonces vio su marca; el final de la lona y detrás flotando trozos de hielo.

Pero la trurg parecía fácil de escalar por ella. Muy baja por la parte de la espalda, como un dinosaurio medio metido en un pozo de brea, pero luego un poco más alta por la parte de la curva de la columna. Si sólo pudiese llegar hasta allí...

Dos pasos hasta saltar. Un paso hasta saltar.

¡SALTO!

Elena se impulsó con su pie derecho, voló por los aires un largo tiempo, y... cayó en el agua.

Al instante, estaba empapada de pies cabeza y el shock que le produjo el agua helada fue increíble. Era como si un monstruo la agarrase con las manos llenas de cachos puntiagudos de hielo. El agua hacía que su pelo la cegará e hizo desaparecer todo el sonido del universo.

De alguna forma, arañándose la cara, consiguió liberar su boca y ojos del pelo. Se dio cuenta que estaba solo un poco por debajo de la superficie del agua, y eso era lo poco que le faltaba por empujar hacia arriba hasta que su boca saliese a la superficie y pudiese aspirar una larga bocanada de delicioso aire, el que después le produjo un ataque de tos.

La primera vez que salio, pensó, recordando la vieja superstición de que una persona que se ahoga, volverá a la vida tres veces y después se hundirá para siempre.

Pero lo extraño era que no se estaba hundiendo. Sentía un dolor sordo en su muslo pero no iba hacia abajo.

Muy despacio, se dio cuenta de lo que estaba pasando. Había fallado al llegar a la espalda del trurg, pero había aterrizado en su gruesa cola de reptil. Una de las capas con forma de sierra le había hecho un corte profundo, pero nada grave.

Así que... ahora... todo lo que tengo que hacer es trepar por el trurg, resolvió poco a poco. Todo parecía ir a cámara lenta porque había icebergs cabeceando alrededor de sus hombros.

Levantó una mano en la que llevaba un guante forrado de piel y levantó el brazo hasta la siguiente capa. El agua, al mismo tiempo que empapaba su ropa haciéndola más pesada, también sostenía parte de su peso. Consiguió subir un poco hasta la siguiente aleta. Y la siguiente. Y después aquí estaba la cadera, y tenía que tener cuidado... no tenía más puntos de apoyo para el pie. En vez de eso trato de agarrar algún punto de apoyo para sus manos y encontró algo con su mano izquierda. Una correa rota para transportar el heno.

No es una buena idea... en retrospectiva.

Durante unos pocos minutos que se podían calificar como los peores de toda su vida, se lleno entera de heno, le aplastaron las rocas, y asfixiado el polvo de estiércol viejo.

Cuando todo terminó, miró a su alrededor, estornudando y tosiendo, para descubrir que todavía estaba encima del trurg. El aparato de hacer cosquillas se había roto pero quedaba el suficiente para que ella lo usara. Stefan estaba desesperadamente preguntando, tanto en voz alta como telepáticamente, si se encontraba bien. Bonnie estaba patinando para atrás y para adelante como Campanilla, y Damon estaba gritándole para que volviese a tierra y se quedase allí.

Mientras tanto, Elena estaba subiendo paso a paso por la cadera del trurg. Llegó hasta la cesta rota de las provisiones. Finalmente llegó a la cima del trurg, y se colocó justo detrás de su cabeza con forma de huevo, en el asiento donde un conductor se sentaría.

Y después le hizo cosquillas al trol detrás de las orejas.

—“¡Elena! “gritó Stefan, y después Elena, ¿qué intentas hacer?

—“¡No lo sé! “le respondió con un grito. “¡Intento salvar al trurg!”

—“No puedes, “interrumpió Damon, antes de que Stefan pudiese contestar, en una voz fría y tranquila como el lugar en el que se encontraban.

—“¡Puede conseguirlo! “dijo Elena ferozmente, precisamente porque ella misma tenía dudas de que el animal pudiese hacerlo. “Podríais ayudar tirando de su brida. “

—“No merece la pena. “gritó Damon, y dio media vuelta, andando rápidamente hacía la neblina.

—“Lo intentaré. Hecha la brida hacía adelante. “dijo Stefan.

Elena echó la brida enroscada tan fuerte como pudo. Stefan tuvo que correr casi hasta la esquina del hielo para poder cogerla antes de que cayera. Después lo sujetó de modo triunfante. “¡Lo tengo!”

—“Bien, ¡tira! Dale una dirección que pueda seguir. “

—“¡Lo haré! “

Elena le dio un golpecito a Biratz otra vez detrás de la oreja. Un débil ruido salió del animal y luego nada. Elena podía ver a Stefan dando estirones con la brida.

—“Venga. “dijo Elena, y le pegó con fuerza con el palo.

El trurg levantó un pie gigante, y lo colocó más allá en el hielo, y luchó. Tan pronto como lo hizo, Elena le pego fuerte detrás de la oreja izquierda.

Este era el momento crucial. Si Elena conseguía que Biratz dejase de romper todo el hielo entre sus piernas traseras, puede que tuviese una oportunidad.

El trol muy cautelosamente levantó su pierna trasera izquierda y la alargó hasta que tocó el hielo.

—“¡Muy bien, Biratz! ¡Ahora! “gritó Elena. Ahora si tan sólo Biratz avanzara...

Hubo una gran agitación debajo de ella. Durante muchos minutos Elena pensó que igual Biratz había atravesado el hielo con las cuatro piernas. Después el destrozo cambió al movimiento y de repente, medio mareada Elena supo que habían ganado.

—“Tranquila, tranquila. “le dijo al animal, dándole un pequeño golpecito con el palo. Y despacio, y pesadamente, Biratz se movió hacía delante. Su cabeza con forma de huevo caía hacía delante más y más a medida que se alejaba, y llegó a un banco de neblina, cuando otra vez rompió el hielo. Pero ahí solo se hundió unos centímetros antes de dar con el barro.

Unos cuantos pasos más y estaban en tierra firme. Elena tuvo que tragar su aliento contener un grito cuando la cabeza aboveda del trurg se desplomó, dándole a Elena un viaje un poco terrorífico y corto a los colmillos encorvados. De alguna forma, resbaló justo entremedia de ellos y se levantó rápidamente del cuerpo de Biratz.

—“Sabes, no ha servido para nada hacer eso. “dijo Damon desde algún lugar en la neblina cerca de ella. “Arriesgando tu vida. “

—“¿Que q-quieres decir con que no tiene s-sentido? “Elena exigió saber. No tenía miedo; estaba helada.

—“Los animales van a morir de todas formas. La siguiente prueba es una que no pueden superar y si pudiesen, este no es un lugar donde crece cualquier cosa. En vez de una muerte rápida y limpia en el agua, van a morirse de hambre, despacio. “

Elena no contestó; la única respuesta en la que podía pensar era: “¿Por qué no me lo has dicho antes? “Había dejado de temblar, lo cual era algo bueno, porque hace nada su cuerpo le había hecho sentir como si fuese a hacerse pedacitos.

Ropa, pensó con dificultad. Ese era el problema. No podía hacer tanto frío ahí fuera como en el agua. Era su ropa la que le estaba haciendo pasar frío.

Empezó, con los dedos entumecidos, a quitársela. Primero, se desabrochó su chupa de cuero. No tenía cremalleras, solo botones. Eso era un verdadero problema. Sentía sus dedos como si fuesen perritos calientes congelados, y solo seguían las direcciones. Pero de alguna forma o otra consiguió desatar los botones y la chupa cayó al suele con un golpe sordo, a la vez que caía una de las capas de ropa de piel. El olor de piel mojada. Ahora, ahora tenía que...

Pero no podía. No podía hacer nada porque alguien estaba sujetando su brazo. Quemando sus brazos. Esas manos eran molestas, pero por lo menos sabía a quien pertenecían. Eran firmes y muy delicadas pero muy fuertes. Todo lo que definía a Stefan.

Despacio, levantó su cabeza para decirle a Stefan que parase de quemar sus brazos.

Pero no pudo. Porque en el cuerpo de Stefan estaba la cabeza de Damon. Bueno, eso tenía gracia. Había visto muchas cosas que los vampiros podían hacer, pero no eso de cambiarse las cabezas.

—“Stefan... Damon... para por favor “jadeó entre chillidos y risas histéricas. “¡Duele! ¡Estás demasiado caliente!”

—“¿Caliente? Querrás decir que estas congelada “Las manos hábiles y abrasadoras estaban frotando sus brazos de arriba abajo, echaron hacía atrás su cabeza para frotar sus mejillas. Dejo que pasara, porque tenía sentido que si era la cabeza de Damon, eran las manos de Stefan. “ ¿Tienes frío pero no estás temblando? “dijo una voz severa como la de Damon de algún lugar.

—“Si, debo estar entrando en calor. “Elena no sentía mucho calor. Se dio cuenta de que todavía tenía puesto una prenda larga de piel, una que llegaba hasta sus rodillas, por debajo de sus pantalones. Intento desabrocharse el cinturón.

—“No estás entrando en calor. Estas entrando en la siguiente fase de la hipotermia. Y si no te secas y entras en calor ahora mismo, vas a morir “con delicadeza, levantó su barbilla para mirarle a los ojos. “. Ahora estas delirando... ¿puedes entenderme, Elena? De verdad necesitamos que entres en calor.”

Calor era un concepto distorsionado y lejano como la vida antes de haber conocido a Stefan. Pero “delirando”, si lo entendía. Eso no era bueno. ¿Que hacer excepto reírse de ello?

—“Vale. Elena, espera un momento. Deja que encuentre... “en un momento había vuelto. No lo suficiente para evitar que se quitase las pieles hasta la cintura, pero volvió antes de que se pudiese quitar la camisola.

—“Aquí tienes. “le quitó las pieles húmedas y la arropó encima de la camisola con unas que estaban secas y calientes.

Después de un minuto o dos empezó a tiritar.

—“Esta es mi chica “dijo la voz de Damon. Siguió. “ no pelees conmigo, Elena. Intento salvar tu vida. Eso es todo. No voy a intentar hacer nada más. Te lo prometo.”

Elena estaba desconcertada. ¿Por qué iba a pensar que Damon -decidió que este debía ser Damon- querría hacerle daño?

Aunque podía ser un verdadero capullo a veces...

Y estaba quitándole la ropa.

No. Eso no debería de estar pasando. Definitivamente no. Sobre todo teniendo en cuenta que Stefan debía estar por allí cerca.

Pero en ese momento Elena estaba temblando demasiado fuerte para poder hablar.
Y ahora que estaba en ropa interior, él la estaba tumbando encima de pieles, y tapándola con otras. Elena no entendía que estaba pasando, pero todo empezaba a dar igual. Estaba flotando en algún lugar fuera de ella, mirando sin mucho interés.

Entonces otro cuerpo estaba metiéndose entre las pieles. Volvió rápidamente del lugar donde estaba flotando. Por un instante pudo ver un pecho desnudo. Y después un cálido y compacto cuerpo deslizándose con ella entre el improvisado saco de dormir. Cálidos y fuertes brazos la abrazaron, pudiendo así estar en contacto con todo su cuerpo.

A través de la neblina, pudo oír con dificultar la voz de Stefan.

¿Qué coño estás haciendo?

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