Shelby Puedo ser tan… tan callada, la neblina arruina el silencio, la impaciencia malgasta la caza, me tomo mi tiempo, soy silenciosa mientras me muevo en la oscuridad, el polvo esta en el aire, en la noche del bosque, la luz de la luna crea constelaciones de las partículas que se posan en las ramas de los arboles sobre mi cabeza. El único sonido es mi respiración que sale lentamente por mis dientes, las pisadas de mis pies son silenciosas en la maleza mojada. Mi nariz se siente en llamas, escucho el latido de mi corazón sobre el sonido del agua de un arroyo cercano. Los palos secos empiezan a crujir bajo mi pie...espero, voy despacio, tomo un largo tiempo para quitar mi garra de la rama. Estoy pensando… en silencio… estoy escuchando el sonido de mi respiración, pensando en el frió que entra en mi al respirar.
Escucho una fuerte pelea cercana, que capta mi atención y ahora espero. Mi estomago esta vació y comprimido y escucho un animal en pánico. La rama bajo mi garra se hace a un lado y me adentro en la oscuridad, mis oídos se afinan, el animal esta cerca, está cerca y suena como un animal grande e incapacitado... ¿un venado? En algún lugar cercano un insecto nocturno llena la noche con un sonido que cliquea antes de que me mueva otra vez. Mi corazón late rápido entre los cloqueos. ¿Qué tan grande será? Si el animal esta herido no importara el hecho de que estoy cazando sola.
Algo toca mi hombro, suave, con ternura, quiero retroceder. Quiero voltear y quebrarlo entre mis dientes. Pero estoy muy quieta, me paralizo por un muy largo momento y volteo para ver lo que aun está tocando mi oreja como el toque delicado de un pluma, es algo que no puedo describir, algo flotando el aire, a la deriva en la brisa, toca mi oreja una y otra y otra vez. Mi mente se quema y se dobla luchando para encontrar la palabra de lo que es, ¿papel? No entiendo porque está ahí colgando de un árbol como una hoja en un rama cuando no es una hoja. Me hace sentir inquieta, después de buscar en el piso hay artículos a la vista con un desconocido y molesto olor. Pedazos de piel de un animal destrozado dejados ahí. Me alejo de ellos, doy vuelta a la izquierda y de pronto veo a mi presa… solo que no es un venado… es una chica, retorciendo en el suelo con las manos en la tierra mojada. Llorando cuando la luz de la luna la toca, ella brilla de color blanco en contraste con el fondo, el miedo emana de ella, mi nariz se impregna de ella, ya estoy inquieta sintiendo la piel en la parte de atrás de mi cuello erizarse y levantarse. Ella no es un lobo, pero huele como uno, estoy muy callada, la chica no me ve venir. Cuando abre sus ojos, estoy justo frente a ella, mi nariz casi tocándola. Ella estaba echando respiración caliente a mi cara, pero cuando me ve, para. Nos miramos la una a la otra, cada segundo que sus ojos miran los míos mas mi piel se eriza en mi cuello y espalda. Sus dedos hacer curvas en la tierra, cuando se mueve su olor es menos a lobo y mas a humano, el peligro zumba en mis oídos, le enseño
mis dientes y retrocedo. En todo lo que puedo pensar es en retirarme, poniendo solo arboles a mi alrededor, y poniendo espacio entre nosotras, de repente recuerdo el papel colgando en el árbol y la piel en el piso. Me siento de nervios por la extraña chica que esta frente a mí y la extraña hoja detrás de mí. Mi estomago toca la maleza mientras me acurruco con la cola entre mis piernas. Mi gruñido empieza lento que puedo sentirlo en mi lengua antes de oírlo. Estoy atrapada entre ella y las cosas que huelen a ella que están en el piso y moviéndose en las ramas. Los ojos de la chica todavía me miran, retándome, deteniéndome, soy su prisionera y no puedo escapar.
Cuando ella grita… la mato.
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